viernes 29 marzo
Chauchina  |   | Redacción aG | Fotos y vídeo: Álex Cámara

Chauchina se quita la 'espina' con su Virgen del Pincho

Regresa a las calles entre la multitud después de no haberlo podido hacer en 2020 y 2021 por la pandemia

Tres años sin poder ver a la patrona de Chauchina en las calles de su municipio son demasiados para los fieles y devotos de la Virgen del Pincho, que este sábado se han desprendido de la 'espina' clavada por la pandemia.

La Virgen del Espino Coronada ha vuelto a ser recibida después de una larga espera por todos los vecinos del pueblo metropolitano, que han vuelto a llenar las calles para contemplar el paso de la titular mariana desde la salida de su Ermita.

La emoción estuvo presente desde el primer momento de su salida, a los sones del himno nacional, cohetes, repique de campanas, vítores y una ovación con la que el pueblo quería recordar su salida como antes de que el virus llegara a nuestras vidas.

No faltó la extensa presencia del cuerpo de camareras delante del paso ni tampoco petalás y numerosas muestras de veneración hacia la Virgen del Pincho, no solo aclamada por su propio pueblo sino por centenares de vecinos procedentes de otros pueblos de la Vega granadina.

Con su salida culminan así los actos que en Chauchina se han organizado en torno a su patrona en las últimas semanas.

Imágenes que dejó la salida de la patrona de la localidad. Foto: Álex Cámara

Historia de una pasión

Fue el 9 de abril de 1906, Lunes Santo, cuando una misteriosa señora se le apareció a Rosario Granados Martín, vecina de Chauchina. Rosario se trasladaba por épocas a Arenas del Rey para realizar trabajos y estando allí entró en su casa un hombre buscando refugio, ya que la justicia le perseguía por matar a otro durante una pelea.

La chauchinera lo ocultó, mientras uno de sus hijos le comunicaba que habían matado en una discusión a uno de sus hermanos. Rosario le dijo que fuera al lugar de la pelea, para ir ella después. Al quedarse sola con el extraño, que resultó ser el asesino de su hijo, le perdonó.

Años más tarde, cuenta la historia, enfermó de su pierna izquierda y los médicos le dijeron que no tenía solución. El 9 de abril de 1906 Rosario salió de sus casa apoyada en la silla hacia el lugar del Espino, donde se hacía la cura de su pierna. Estando sentada apareció una “señora vestida de negro, de regular estatura, de noble aspecto, morena, y con ojos grandes y negro, quien le preguntó: ¿Qué tienes mujer, qué te sucede? Y Rosario contestó: Esta pierna, que la tengo muy mal desde hace tiempo, y los médicos me han dicho que no tiene cura. Algo a lo que la señora del Espino le contestó: Pues ven conmigo al Cementerio nuevo y allí te curaré”.

Cuando la lugareña llegó al camposanto donde se puso a rezar con aquella mujer y se quedó dormida, pero al despertar su pierna estaba completamente curada. Desde entonces todos los años se celebran concentraciones de miles de peregrinos que van a rezarle a la Virgen del Espino. Antes de morir, Rosario desveló un secreto que la Virgen le contó: “En el lugar del Espino se edificará una Ermita y un convento de Monjas Capuchinas para adorar a Jesús Sacramentado”.

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