miércoles 24 abril
Opinión  |   |

Nunca deberíamos haber llegado al 26J

El 26J levantamos el velo sobre los resultados electorales que tantas sorpresas nos prometían, si hacíamos caso a las encuestas que creían ver a su través, y que sin embargo volvieron a darnos una distribución de escaños no tan distinta a la del 20D, ligeramente volcada hacia el PP (14 escaños más) y mínimos cambios para los demás: PSOE (5 escaños menos), UP (sin variación) y Ciudadanos (8 escaños menos). No hubo “sorpasso”, como tampoco hubo crecimiento en el bloque de izquierda, muy al contrario la balanza se ha descompensado hacia la derecha.

La reedición de elecciones es inédita en nuestros 40 años de democracia: por primera vez unas elecciones generales, las del 20D, no dieron lugar a un gobierno, y es más, sin el compromiso, responsabilidad y valentía de Pedro Sánchez, ni siquiera hubiera habido sesión de investidura que echara a andar los tiempos democráticos hasta el 26J. La mayoría de nosotros y nosotras apostábamos a que del 26J no iba a salir un resultado más maleable que el del 20D: pero algunos prefirieron apostar al “sorpasso” todo el crédito del voto de izquierdas. Y lo que ha sucedido es que de un bloque del cambio liderado por la izquierda con legitimidad para el gobierno y el desalojo de Rajoy de la Moncloa en el 20D, hemos pasado a un bloque de derechas recrecido sobre las cenizas del “sorpasso” castigado con la abstención.
Nunca deberíamos haber llegado al 26J porque los resultados del 20D podrían haber puesto fin no solo a las políticas retrógradas del PP sino que también a un Gobierno sustentado por un partido que está tremendamente acorralado por la corrupción.

Y con estas, tras una repetición de elecciones fruto solamente del ánimo poco meditado de “sopassar” de UP, me dejan perpleja algunas manifestaciones fuera de toda realidad de líderes de Unidos Podemos tras el 26J como Antonio Maíllo, Coordinador General del IULA-CA, que pedía literalmente en referencia al PSOE, que “bajara los cañones contra Unidos Podemos, ya que ha permitido que el PP se vaya de rositas y haya sido la primera fuerza política en Andalucía”. O Teresa Rodríguez, Secretaria General de Podemos en Andalucía, que lamentaba no haber conseguido los resultados esperados en Andalucía porque “el mensaje del miedo ha tenido sus consecuencias”. O Pablo Echenique, Secretario de Organización de la formación morada, que manifestaba que “la campaña de ataque del PSOE a Podemos ha engordado al PP”. Precisamente quienes han hecho de destripar al PSOE su único afán vienen a quejarse de justo lo contrario. Lo dicho, perplejidad.

Declaraciones estas realizadas como si la ciudadanía no se hubiese dado cuenta de que los vaivenes ideológicos y estratégicos de Podemos han sido una constante en estos meses degenerando en un discurso nada creíble. Vaivenes desde la “cal viva” de la fallida investidura hasta la azucarada y forzada “mano tendida” de los prolegómenos del 26J con el viento de las encuestas a favor. Y tras ello y en poco tiempo, de nuevo otro bandazo, de la “mano tendida” al “Los socialistas han pegado tiros y han matado a gente” del recién estrenado diputado por Jaén, Diego Cañamero. ¿A caso alguna vez estuvo en los pensamientos de Pablo Iglesias llegar a un acuerdo con el PSOE? Rotundamente NO. Ni ahora en el contexto del 26J ni mucho menos antes en la investidura de marzo.

El PSOE y Ciudadanos dejaron a un lado sus importantes diferencias y acordaron 200 medidas a poner en marcha de manera urgente para rescatar a la gente desamparada. Entre las 200, un “Plan de Emergencia Social” de 7.000 millones de euros con el Ingreso Mínimo Vital, el incremento de las prestaciones por hijo a cargo y medidas para atajar el drama de los desahucios. Y sobre todo el objetivo común de echar a Rajoy, al PP y sus nocivas políticas del gobierno de España. Cierto que podría haber sido más ambicioso aún, no era el mejor, pero en política si no dispones de mayoría absoluta es necesario llegar a un acuerdo superponiendo las prioridades comunes y negociando lo demás. Pero daba igual, Pablo Iglesias iba a votar “No” independientemente de los puntos de acuerdo. Antepuso sus intereses electoralistas al interés general de las personas de este país y ¿para qué? Para entregar en bandeja de plata una nueva legislatura al PP de Mariano Rajoy.

Olga Manzano
Parlamentaria andaluza del PSOE por la provincia de Granada

Publicidad

Comentarios

©Queda totalmente prohibida la reproducción total o parcial del contenido de esta noticia sin autorización expresa de la dirección de ahoraGranada
Publicidad
DÍA A DÍA
Desarrollado por Neobrand
https://ahgr.es/?p=72756