jueves 18 abril
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Los viejos partidos no saben pactar

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Llegaba mayo del 2015, con aires de renovación en las elecciones municipales. Los municipios de Granada, como los de toda España, se enfrentaban a unos comicios para renovar sus alcaldías. Pero en esta ocasión había algo nuevo en el ambiente. Una serie de partidos nuevos llamados a transformas la política municipal.

Partidos nuevos, sin vicios por los años de gobierno a sus espaldas, y con dos señas de identidad muy marcadas. Iban a representar como nadie los intereses de los ciudadanos y a la vez, iban a hacer de los pactos su gran estrategia política.

Se alegaba que los viejos partidos (PSOE, PP principalmente) no sabían pactar, y que estaban acostumbrados a gobernar amparados por amplias mayorías, y eso les permitía ejercer sus mandatos con muy poco talante y sin contar con el resto de sensibilidades políticas del municipio.

Tras el 24 de mayo de 2015, efectivamente el panorama político de los municipios granadinos cambio de forma importante. Apenas se dieron unas pocas mayorías absolutas (Cúllar Vega o Peligros, por ejemplo), mientras que en el resto de los casos, se tuvo la necesidad de entenderse y pactar con otros partidos.

Así tuvimos pactos por la izquierda entre PSOE y las distintas marcas, cercanas a Podemos o Izquierda Unida en Armilla, Albolote, La Zubia, Vegas del Genil, Otura, Monachil o Cájar entre otros. Y pactos por la derecha con PP e independientes mayoritariamente como en los casos de Ogíjares o Güevejar.

La cosa parecía llamada a funcionar. Estos pactos harían que los viejos partidos modularan sus políticas y que las decisiones municipales se hicieran pensando más en los ciudadanos y menos en los partidos.

Nada más lejos de la realidad.

No hemos llegado ni a la mitad de la legislatura, y buena parte de estos pactos han saltado por los aires. La Zubia, Cájar, Albolote. No seré yo quien determine la responsabilidad de cada uno de los actores en los diferentes casos.

Pero en lo que a mi experiencia se refiere. Hasta 2015, cuando era necesario se pactaba. Con el partido o concejal que más afinidad se tuviera, claro. Y cuando había algún malentendido o alguna diferencia insalvable, el pacto se rompía.

Nada nuevo bajo el sol de la política municipal.

La única novedad que aportan la mayoría de estos “nuevos” partidos, es su capacidad para ponerse acuerdo con los viejos en una cosa, en la intransigencia con otras sensibilidades políticas. Pues en muchos de los pactos firmados para obtener las diferentes alcaldías tras las elecciones de 2015, fue, el ponerse de acuerdo frente a otro, frente al rival político. Un pacto en negativo y no en positivo.

Es decir, un pacto para impedir la alcaldía del partido antagonista, sin poner en valor una serie de políticas comunes que fundamentasen el acuerdo. El resultado, ya se está viendo, y aún nos quedan más de dos años de legislatura.

Gustavo García
Historiador y escritor

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