viernes 29 marzo
LA CRÓNICA HORIZONTAL  |   |

Ay si lo vieras aquí, papá

Los éxitos de este Granada CF también hacen mirar a los recuerdos de cada cual con algún familiar que ya no está y con el que no se puede compartir en vida este 90 aniversario de ensueño

Los jugadores del Granada CF celebran el pase a la siguiente ronda en el terreno de juego. Foto: Pepe Villoslada (Granada CF)

El 19 de marzo de 2006 el Granada CF se estaba enfrentando al Imperio de Albolote en Tercera División. Entonces aquel partido lo ganaban los rojiblancos por 2-0 para seguir luchando por salir del pozo.

Ese pozo, el mismo en el que durante muchos años el equipo se encontró por momentos con el agua al cuello, fue en el que a muchos granadinistas un buen día les acompañó un ser querido por vez primera al nuevo o viejo Estadio de Los Cármenes.

Cogidos de la mano, en la mayoría de los casos cuando eran un niño, padres, abuelos, tíos o amigos de la familia, fueron los primeros que llevaron al pequeño de la casa a ver su primer partido del Granada CF. Ese día difícilmente se olvida, porque es la primera vez en la que se ve, se siente y se padece qué es ser del Granada CF, donde el gen del sufrimiento y la lucha, está grabado a fuego desde tiempos inmemoriales o, al menos, desde hace 90 años.

Las tardes de fútbol en la Avenida de Madrid no son ni mejores ni peores que las que se viven en la Avenida del Pintor Manuel Maldonado. Simplemente eran otras entonces, aunque ni por asomo nadie auguraba que el momento de mayor gloria para el club en lo deportivo llegaría con todo el mundo viendo los partidos en la distancia, dentro y fuera de casa.

Y en esas, mientras el plasma muestra cómo Roberto Soldado marca un gol, hay fotos de seres queridos que ya no están y que suelen decorar los muebles de las televisiones de hoy en día. O simplemente llega ese otro familiar que recuerda a quien ya no está y con quien no se puede saborear el momento de mayor gloria en 90 años de historia.

Padres, abuelos, tíos u otros familiares a los que se echa de menos en días como los de Budapest, porque no se trata solo de que no están, sino de pensar cómo lo estarían disfrutando y cómo se podría disfrutar junto a ellos.

Debe haber algún palco privilegiado en el que el 'otro granadinismo' esté celebrando gestas como las de Nápoles o Budapest, y además sin miedo a contagiarse, por lo que podrán darse abrazos y besos, y reunirse en masa para festejar lo que está logrando este equipo, capaz de hacer vibrar en la tierra, pero también en la eternidad.

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