La magia del segundo día
El Lunes Santo de Granada trae consigo cinco maneras diferentes de interpretar la pasión · El Trabajo y Huerto aportan el carácter de barrio, el Rescate la elegancia, Los Dolores la personalidad y San Agustín la sobriedad
Si por algo son recordados cada uno de los Lunes Santo de Granada es por la variedad de maneras de entender la Semana Santa. En cada rincón de la ciudad, de Norte a Sur, con la implicación de hasta cinco barrios a cual más cofrade, la pasión granadina recibe a otras tantas cofradías, cada una con sus formas, mejorables o no, pero que la hacen única.
De nuevo el buen tiempo fue una nota predominante durante la segunda jornada, en la que esta vez las calles no registraron la multitud del Domingo de Ramos, pese a que en cada una de las salidas los espacios habilitados para ello, estrechos en su mayoría, quedaron pequeños para disfrutar de otro día para enmarcar.
Los luceros, protagonistas un año más desde el Zaidín. Foto: Guillermo L. González
Devoción zaidinera
Han pasado 25 años desde que la imagen de Nuestra Señora de la Luz de la Hermandad del Trabajo fuera bendecida. Las conmemoraciones y efemérides, además de ser un buen argumento en muchos casos para reencontrarse con los titulares; suponen la mejor piedra de toque para ver cómo pasa el tiempo.
Un cuarto de siglo desde que el Zaidín disfruta con los rayos que emite el primer paso de palio zaidinero de toda la Semana Santa, en la que los luceros lo conducen con acierto por parte de José Manel Urente. Dicen en el barrio que la recogía fue una de esas que crean época, con una bulla para no olvidar, la misma que ya llevaba el Jesús del Trabajo desde su salida hasta que regresó a Corpus Christi.
Ellas en este caso dieron pasos siempre firmes y de frente, con elegancia para un misterio que además quiso homenajear a la hermandad del Vía Crucis, al reflejarse en el rostro de Jesús de la Amargura en el paño de la Verónica. En su inicio, fruto de las ganas del día en que se regresaba a las calles, las chicotás fueron interminables al enlazar hasta tres y cuatro marchas para enfilar la Avenida de Dílar. Sabor de barrio en estado puro.
A Los Dolores le antecedió un amplio cortejo desde su salida. Foto: Guillermo L. González
Personalidad junto al río Darro
Si por algo destaca esta segunda jornada es porque desde el río Darro se pone en la calle una de las hermandades más clásicas a la par que con mayor personalidad de la Semana Santa de Granada.
Los Dolores impregnó de salmón las aguas que circulan en la parte baja de la Alhambra, con la que de nuevo se produjo ese reencuentro de cada Lunes Santo después de sortear la siempre dificultosa salida desde San Pedro y San Pablo.
Antonio Rodríguez condujo a sus hombres con categoría hasta la Carrera Oficial, en la que se produjeron algunos parones que provocaron el distanciamiento entre camareras. En su regreso, la cofradía vivió momentos únicos en Elvira, Plaza Nueva y, sobre todo, el Darro, que ya cuenta los días hasta el año que viene.
El barrio de la Magdalena se volvió a empequeñecer ante la grandeza de Jesús del Rescate. Foto: Álex Cámara
Trinitario Jesús del Rescate
A la misma hora, desde el centro de Granada, se ponía en la calle el paso del Señor Trinitario de Granada, el de Jesús del Rescate, cuyas capas de cargos y escoltas estrenaron el escudo de esta orden.
El Señor repartió rescate en cada esquina por la que transitó con un amplio cortejo que corrobora el buen momento que atraviesa la cofradía de la Magdalena, en donde tanto en su salida como en el regreso las saetas tuvieron un papel destacado.
La próxima vez que se le pueda ver en las mismas calles que dejó pequeñas a su paso, Jesús del Rescate habrá cumplido ya los 300 años desde las hechuras de su imagen. Será en 2018. Otro motivo más para disfrutar, muy probablemente en dos ocasiones, des esta imagen única de Diego de Mora.
El Huerto, en su discurrir por la calle Molinos de Granada. Foto: Guillermo L. González
Santiago es de Amargura
Por más limitado que sea el espacio existente para poder presenciar el discurrir de las hermandades granadinas, hasta allí que se van cientos de personas para poder disfrutar de los cortejos y el andar costalero. Es lo que sucede cada segundo día de la pasión granadina en la calle Santiago, en donde cada rincón se hace enorme para disfrutar del imponente misterio y del palio de Amargura.
Con dos salidas impolutas, la hermandad del Huerto e puso en la calle con la seriedad y organización que la caracteriza, sin faltar el homenaje ante las madres Comendadoras de Santiago, en un encuentro también único de la pasión en pleno Realejo granadino. La primera levantá del paso del Señor la dieron los hermanos mayores de la Borriquilla, Vía Crucis y el Rosario, por sus respectivas efemérides que celebran este año.
Pero si por algo será recordado este Lunes Santo es porque Granada no se cansó de escuchar una y mil veces si hubiera hecho falta 'Mi Amargura', el tema dedicado a la titular mariana del Huerto que ahora cumple diez años desde que fuera trazado por Víctor Ferrer. Para celebrarlo, el propio músico fue el encargado de dar una emotiva llamada en Carrera Oficial.
El Puente de Castañeda quedó pequeño para el paso de la Virgen de la Concepción. Foto: Álex Cámara
Imponente primer crucificado
Pero aunque el día ya parecía muy completo de por sí, faltaba el momento clave que llegaría desde la calle San Antón, en donde la alegría que impregnaban el resto de hermandades se transformó el seriedad con el primer crucificado de la Semana Santa de Granada.
Jacobo Florentino supo reflejar en su rostro perfectamente la víspera de una muerte. El Cristo de San Agustín avanzó imponente desde el Convento Santo Ángel Custodio, en donde solo las campanas rompían el silencio guardado escrupulosamente por los presentes.
Detrás de él, su madre, a la que precedió una coral dando un sabor más sereno y llamativo a la estación de penitencia hacia la Carrera Oficial. En su regreso solo la luz de la luna quiso dar luz, junto a la cera de los nazarenos, a una hermandad que va camino de conmemorar el quinto centenario de la talla del Cristo.
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