viernes 19 abril
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Relatos cortos sin recortar (El ciudadano perruno Igor González XXXIII) (6-7-2015)

El ciudadano perruno Igor González (XXXIII)

 

El padre del ciudadano perruno Igor González, totalmente serio porque el calor le pone cabreado, comienza a relatarle a su hijo el relato de este día bestialmente calorífico por una masa de aire africano que se ha venido de vacaciones a España. Aunque le advierte que son dos relatos concadenados que comienzan así…

 

“Monseñor tiene un despacho privado muy discreto, pero funcional en extremo. Una mesa de camilla es su mesa de trabajo, y su sillón es mera y escuetamente una silla de madera vulgar con asiento de anea y respaldo del mismo material, pero con un cojín primorosamente realizado por las manos de una sencilla monja de un pequeño pueblo de Albacete. Allí, en este lugar placentero y muy juicioso, monseñor es feliz. Una enorme cruz con la figura crucificada de Jesús de Nazaret, preside toda la estancia. En los restantes testeros de las paredes del despacho, cuadros de Santa Teresa de Jesús, de San Juan de la Cruz, y del Papa Romano de turno asomado a un balcón de su residencia en la Plaza de San Pedro del Vaticano (Roma), son los únicos elementos decorativos. Monseñor es discreto, y no gusta en absoluto del lujo asiático ni del lujo barroco español. Una criatura de Dios juiciosa, pía, reservada, moderada y sensata que no necesita de muchos bienes terrenales. También tiene puesta monseñor encima de la mesa camilla con enaguas de lana merina para tapar la mesa, una fotografía de sus padres y de sus hermanos, y en la que él también está junto a ellos. Y desde luego, variadas carpetas con documentación, un cubilete con útiles de escribir, su ordenador personal, otro crucifijo en plata meneses, y un cenicero. Y porque fumar es el único y exclusivo vicio que monseñor tiene.

 

-Armagedón está enseñando sus dientes apocalípticos, y sus señales del desastre fatal y terrorífico son más que evidentes. El fin del mundo llega, el final de los tiempos se acerca. Y finalmente el versículo 16, del capítulo 16 del libro del Apocalipsis que recoge La Biblia, se va a hacer realidad. Loado sea el Señor, y que Dios se apiade de todos nosotros- le dijo monseñor entristecido a su fiel secretario privado.

 

-Sí monseñor. El final parece que ya se acerca para todos nosotros. Ahora sabrá la humanidad lo que es bueno. Muerte por doquier. Los ejércitos de los reyes de la Tierra harán la guerra, incitados por Satán y conducidos por la Bestia contra Jesús de Nazaret, aunque no podrán con Cristo ni con sus ángeles, pero habrá mucha muerte y mucha desolación hasta vencerlos por completo y arrojar a Satanás, ese maligno anticristo al más profundo abismo- le contestó a monseñor su secretario privado y fiel.

 

-Echemos un Philip Morris, querido. Y pensemos que Dios nos protegerá, pero hay que ver cómo está la sociedad española gobernada por los socialistas y por los populares: laicismo por todas partes, decadencia, falta de los valores básicos cristianos, y desempleo y feroz crisis económica. Resumiendo, y porque la lista es muy larga de las desbondades socialistas. ¿Te gusta el Philip Morris, o abro una cajetilla de Ducados rubio? ¿Y tu familia está perfectamente...? Vamos a la deriva total con estos presidentes de Gobierno socialistas y populares, pero sobre todo con ese de las cejas en ángulo de casi noventa grados y ojos del color del Lago de los Cisnes, de Piotr Ilich Tchaikovsky.

 

¿Tú crees, querido, que ganará seguro el Barça la Liga de las Estrellas de este año? La nueva cocinera, es sencillamente genial. Los huevos revueltos con setas y jamón del otro día, sólo para boca de cardenal... ¿No crees? El Real Madrid, por ahora, está de pena. Hay que invertir en Bolsa, estos socialistas y populares nos van a dejar más tiesos que la mojama. Que no se te olvide de darle una cita para el jueves, al director de nuestro banco preferido. Desde luego querido, si las cosas se ponen tan feas como pinta la Biblia con esto de Armagedón, deberíamos de pecar contra el sexto mandamiento, y luego arrepentirnos. Es por conocer a una mujer en intimidad y desnuda, no es por el mero y simple deseo de pecar. ¿No te parece... querido?- le volvió a decir monseñor a su secretario privado y fiel.

 

-Lo del Barça no lo sé, con sinceridad. El Barça falla siempre al final. Y el Madrid siempre termina muy bien... Veremos. Lo de la cita, está hecho para el próximo jueves. Pero lo de conocer mujer en la intimidad y desnuda, yo ya las conozco. Para que contarle monseñor, están mejor que las ricas empanadillas de atún que salen de las maravillosas manos divinas y humanas de la hermana sor Juana de los Clavos de Cristo- le contestó el secretario privado y fiel a monseñor.

