jueves 28 marzo
SEMANA SANTA 2017 | VIERNES SANTO | CRÓNICA   |   |

La esencia de la recta final

El antepenúltimo día, caluroso ante todo, queda marcado por Favores, centro de todas las miradas · Emoción en Ferroviarios y Escolapios · Solemnidad de Sepulcro y Soledad de San Jerónimo, sin indulto

El Viernes Santo de Granada mantiene la esencia en la recta final de la Semana Santa de Granada. Seis hermandades dieron argumentos para disfrutar de una jornada esencial en la pasión a la par que única.

El día fue muy caluroso, lo que permitió volver a disfrutar de las cofradías con buen tiempo pero, al mismo tiempo, generó algún que otro problema a los cortejos. Los Favores fue el centro de todas las miradas, mientras que Ferroviarios y Escolapios llenaron de emoción su discurrir. La solemnidad de la jornada la aportaron Sepulcro y Soledad, y el recogimiento, la Soledad de Nuestra Señora a las tres de la tarde.

Granada volvió a concentrarse en multitud en este enclave del Realejo. Foto: Guillermo L. González

Silencio en el Campo del Príncipe

La jornada comenzó para los cofrades granadinos con una cita obligada a las tres de la tarde en el Campo del Príncipe, donde cada año la Semana Santa está emplazada a conmemorar la muerte de Cristo con el sonido de un cornetín y la presencia de la Soledad de Nuestra Señora. 

Fue el joven Juan Manuel Serrano, integrante de la Agrupación Musical del Dulce Nombre, el que hizo sonar durante unos ocho segundos la trompeta con la que Granada se arrodilla cada Viernes Santo ante el Cristo de los Favores en un nuevo acto que hace única la pasión granadina.

Previo a este momento clave de estos ocho intensos días en cada rincón, el encargado arzobispal de dirigir unas palabras fue el cardenal Fernando Sebastián, arzobispo coadjutor durante el mandato de José Méndez. La cita volvió a ser multitudinaria e incluso generó algunas intervenciones de las asistencias médicas, debido a la alta temperatura congregada en este punto del Realejo.

La cofradía de los Ferroviarios volvió a brillar en cada rincón. Foto: Álex Cámara

Un paso con luz propia

En la salida de la Hermandad de los Ferroviarios se congregaron también numerosos cofrades deseosos de presenciar en la calle el primer cortejo del día. El Cristo de la Buena Muerte llegó a las calles de Granada sobre su nuevo paso totalmente concluido, lo que ha permitido ver todos los detalles del trabajo realizado por Miguel Santana con acierto.

En el cortejo de nazarenos grana y verde se pudo ver también la presencia de los veteranos de los legionarios de Granada, quienes rindieron honores al crucificado de Antonio Díaz Fernández, que precedía a la imagen de Nuestra Señora del Amor y el Trabajo, conducida de manera acertada por la cuadrilla de Óscar Jiménez. En el primero de los varales lució un lazo rosa, por todas aquellas valientes que luchan contra el cáncer en el día a día.

El Campo del Príncipe fue un río de devotos por el Cristo de los Favores. Foto: Guillermo L. González

Devoción por los Favores

El Campo del Prínicpe era uno de los puntos emblemáticos para seguir la antepenúltima jornada de la pasión y así quedó demostrado no solo a las tres de la tarde sino tres horas después con la Hermandad de Los Favores.

La devoción por el imponente crucificado de Pablo de Rojas se notó no solo en el amplio cortejo, sino también en la cantidad de fieles que hacían promesa tras él. Los hombres de Alberto Ortega cuidaron con todo tipo de detalles el discurrir de la cofradía, que dejó momentos inolvidables en su regreso.

Precisamente uno de ellos se vivió antes de llegar a la Plaza del Realejo, donde la Virgen de la Misericordia Coronada fue protagonista de una petalá que, por fortuna, es lo único que está cayendo del cielo durante estos días. Saetas y vítores a ambas imágenes titulares protagonizaron el regreso hasta San Cecilio.

El Puente Romano se quedó pequeño para ver a los Escolapios. Foto: Álex Cámara

Sin miedo a las alturas

La siempre dificultosa salida de los dos pasos de la Hermandad de los Escolapios pone siempre el momento tenso de la jornada en las salida como en el regreso, pero el equipo de Agustín Ortega y Manuel Sánchez siempre saben medir a la perfección las distancias que deja la altura del paso con el dintel de San José de Calasanz.

La cofradía escolapia se puso en las calles con un cortejo que, aun no siendo de los más extensos de los últimos años, supo estar a la altura del Cristo de la Expiración, que con sus más de dos metros de cruz llega a los cielos de Granada cada Viernes Santo.

De igual belleza es la talla de la Virgen del Mayor Dolor, Reina de Roma, que en unos meses estará en Sevilla; y que volvió a dejar patente el romance inigualable entre este palio admirado por sus detalles y el Puente Romano del Genil, enclave que volvió a quedarse pequeño.

La imagen de la Soledad estrenó la cruz en la parte trasera. Foto: Guillermo L. González

Solemne Santo Sepulcro

La sobriedad del día la aportaron dos hermandades. La primera de ellas la del Santo Sepulcro, que se puso en la calle con un cortejo en el que no faltó la representación de varias hermandades de la pasión granadina. En concreto fueron hasta nueve las que participaron del que se denomina como 'Entierro Oficial', pese a que otras 16 no hicieron acto de presencia.

Además de continuar trabajando en esta línea, el discurrir de la cofradía dejó buenas sensaciones con la presencia de la Banda Municipal de Música de Granada y una capilla musical que invitaba al recogimiento debido a la muerte de Cristo.

La Soledad de San Jerónimo lució los faroles del paso del Cristo del Trabajo hace unos años. Foto: Álex Cámara

'Chías' condicionadas

La jornada del Viernes Santo la cerraron las conocidas 'Chías' de la Soledad de San Jerónimo, que tras discurrir por el Pasaje Diego de Siloé afrontaron su llegada a la Carrera Oficial solo con dos de los cuatro personajes que forman parte de este carcaterístico momento de la Semana Santa. En este caso la salud impidió a los dos tambores continuar el recorrido, por lo que las fanfarrias quedaron solas abriendo el recorrido.

Además, en esta ocasión tampoco hubo indulto en la cofradía y se quedó en un tercer grado que el reo, que acompañó a la imagen del Descendimiento, agradeció igualmente.

La Soledad que talló Pedro de Mena volvió a dejar la buena sensación de ser una de las dolorosas más bellas de la Semana Santa de Granada y que ya se prepara para poder estrenar próximamente su nuevo paso.

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