Barrios ignorados, o el Estado vacante
Granada tiene de todo, también lo que desde los movimientos vecinales se denominan “Barrios Ignorados”. Barrios tan olvidados que pierden hasta su nombre, para pasar a ser llamados de forma despersonalizada 'el Polígono' o 'Zona Norte'.
Barriadas sobre las que solo se ponen los focos mediáticos para hablar de sucesos, de violencia, tráfico de drogas… Pareciera que en ellos no vivieran personas normales, gentes que, como el resto, solo pretenden vivir, trabajar, educar a sus hijos, tratar de ser felices.
Se extiende sobre ellos una imagen de 'isla urbana', deshumanizada, como una especie de mancha negra en el mapa de nuestra ciudad.
En los últimos meses, e incluso ya en los últimos años, Almanjayar o la 'Zona Norte' de Granada ha ocupado espacios informativos debido a los continuos cortes de energía eléctrica que padecen sus vecinos. Incidencias cuya reiteración y duración en absoluto suceden en otros barrios de la ciudad y que sería impensable que se consintieran en otros sitios, ya no digo nada en el centro de la ciudad o en cualquier zona comercial.
Pero sucede en barrios tan desestructurados que ni siquiera las quejas vecinales adquieren el volumen o la contundencia masiva que alcanzarían en otros lugares. De forma que rápidamente los medios de comunicación vuelven a silenciar los problemas y el resto de la ciudad duerme tranquila olvidándose, una vez más, de que hay vecinos que sufren problemas que pensábamos solo propios de países tercermundistas.
Además resulta decepcionante la tendencia al tratamiento morboso al que a menudo se inclinan los medios de comunicación más que al análisis del fondo de los problemas. Así, no es extraño que cuando se hacen eco de los cortes de electricidad se asocien a la existencia de fraudes, enganches ilegales o plantaciones de marihuana. A veces aparecen en la televisión mujeres indignadas, pero solas, clamando por su derecho a tener electricidad puesto que pagan sus recibos.
A todos nos resultaría inaceptable soportar lo que aguantan estos vecinos, horas sin suministro eléctrico y por tanto sin luz, sin poder calentar sus viviendas o sin electrodomésticos.
Cuanto menos resulta chocante que estas barriadas olvidadas, marginadas… con Necesidades de Transformación Social (en el nuevo lenguaje de las administraciones) ya existían hace 40 años y que el tiempo y el progreso no solo no haya solucionado sus problemas sino que incluso se hayan agravado comparativamente.
Diera la sensación de que durante años el Estado (el conjunto de administraciones públicas) hubiera pasado de largo y abandonado a estos vecinos.
Es imposible no hacerse determinadas preguntas. ¿Por qué la Junta no exige a la empresa suministradora de electricidad que preste a sus clientes el servicio que cobra? ¿o no la sanciona por no hacerlo con normalidad?
¿Cómo se habla de enganches ilegales sin que se descubran y sancionen los mismos?. ¿Por qué no se atienden de forma coordinada y decidida las posibles situaciones de pobreza energética por parte de los Servicios Sociales del Ayuntamiento y la Junta.
¿Cómo se puede hablar tan ligeramente de plantaciones de droga sin que la Policía y los jueces intervengan de forma planificada y sostenida?
¿Cómo es posible que la Junta dé por perdidas los centenares de viviendas de titularidad pública que posee en la zona?
Por no hablar de la incapacidad del ayuntamiento, en coordinación con el resto de administraciones, para aprobar y cumplir el tantas veces prometido Plan Integral. Parece que nunca hubiese tiempo ni dinero para rescatar a las personas, para intervenir de forma decidida con el objetivo de romper esta dinámica de abandono y olvido.
Empleo y servicios públicos normalizados. Que todas las administraciones cumplan aquí también sus funciones. Y dejen de una vez de estar vacantes.
La Zona Norte también es Granada.
Miguel Martín Velázquez
Colaborador de Ahora Sí
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