 

-Que callado te lo tenías querido, con razón nunca has deseado confesarte conmigo. ¿Y de verdad están así de buenas las mujeres, las empanadillas de sor Juana simplemente son celestiales de ricas al paladar? ¿Y de verdad que las mujeres también tienen orgasmos como los hombres o es un bulo muy burdo y muy cruel para ellas? ¿Y los pechos los tienen duros como piedras? ¿Y su sexo es tan dulce como dicen las malas y pecaminosas lenguas de los pecadores irresolutos? Debemos de ir de putas, sin lugar a dudas. A las ovejas descarriadas hay que conocerlas en su terreno para hacerlas que vuelva al buen redil... ¿No crees querido..?- le dijo monseñor a su secretario privado y fiel, y al tiempo que le daba la última calada a su cigarrillo y lo aplastaba cuidadosamente en el cenicero de su mesa de camilla.

 

-Me daba vergüenza confesarme con usted monseñor, pero sin duda alguna debemos de ir de putas antes del final de los tiempos. Nos puede tocar morir a nosotros dos. Yo ya sé como son las mujeres en la intimidad y desnudas, pero usted monseñor debe también de saberlo. Y no por simple y mera curiosidad, sino para intentar redimirlas y combatir el pecado allí en dónde está campando por sus respetos absolutos. ¿Le perece a monseñor que el mismo jueves, después de atender al director del banco, vayamos a pecar con todas sus consecuencias...?- le dijo a monseñor su secretario privado y fiel.

 

Monseñor ha pecado, y le han parecido deliciosas las mujeres en intimidad y desnudas. Monseñor, todavía tiene edad de merecer a sus cuarenta y cinco años de edad. Y su físico está en forma, y ya que monseñor sigue practicando deporte todos los días del año. Monseñor es muy guapo y rubio de ojos azules como los de un presidente socialista del Gobierno. Eso es lo que piensa de él, su secretario privado y fiel. Me ha escrito mi hermano, el secretario privado y fiel de monseñor, y me ha dicho esto en esa carta tan cariñosa que me ha escrito. Y en la que también me advierte seriamente de que el día de Armagedón, está ya llegando al planeta Tierra. También me ha dicho que monseñor ahora peca casi todos los días con las putas y con una hermana novicia, y porque cree que el final de los tiempos ha llegado. Esto me cuenta mi hermano. Y no sé si creerlo, yo conocí a monseñor y parecía un santo.

 

Y en otro rincón de España, nosotros empezamos a comernos las alpargatas, incluidas las suelas de goma y los cordones, cuando el presidente popular del Gobierno anunció en pasquines en blanco y negro pegados a los árboles con liria, que la crisis económica había llegado hasta tocar de lleno a su nómica mensual. Cuando el presidente del Gobierno explicitaba en los pasquines, que él no iba a cobrar sus emolumentos ese mismo mes. Primero nos acojonamos, eso es cierto, y bastante, pero luego empezamos y terminamos por asar a la lumbre las alpargatas. No éramos muy felices, aunque sonreíamos al quitarnos el hambre con las alpargatas asadas.

 

-Escucha Teófilo. ¿Qué coño te pasa que masticas poseso la alpargata, y con tanto ímpetu? ¿Está poca asada tu alpargata, o son las suelas de goma las que te impiden comer masticando con fluidez ávida...? Mis alpargatas como tienen suelas de cáñamo, y simplemente están deliciosas al paladar. ¡Lo que daría yo por asar aunque fuera una rata cañamera! ¡O un pájaro, y aunque fuera de los que cantan encima de las ramas de los árboles! Teófilo, ahora me acuerdo de los pucheros magníficos de tu santa madre, esos que llevaban una pringada de cerdo que hacían que la cuchara no se tumbara si la clavabas en el plato. Y de los garbanzos harinados al hincarle el diente. ¡Qué buenos estaban los pucheros de tu santa madre...! ¿Tú crees que podemos hacer sopa de piedras? ¿O tortilla de ortigas? Lo jodido de esto, es que ya no hay ni piedras ni ortigas por los campos. Las han acaparado los ricos. ¿Y cuando se nos acaben las alpargatas, qué cojones vamos a comer? El otro día vi un alacrán, pero cuando iba a cogerlo, un tipo rico se lo zampó vivo. Y si le picó en la lengua o en el paladar, el menda ni se inmutó- le dije yo a mi amigo Teófilo.

