Fusiones
A vueltas con el PTS y la tan traída y llevada fusión hospitalaria, me atrevo a hablar de un tema que ciertamente desconozco en profundidad, pero que inquieta a todos los usuarios de la sanidad pública entre los que me encuentro.
Por recopilar los datos que se nos han dado. Cuando empezó a construirse el nuevo hospital del PTS, se decía que este vendría a sustituir al Clínico. Eso sí, con los mejores servicios y tecnología puntera, algo que superaría cualquier otra cosa existente en nuestra tierra. Algo así como el 'Cristiano Ronaldo' o el 'Messi' de los hospitales.
Una intención que vendría a culminar la estrategia de la Junta de hacer de Granada la capital de la salud del sur de España, ubicando dicho hospital en el PTS, con lo que esto conllevaba.
Pero llegó la crisis, los recortes, los reajustes, y alguien decidió que en lugar de dos hospitales, tuviésemos uno sólo, pero con dos centros. Así se ahorrarían costes, se gestionaría y se coordinaría mejor. La idea no era mala, de partida podría tener incluso efectos positivos.
Aunque es cierto que desde el primer momento los profesionales de la salud eran contrarios a la misma. El tiempo pasaba y la idea se iba haciendo cada vez más palpable. Con los profesionales en contra y los gestores de la Junta totalmente a favor. Así hasta el pasado 2 de julio, cuando la primera parte de la fusión hospitalaria se ejecutó. Y con ello se desató la madre de todas las tormentas.
Los problemas no eran nuevos, pero el foco estaba puesto sobre ellos y los ánimos caldeados. Esperas largas, derivaciones de pacientes de un centro a otro (pero ahora con 10 kilómetros de distancia), cierta descoordinación que preocupaba a profesionales y pacientes, desconocimiento de la ciudadanía, falta de información y las redes sociales generando polémica y tensión. Sobre todo por parte de los vídeos de 'Spiriman', un médico que viene a ser un simple hombre de a pie que se enfrenta a toda la gestión sanitaria de la Junta, y es que en toda buena historia debe aparecer un personaje quijotesco que luche contra los molinos. Por si faltaban pocos ingredientes, los comerciantes de Plaza de Toros, se unen a las protestas, por la pérdida de clientes.
Una bola de nieve que no paraba de crecer hasta que llegó a su punto culminante el 16 de octubre.
Nadie sabe bien si fueron 40 mil, 80 mil o más de 100 mil los granadinos que se echaron a la calle a reclamar y a protestar contra la fusión hospitalaria, o contra las deficiencias en los servicios de salud, o contra las derivaciones de un centro a otro, o contra que al final el PTS no es tan bonito como lo pintaron, o protestar contra la Junta que siempre está bien visto entre algunos colectivos, o simplemente por protestar sin saber muy bien contra que. El caso es que hacía muchos años que Granada no se echaba a la calle de esta forma.
Y no ha sido hasta ese preciso instante, hasta que Granada ha dicho basta, cuando se han tomado medidas especiales y extraordinarias, totalmente novedosas en el panorama político granadino, andaluz y hasta nacional.
¿Qué medidas son esas que tan innovadoras parecen? Las enumero:
1.-Diálogo entre las partes. Por un lado gestores, por otro, profesionales.
2.-Diálogo entre las diferentes administraciones implicadas (Ayuntamiento de Granada, Junta de Andalucía).
3.- El Consejero de Salud dispuesto a recopilar información y dar explicaciones, incluso a pedir dimisiones.
¿De verdad hace falta que Granada se eche a la calle para conseguir esto?
Quizá el origen de todo el problema esté en los recortes y el ánimo de restringir el gasto público en un tema muy delicado y espinoso. O quizá el problema se encuentre en no haber dado suficiente información sobre el proceso a profesionales, pacientes y ciudadanos. Pero no descartemos una tercera posibilidad.
Que la verdadera fusión se haya producido entre salud y política, fusionando y confundiendo incluso las formas de hacer las cosas y ese sea el origen de los problemas, dejando de lado a los profesionales de la materia.
Gustavo García
Historiador y escritor
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