viernes 19 abril
Opinión  |   |

La Fotografía

Justo antes de Semana Santa nos encontrábamos de frente con una fotografía de impacto. La foto de Sebastián Pérez y Luis Salvador, ataviados con los colores de sus respectivos partidos y desprendiendo un clima de cordialidad y cercanía.

¿Qué les hacía tan felices? La posibilidad de llegar a un acuerdo para desbancar a Paco Cuenca de la Alcaldía de la capital aprobando una moción de censura.

De consumarse el matrimonio entre naranjas y azules, podría estar cerca la posibilidad de que Granada tuviese tres alcaldes, en este caso sería alcaldesa, pues se ha propuesto a Rocío Díaz para el cargo, en poco más de año y medio.

La posibilidad está ahí. Los números les acompañan entre ambas fuerzas suman mayoría absoluta. La legitimidad también, pues el Partido Popular fue quién ganó las elecciones.

Pero tres alcaldes en una legislatura, con dos cambios de Gobierno en tan poco tiempo, no parece serio. Y Lo que está claro es que alguno de esos cambios de Gobierno fue o sería un error y no debió o no debería producirse.

Porque un movimiento anula al anterior, así que sería algo así como volver a la casilla de salida, o echar abajo un año en la vida de la ciudad.

Y alguien debería asumir responsabilidades en todo esto.

A mi juicio ese alguien está bastante claro. Y es que tanto en las dos investidura consumadas. La primigenia de Torres Hurtado, y la segunda de Paco Cuenca. Como en la futurible de Rocío Díaz, existe un elemento común, un único partido que apoyaría al alcalde saliente en los tres casos. Ciudadanos.

Ya en su momento en aquella tarde de infarto del 12 de junio del 2015, Ciudadanos en Granada demostró su manera de entender la política.

Mientras su líder en Granada, Luis Salvador estaba cerrando el pacto de investidura con Torres Hurtado, el candidato del PSOE, Paco Cuenca, le esperaba a poca distancia, con los deberes hechos, un acuerdo con el resto de partidos, para intentar cerrar, también él, un acuerdo de investidura con la formación naranja.

Siempre ha esgrimido Ciudadanos su compromiso contra la corrupción, y su lucha para que no haya cargos de responsabilidad pública, ocupados por personas que estén salpicados por la corrupción. Pero ya esta primera cuestión no de dejar de ser comprometida, pues eliminaría de raíz uno de los principios fundamentales del derecho español, como es la presunción de inocencia. Se puede estar más o menos de acuerdo con este argumento de los naranjas, pero al menos, es coherente.

A pesar de que deje en el aire preguntas, como por ejemplo, ¿cómo se repondría la honorabilidad y el daño causado al ex alcalde de Granada Torres Hurtado, en caso de salir libre de toda culpa en las causas por las que es procesado? Esta pregunta nos vale para muchos casos más, sin ir demasiado lejos, el ocurrido hace unos días en nuestra vecina Región de Murcia, entre otros.

Pero como digo, el argumento de la lucha contra la corrupción y el evitar que personas manchadas por la misma, se vean ocupando cargos públicos, puede ser compartido o no, pero al menos es un argumento coherente.

El problema de la foto de hace unos días, es que ese acuerdo en el que se estaría trabajando para aprobar una moción de censura contra Paco Cuenca, para devolver la Alcaldía de Granada al PP, para Ciudadanos es insostenible, se contradice con toda su argumentación anterior, y les deja a los pies de los caballos ante la opinión pública.

Y es que el mandato de Paco Cuenca puede estar siendo más o menos acertado, pero no ha dado ni un solo argumento para contradecir el acuerdo de investidura por el que Ciudadanos le apoyó hace ahora un año.

Gustavo García
Historiador y escritor

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