 

-Hilario, no te quejes. Seguro estoy, de que hay criaturas que no tienen alpargatas que llevarse a la boca. Pues sí, mi alpargata tiene una suela que parece metálica. Está más dura que la picha de un novio, en la noche de su boda. Está como un adoquín de dura. Y mira que la he tenido al fuego más de siete horas. ¡Ah! Sí que me acuerdo de los pucheros de mi santa madre. Sí, con sus costillas, su tocino, sus orejas y su espinazo del cerdo que mataba todos los años mi padre. Los garbanzos eran del terreno de secano de mi tío Federico, el hermano de mi madre, y al que le quitábamos los higos chumbos. ¿Y de los higos chumbos de mi tío Federico, nos te acuerdas de ellos...? ¡Qué sabor a higos chumbos tenían...! Y no digamos nada de las lentejas que también cocinaba mi santa madre con morcilla y chorizo, eran las que más le gustaban a don Crisanto, el cura párroco de nuestro pueblo. Y de los fideos de pastor con una raspa de bacalao, ¡te acuerdas de ellos? Eso que elaboraba a fuego lento mi santa madre con la pasión de una mártir. ¡Estaban de rechupete...!- le contestó Teófilo a Hilario.

 

Las tumbas de Teófilo e Hilario están orientadas al Sur. Y porque ellos así lo pidieron expresamente a los que posiblemente pudieran quedar vivos. Simple precaución, y por si Teófilo e Hilario morían antes de hambre. Son unas tumbas muy sencillas, casi agradables, pero muy hondas y excavadas en el terreno más duro de los alrededores. Y fueron tapadas con muchas piedras enormes encima. Las ejecutaron y construyeron así por seguridad, y por si algunos hambrientos pretendían comerse sus cadáveres para sobrevivir y no morir de inanición. Y un bosque de abedules gigantes rusos, vigilaba a las tumbas desde las alturas. Unos árboles traídos expresamente desde Rusia, cuando el país era conocido como la octava potencia económica del mundo desarrollado, y estaba en pleno esplendor económico. Teófilo e Hilario fueron amigos desde la infancia. Y su muerte por hambre entre recios estertores muy terribles, fue algo a lo que desgraciadamente las gentes estaban acostumbradas, y ya que se producían todos los días con malsana exactitud casi matemática.

 

Una vez pasada la crisis económica y a la espera de la próxima que se espera que sea peor, el presidente del Gobierno ya ha comenzado a cobrar su exquisita y afectuosa nómina mensual. A Teófilo e Hilario, se les acabaron pronto las alpargatas. Una lástima, o una injusticia. Y antes de que las medidas económicas gubernamentales fueran aplicadas para superar la crisis económica. Ahora, superada la crisis económica, se vuelven a ver hortalizas sembradas y campos de garbanzos en flor. Llanuras enormes de cereales están amarilleando en espera de su recolección. E incluso, las liebres han sido repobladas. Y a los perros y a los gatos ya nadie los devora guisados con hierbas salvajes. Aunque los ricos siguen sin ahorrar, y viven como siempre sin ataduras económicas. Por contra, los pobres han aprendido a robarles a los ricos. La Naturaleza enseña a sobrevivir, y porque ya se vislumbra otra crisis económica a no tan largo plazo.

 

Nadie les lleva flores a las tumbas de Teófilo e Hilario, muy pronto nos olvidamos del hambre, sobre todo los que son ricos. Y están empezando a estar las tumbas muy desaliñadas con las hierbas altas que las invaden, y hasta un hormiguero de hormigas rojas ha aflorado junto a ellas. Aunque el Sur, sigue estando en dónde siempre ha estado. Como eran solteros sin hermanos y huérfanos, a Teófilo e Hilario nadie les lleva a sus tumbas una sola y solitaria flor. Es ahora primavera pasada que casi acaba, y el verano y el calor se acercan a hurtadillas. Se ven en estos días a las parejas pasear por los campos cogidos de las manos. El revoloteo de los pájaros es notorio. Los lagartos asoman sus hocicos por los agujeros que existen en los montones de piedras parecidos a las tumbas de Teófilo e Hilario, y los niños les tiran piedras con inquina maligna y ganas de despanzurrarlos. La vida sigue. Y nadie escapa a su sino.

 

Otra crisis económica está llegando al país, y las gentes pobres, los trabajadores asalariados, están cuidando con mucho esmero sus alpargatas. Nadie sabe lo que puede pasar otra vez. Y aunque ahora el país tenga otro presidente del Gobierno. Todos los presidentes son casi iguales, y sus nóminas son parecidas. Sólo se diferencian en que las del actual presidente son más elevadas por la subida anual de los salarios de un año para otro. Y es rubio el nuevo presidente, pajizo o pelirrojo, dicen algunos que es. ¿O con cabellos tintados?”

 

Ya camino de su casa, el ciudadano perruno Igor González, tirado cuán largo es en el asiento del autobús, se sonríe malévolo. Se ha quedado sin respiración y sin ideas con los dos relatos que su padre hoy le ha contado. Y cree que su progenitor es un escritor que merecía ser el que firma estos relatos. Maravillosa sociedad española y maravilloso país, masculla entre dientes el perruno. España es como una sartén en la que se fríen churras y merinas al mismo tiempo. Un país para estar siempre borracho y con mucha pasta flora amortizada en los bancos. Y Granada ese lugar perfecto para no tener nada que hacer en lo laboral y sí en lo de estar todo el día divirtiéndose como seres posesos.

 

 

 

 

 

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