viernes 29 marzo
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Habitantes

Como cada año el INE ha publicado en estos días la cifra oficial de habitantes de España, municipio por municipio.

Como ejercicio de curiosidad, es una actividad más que recomendada comprobar el ascenso o descenso de habitantes que ha sufrido cada municipio en el último año.

Si hace una lectura más profunda, es decir, más a largo plazo el asunto es mucho más significativo.

Según estos datos del INE, la capital de nuestra provincia no para de perder habitantes a favor de los municipios del Área Metropolitana, de hecho cada año es mayor la diferencia a favor de los municipios que rodean Granada.

Aún recuerdo cuando mi pueblo no iba más allá de los 4 mil habitantes, cuando roza en la actualidad los catorce mil.

Este asunto se repite con cada uno de los municipios metropolitanos que en las últimas décadas han duplicado o triplicado su población, y la mayoría de ellos lo han hecho en detrimento del número de habitantes capitalinos.

Pero este movimiento poblacional no se queda ahí.

Si cogemos datos de población de mediados del siglo XX, municipios como Guadix o Baza se situaban cerca de los 40 mil habitantes, de los que ha día de hoy no les quedan ni la mitad. De hecho Guadíx ha perdido su condición de ciudad (no supera los 20 mil habitantes) y Baza mantiene esa simbólica categoría por apenas 80 habitantes.

Y esta situación se repite en el resto de municipios de la zona Caniles, Huéscar, Zújar, prácticamente todos se han quedado en menos del total de habitantes que tenían hace 50 o 60 años.

La cuestión es que nuestra provincia, Granada, se mantiene desde hace mucho tiempo en los 900 mil habitantes.

De este movimiento de pérdida de habitantes que sufre la provincia a favor de los apenas 20 municipios del Área Metropolitana, que hacen de gran foco de atracción de población, solo escapan los municipios de la costa granadina Motril, Almuñécar y Salobreña especialmente.

Paro es muy sintomático que a día de hoy de los 900.000 habitantes de la provincia más de un tercio tengan residencia en Granada capital, otro tercio en su Área Metropolitana, unos cien mil se reparten entre los municipios más importantes de la costa. Quedando el resto de la provincia, casi desértica, repartiéndose por su geografía menos de 200 mil habitantes.

Valorar lo positivo o negativo de esta situación es muy complejo. Supongo que es signo de los tiempos preferir vivir en una ciudad mayor, pues genera mayores oportunidades. Y a ello se le debe sumar la caída de ocupación de sectores primarios (agricultura y ganadería).

A corto plazo, y desde el punto de vista de los consistorios, más habitantes suponen más recursos. Y para los que ya superan los 20 mil habitantes, ser reconocido como ciudad, supone asumir muchos más servicios y de nuevo, obtener mayor número de recursos.

De hecho los propios ayuntamientos hacen mucho por aumentar población. A veces de forma directa y poco efectiva, con llamamientos al empadronamiento. Y otras de manera mucho más efectiva, urbanizando y fomentando la construcción de vivienda.

Pero esta llegada masiva de habitantes a los municipios metropolitanos no trae solo consecuencias favorables. En muchos casos, multiplicar el número de habitantes implica verse obligado a asumir servicios para un volumen de población para el que no se está preparado, no existen infraestructuras y mucho menos planificación. Lo que choca con ese fomento del aumento de habitantes ya mencionado. Se planifica el urbanismo, pero no los servicios.

Los problemas de suministros eléctricos, aparte de cuestiones relacionadas con la jardinería y cultivos varios, son habituales en estos municipios, Igual que ocurre con los saneamientos y tratamiento de aguas residuales, por no hablar del tráfico o el aparcamiento.

Tardarán décadas, hasta que estos municipios que han multiplicado su población puedan equiparar su nivel de servicios al número de habitantes, y eso sin contar con que estos habitantes, si se mantiene la trayectoria, va a seguir subiendo.

Y en el lado contrario, las ciudades despobladas. Guadix, Baza, Huéscar y alguna otra población que no hace tantos años fueron grandes centros de población, que tienen servicios adaptados y preparados, incluso recursos personales y materiales suficientes, pero que ven, cada vez más como no hay a quién prestarlos.

Gustavo García
Escritor e historiador

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