jueves 25 abril
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Ellas ya no son ‘una excepción’

Hoy, Día Internacional de la Mujer Trabajadora, las que tienen empleo recuerdan que no hay distinción entre sexos cuando lo determinante “es la valía como profesional”

Ellas ya no son ‘una excepción’

Agentes del Cuerpo Nacional de Policía de Granada. Foto: N.S.L.

Aunque diferentes entre sí, hay algo que las une a todas ellas. Profesionales incansables que han conseguido el respeto de sus compañeros y el reconocimiento como expertas en su ámbito, lejos de luchas estériles, a veces hasta cansinas, entre hombres y mujeres. Misma pasión, dedicación, altruismo, vehemencia, arrojo y vocación. Policías Nacionales, conductoras de autobús y pisteras o socorristas en Sierra Nevada. Por suerte, ya no existen profesiones en las que la presencia de las féminas sea de extrañar.

Buena cuenta de ello pueden dar Inmaculada, Mónica, Carmen, Esther, Lola o Silvia. Estas seis agentes, pertenecen al Cuerpo Nacional de Policía de Granada y todas llevan más de diez años trabajando en él. Tiempo en el que se han enfrentado a situaciones muy delicadas que han aprovechado para crecer tanto profesional como personalmente -atentados, atracos y secuestros, entre otros-. Ellas forman parte de esa plantilla integrada por 97 mujeres (88 en Granada y nueve en Baza y Motril), de las que dos son inspectoras jefes, ocho inspectoras, 10 subinspectoras, 14 oficiales y 63 policías.

De hecho, Inmaculada fue la primera Policía Nacional en Granada y, justo hoy, cumple tres décadas en el Cuerpo. "Desde pequeña, me atraía mucho la Policía, pero al no haber mujeres, no tenía ni idea de cómo era esto. Hace 30 años, como es lógico, se escuchaban voces a favor y en contra de la mujer aquí, pero no fue algo que me preocupara porque yo vine a trabajar, no me dejé llevar por lo que pudiesen opinar de mí. Además, no era ni es cuestión de demostrar nada a nadie, sino de saber que vienes a trabajar seas quien seas", recalca Inmaculada. Pese a que en la actualidad ocupa un puesto en el Departamento de Estadística, ha pasado por el Grupo de Robos con Violencia, Patrulla a Pie, Estupefacientes, Homicidios y el Grupo de Menores.

A su lado, Mónica O., subinspectora y parte fundamental en la Delegación de Formación, lleva 24 años en la Policía y asegura que siempre quiso ser agente. "Entré con 22 años y he estado destinada en Ávila, Las Palmas de Gran Canaria, Barcelona, Melilla y ahora aquí en Granada, donde llevo diez años. Para mí, entrar en el Cuerpo ha supuesto una de las mayores satisfacciones personales de mi vida. Durante estas más de dos décadas, he vivido algunas situaciones de discriminación, pero el tiempo y el saber actuar ponen a cada uno en su sitio. Hoy en día, no hay diferencias, la mujer es un compañero más", mantiene Mónica. Opinión compartida por la inspectora Carmen M., jefa de la Sección Técnica de la Brigada de Policía Judicial y con 16 años de trabajo a su espalda; Esther, secretaria de la Comisaría Centro y segunda jefa de la citada comisaría, con otros 15 años de experiencia; Lola, en el Servicio de Atención a la Familia donde lleva cuatro años y 24 en el Cuerpo; y Silvia, que con 14 años en la Policía Nacional, en estos momentos, forma parte del gabinete de comunicación de la institución.

Ellas ya no son ‘una excepción’

Patricia Sánchez en uno de sus turnos como conductora de autobús. Foto: AG

Al volante de la alta montaña

Por otro lado, Patricia Sánchez, no pertenece a ningún Cuerpo de Seguridad del Estado, pero sí comparte con ellas el haberse integrado en un equipo de trabajo donde los hombres fueron los primeros. Esta argentina de nacimiento, granadina de adopción y apasionada de los grandes vehículos, lleva como conductora de autobús de Rober siete años y medio. Una aventura en la que comenzó cuando un día, en el Albaicín, se subió a un microbús y la chófer era una conocida de su barrio. "Yo le pregunté cómo lo había conseguido y ella me dijo que me sacara el carné para autobús sin más. Y eso hice. En cuatro meses ya lo tenía. Todo un logro para mí porque tuve que ir a Argentina a renovarme el permiso de circulación del coche, volver y estudiar como una cosaca para sacármelo. Fueron las 16 semanas más amargas de mi vida, pero el esfuerzo valió la pena, puesto que ahora trabajo en lo que más me gusta", asegura ‘la rubia’, como la conocen todos. "En este tiempo, solo he escuchado un comentario que me dio pena y rabia a la vez. Durante un trayecto, en una de las paradas, se subió un pasajero que, al picar el billete, no saludó ni levantó la cabeza. Cuando se dio cuenta de que era una mujer la que iba al volante me dijo, "si llego a saber que la que conduce es una mujer, no me subo". Yo estaba en la cabina y, obviamente, no iba a salir de allí para contestarle o perder las formas. Las propias señoras me defendieron, pero es una experiencia que guardo con tristeza, no por mí, sino por él", explica Patricia mientras saluda, de reojo, al que va pasando por el sitio.

Esta mujer 'todoterreno', de sonrisa perenne, enamorada de su profesión y muy valorada por el resto de conductores, ha llevado casi todas las líneas de bus que hay en Granada. "Nunca me he sentido discriminada o infravalorada por ser mujer aquí. Es más, hablo con la mayoría de ellos y los conozco por el número de coche que suelen llevar", reconoce entre risas.

Ellas ya no son ‘una excepción’

Teresa Hernández en uno de sus recorridos por las pistas de Sierra Nevada. Foto: AG

A unos cuantos kilómetros de la Avenida de Dílar, en la alta montaña, Teresa Hernández se prepara para comenzar su jornada laboral. Es pistera o socorrista de la Estación de Esquí de Sierra Nevada desde la temporada 98/99. Una profesión que, afirma, tiene que ser "vocacional" porque, de otra manera, "no lo aguantarías". "Mi pasión por la sierra la he vivido desde pequeña y siempre he tenido claro que quería ser pistera, sobre todo, por el lugar donde se realiza el trabajo", destaca Teresa quien hace hincapié en que en el Departamento de Pistas “todos somos iguales”. "Aunque las mujeres estamos aún en minoría, no hay distinción de sexos. A la hora de trabajar, no hay diferencias. De ahí que nos ayudemos los unos a los otros, algo imprescindible, ya que es un oficio complicado en el que se tiene que batallar con nieve, viento, lluvia, frío e hielo. Pero, lo cierto es que me siento muy integrada y realizada, cada día te enfrentas a una experiencia que no has vivido antes", manifiesta.

Estas ocho mujeres tienen muy claro que su condición como tales no es determinante en la labor que desempeñan, sino que son sus capacidades y profesionalidad las que las hacen tan válidas como cualquier otro. Es por eso que insisten en que el Día Internacional de la Mujer Trabajadora cobra más sentido si se celebra junto a "ellos".

 

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