Más allá del AVE
Se cumplen tres años de la desconexión ferroviaria de Granada. Cada vez que alguien actualiza este nefasto cronómetro vienen a mi memoria las reiteradas promesas realizadas por unos y otros desde 2001, sobre la inmediatez de llegada del AVE a nuestra ciudad.
En 2002 Álvarez Cascos y Torres Hurtado prometían que el AVE, de una vía, llegaría a Granada en 2007. José Blanco y Zapatero prometieron lo mismo en 2004, pero con dos vías. La entonces ministra de Fomento, Ana Pastor, se prodigó en sucesivas promesas, todas también incumplidas. En septiembre de 2013 anunció la llegada para antes de fin de 2015. En agosto y en octubre de ese año volvió a prometer lo mismo. Sin embargo, mientras a Zapatero los españoles lo mandaron a “galeras” electorales a Ana Pastor la encumbraron a la tercera magistratura del Estado, la presidencia del Congreso, también con los votos de muchos granadinos.
Somos cada vez más los granadinos que hace tiempo dejamos de deslumbrarnos por la exclusividad de la alta velocidad y comenzamos a pensar más en términos de ferrocarril polivalente que además del AVE contemple el transporte de mercancías, de cercanías o de media distancia, así como con las conexiones hacia Antequera, Moreda, Levante o Almería. Imprescindibles para el progreso sostenible de nuestra tierra.
Entre tanta promesa incumplida y desvíos de atención con debates parciales o encandiladores que tanto daño nos han causado, apareció en el horizonte un proyecto importante, al que se le está prestando una atención insuficiente, como es el del Corredor Mediterráneo. Una infraestructura de transporte de pasajeros y mercancías respaldada por la UE en 2011 al declararla como prioritaria, que uniría las principales ciudades y puertos de Europa y que debería considerarse una cuestión estratégica de primer nivel para Andalucía y para Granada.
Muchas son sin embargo las amenazas que sobrevuelan sobre este proyecto y desde nuestra ciudad deberíamos estar alerta para tratar de despejarlas evitando que una vez más nos quedemos al margen de una propuesta positiva. Paradójicamente algunas de esos peligros ni siquiera vienen de fuera de Andalucía sino que surgen desde nuestra propia tierra.
Una de las amenazas que se ciernen sobre el Corredor Mediterráneo es la escasa atención y demanda que desde la propia Andalucía se le está prestando, que contrasta con el interés que suscita en otras comunidades como Cataluña o Valencia, especialmente en ésta última donde sus empresarios y también su gobierno son bastante más activos en su demanda.
En Andalucía se echan en falta mayores compromisos tanto de su gobierno como de su tejido económico y social. Precisamente ayer la prensa se hacía eco de la opinión de grupos de empresarios de Málaga y Algeciras que pretenden promover un cambio en ese eje para modificar el trazado de Algeciras a Antequera de modo que en vez de por el interior, por el itinerario actual, se desvíe a lo largo de la Costa pasando por Málaga y que se potencie su continuidad por el centro de la península, con la posibilidad de conectar desde Zaragoza con Francia.
Si preocupante es en sí misma esta propuesta de refuerzo del corredor central frente al mediterráneo más aún lo son sus argumentos. Se habla de “dar un contrapeso a los poderosos ‘lobbies’ levantinos” o se plantea que conectar Zaragoza con Francia evita el paso por “regiones como Cataluña, marcadas por los movimientos separatistas”. Un discurso peligroso que no solo contribuye a enfrentar territorios y ahondar la brecha catalana sino que también incide en la propia desarticulación del territorio andaluz y perjudicaría claramente a Granada que, una vez más, quedaría postergada.
En estos últimos años los granadinos hemos tomado conciencia del maltrato del que hemos sido víctimas de forma continuada. Y también de la necesidad de unirnos para defender a nuestra tierra y a nuestra gente. Por eso no hay que bajar la guardia ni volver a caer en la pasividad. Tenemos que estar atentos y hacer frente a todo aquello que nos aleje de las oportunidades que necesitamos y merecemos. Vengan de donde vengan. Debemos mantener bien abiertos los ojos pero también evitar que nadie nos encandile falsamente.
Miguel Martín Velázquez
Colaborador de Ahora Sí
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