viernes 19 abril
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El asistente de los ascensos del Granada

Logró anotar siete goles en su primera campaña, 10 en la categoría de plata y ser un jugador fundamental en los esquemas de Fabri

Dani Benítez celebra con Iván Amaya (d) y Tariq (i) la victoria conseguida frente al Alcorcón. Foto: Luis F. Ruiz (archivo)

Dani Benítez celebra con Iván Amaya (d) y Tariq (i) la victoria conseguida frente al Alcorcón. Foto: Luis F. Ruiz (archivo)

Daniel González Benítez (Lloseta, Baleares, 7 de abril de 1987) ha vuelto a los focos mediáticos nacionales en las últimas horas por su posible positivo por cocaína en un control antidopaje que se le realizó el pasado 16 de febrero y por el que podría ser sancionado con hasta dos años de inhabilitación, así como despedido por el Granada, según apuntan diversos medios.

El extremo mallorquín ha pasado del éxito al infierno en varias ocasiones durante las cuatro temporadas que lleva en el Granada. Fichado en el verano de 2009 procedente del Mallorca, aunque acababa de cumplir una temporada de cesión en el Elche, Benítez conformó ese grupo de jugadores de Segunda llegados a Los Cármenes de la mano de Quique Pina y Juan Carlos Cordero para intentar sacar cuanto antes a los rojiblancos de Segunda B.

Su calidad no pasó desapercibida en la tercera categoría, donde aquella temporada (09/10) se convirtió en el mejor jugador del equipo, anotando siete goles y ofreciendo un recorrido por el extremo zurdo que superaba ampliamente el nivel de la categoría.

Inolvidable fue su carrera en la ida de la eliminatoria por el ascenso frente al Alcorcón, cuando le puso un balón a Ighalo en el área para que el nigeriano pusiera por delante a los rojiblancos, así como el córner que botó a la cabeza de Amaya para que el central hiciera el segundo y asegurarse la eliminatoria para la vuelta.

Más válido

Ya en Segunda (10/11), su crecimiento fue aún mayor. Hizo 10 goles y su rendimiento le valió para meterse en las agendas de equipos importantes de Primera División como Sevilla o Valencia, quienes le seguían con asiduidad en las gradas de los campos que visitaba con el Granada.

Suyo fue también el pase del gol de Ighalo en el decisivo encuentro frente al Elche en el Martínez Valero, que le sirvió para quitarse la responsabilidad de los dos penaltis fallados frente al Celta en la eliminatoria previa a la final y que a punto estuvieron de costarle el pase a su equipo.

Sin embargo, fue tras aquella eliminatoria cuando se perdió a Dani Benítez. El jugador parecía estar en su mejor momento deportivo y ante la oportunidad definitiva de dar el salto en Primera División. Su primera temporada (11/12) fue irregular y solo ganó confianza en la recta final, pero, precisamente, ahí empezaría su decadencia.

‘Botellazo’ frente al Madrid

En mayo de 2012 protagonizó un lamentable episodio en Los Cármenes, cuando propinó un botellazo al colegiado Clos Gómez, tras finalizar el Granada-Real Madrid de Liga. Le cayeron tres meses de castigo que le impidieron iniciar la segunda campaña en Primera del Granada (12/13), en la que aún disputaría menos encuentros por culpa de las lesiones musculares y de espalda, que no le dejaron coger el ritmo.

En la presente, el extremo tan solo ha podido jugar en nueve partidos -351 minutos-, que quedarán marcados por el 16 de febrero, fecha en la que fue expulsado con roja directa del Granada-Betis por una innecesaria falta sobre Nono, cuando solo llevaba 15 minutos sobre el terreno de juego, y donde presuntamente dio positivo en un control antidopaje.

Ahora el club está ante su situación más difícil con Benítez, ya que, como ha anunciado el propio presidente, se le busca el “mayor castigo posible” por sus actos, que podrían acabar con su despedido del club en las próximas horas.

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