sábado 20 abril
SEMANA SANTA 2017 | MARTES SANTO | LA CRÓNICA  |   |

Cien años de marco incomparable

El Vía Crucis alcanza su centenario en un Martes Santo redondo en el que la Lanzada brilla con luz propia con el deseo de una puerta hacia la gloria · Multitudinarias salidas y regresos de Esperanza y Cañilla

Granada celebra cien años de marco incomparable en la Semana Santa de Granada. El Vía Crucis fue el protagonista de un día en el que también tuvieron sus respectivos momentos de protagonismo La Lanzada, con el sueño de una puerta para sus salidas; la Esperanza para desear la coronación canónica de su titular mariana y la Cañilla, que 'agotó' todo el espacio en Santo Domingo.

El paso de la Virgen de la Caridad por el Puente Romano del Genil dejó esta bella estampa. Foto: Álex Cámara

El sueño desde Los Dolores

Si hay un sueño que reside en la Carretera de Armilla es el de poder evitar a toda costa la salida de los pasos de la Hermandad de La Lanzada desde la carpa. No es que cuando se ponga en la calle no lo haga de forma digna, pero es lícito y patente que la cofradía quiera hacerlo desde el interior de un templo, como el resto de 31 corporaciones nazarenas de la Semana Santa de Granada.

Por ello, en el discurrir desde Los Dolores fue patente en levantás y en sentimiento que este, si no el último, sea el penúltimo año en que la cofradía zaidinera arranca su pasión hacia el centro de la ciudad bajo el practicable.

Así, los costaleros guiados por José Carlos Torres y las costaleras de Curro Carrasco guiaron magistralmente al Cristo de la Lanzada y la Virgen de la Caridad, con un andar de barrio y una impronta personal en cada rincón. Fue multitudinario su regreso, mirando al cielo, con el deseo de que lo próximo que se abra sean unas puertas y no una lona. La Puerta hacia la Gloria, aun habiéndola alcanzado con su magistral estación de penitencia, está un día más cerca.

Vía Crucis y la Alhambra, la imagen que Granada no se cansará de ver. Foto: Álex Cámara

Un centenario inolvidable

Granada lleva meses oyendo hablar del centenario del Vía Crucis. Fue en 1917 cuando la Semana Santa que actualmente se disfruta y se siente salió a las calles de la ciudad y la decana sopló velas en un Martes Santo mil veces imaginado.

Los rayos de sol fueron testigo de excepción para iluminar el discurrir de un cofradía que ha conseguido arraigar su crecimiento a base de pasos en firme y con un amplio cortejo de hermanos en fila que nada tiene que ver con el triste acompañamiento de hace poco menos de una década.

Jesús de la Amargura y la Virgen de los Reyes dejaron bellas estampas en su ida y su regreso por las estrechas calles hasta su capilla de salida, en donde el recogimiento hizo de la noche granadina otro de esos momentos que no hay que perderse en la Semana Santa.

Penúltima salida de la Esperanza antes de cumplir 300 años el próximo 2018. Foto: Alejandro Romero

Cuenta atrás en Santa Ana

Y si este año ha sido el del Vía Crucis, el que está por llegar tendrá un notable protagonismo en San Gil y Santa Ana, desde donde se producirá la última salida de la Esperanza antes de ser coronada canónicamente el 13 de octubre de 2018.

Con ese objetivo se puso en la calle el cortejo de la cofradía del Bajo Albaicín, en una Plaza de Santa Ana y Plaza Nueva que volvieron a quedarse pequeñas, como sucede cada Martes Santo granadino, en el que la sociedad quiere sentir de cerca dos de los pasos más venerados.

Un amplio cortejo de hermanos nazarenos y camareras precedió a los dos pasos que, como siempre, dejaron momentos para contener la respiración como en la salida para atravesar el dintel de su templo. La bulla fue para enmarcar en el regreso, donde la madrugada, ya del Miércoles Santo, se hizo eterna entre homenajes al verde al que todos se aferran cuando lo necesitan.

Jesús de la Humildad, en su bajada hacia la Carrera Oficial. Foto: Alejandro Romero

Realejo con estilo propio

La última corporación nazarena del día impuso su estilo propio desde el barrio del Realejo, que tuvo su dosis de protagonismo diario con La Cañilla, otra de las hermandades que por méritos propios congrega a multitud de cofrades tanto en su salida y más en su regreso.

En Santo Domingo se vivieron momentos emotivos para presenciar el andar de los hombres de Alberto Ortega, que volvieron a demostrar el buen trabajo que se hace bajo su 'batuta' y firmaron una recogida inolvidable.

Fue multitudinario también su discurrir en el resto de rincones de la ciudad, en la que además la Banda de Armilla brilló con luz propia en el estreno como acompañamiento musical a la Soledad de Nuestra Señora, que el próximo viernes volverá para protagonizar uno de esos momentos únicos de la pasión granadina.

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