viernes 19 abril
LA CRÓNICA HORIZONTAL   |   | Luis F. Ruiz (Enviado especial a La Coruña)

Otro parto con éxito

Miguel Lopes fue padre mientras estaba concentrado para jugar ante el Deportivo por la tarde · Pina debería pensar en cambiar de técnico más a menudo: da resultados

"Victoria muy importante en un campo muy difícil", asegura David Barral en su perfil de twitter. Foto: @barral23

"Victoria muy importante en un campo muy difícil", asegura David Barral en su perfil de twitter. Foto: @barral23

Dicen los expertos en la materia, los que han vivido esa experiencia, que ser padre cambia la vida de cualquier ser humano. Cambia el prisma con el que se ve el futuro, cómo se vive el presente y cómo se añora el pasado. Pero si hay un día que también destacan como bonito los progenitores es el del parto o en el que llega la criatura al mundo y que, salvo una catarsis, es imposible que no se vaya a presenciar. O eso, o que juegue el Granada CF.

Es lo que le ocurrió al bueno de Miguel Lopes este domingo en La Coruña, tan cerca a la par que tan lejos del que ya es su segundo hijo: Diego. Vino al mundo sano, como su hermana que ya tiene unos añitos, pero lo hizo sin poder ver a su padre, porque este mostró su compromiso total al acudir a otro parto, el de la primera victoria de José González en el banquillo granadinista.

Debería Quique Pina empezar a plantearse si cambiar de entrenador cada dos o tres semanas podría ser la tónica habitual. No le fue mal en ninguna de las ocasiones que se decantó por un cambio en el banquillo. Fabri debutó con un empate ante el Betis B; Abel Resino, sustituto del gallego en Primera, ganó ante el Betis; Lucas Alcaraz, el cambio de Anquela, venció al Real Madrid; Resino, en su segunda etapa en lugar de Caparrós, empató en Riazor; Sandoval se estrenó con victoria ante el Getafe; y este domingo José González. Seis técnicos, seis. Y seis vueltas a la tortilla. Solo hay que esperar que el efecto no se difumine como la espuma de mar cuando rompe la ola en la orilla.

Es en ese mismo espacio donde en muchas ocasiones se quedó el Granada CF de José Ramón Sandoval. Sus hombres remaban y remaban pero por más que lo conseguía siempre se ahogaban pese a que ya tenían tierra a la vista. El fútbol probablemente no sea generoso en eso de los elogios al pasado.

Independientemente de que al técnico madrileño probablemente siempre se le reconozca su gesta en cuatro partidos la pasada campaña, en esta probablemente se le recordará por el buen juego del equipo en muchos partidos, aunque con ello no se consiguieran los puntos deseados.

Llegados a esta fase de la temporada, en la que solo quedan 12 partidos, quizás al aficionado, a la directiva, a la prensa y hasta a los propios jugadores, más que buen juego lo que necesitaban eran puntos de tres en tres. Primero para creer que, como dicen los entendidos en esto del fútbol allá por donde viaja el Granada CF, que no hay plantilla para estar en peligro. Segundo, porque probablemente el día que la suerte cambiara ya sería demasiado tarde para reconducir la situación.

A base de inteligencia defensiva, sin perder de cara el partido y buscando un resultado tan ajustado como necesario, José González ha sabido imprimir otro carácter a este equipo. Solo queda que su efecto se mantenga con el tiempo. Va tocando callar algunas bocas dentro y fuera de Granada.

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