El inicio más Dulce
El Domingo de Ramos se abre con el estreno más esperado en el Barrio Fígares · Dos décadas después, la Borriquilla volvió a salir desde San Andrés · Realejo tuvo su cota con Santa Cena y el Albaicín con Maravillas · Intenso discurrir del Cautivo
Si hay que disfrutar ocho días íntegros con la pasión, mejor que sea de esta forma y con este inicio a como se produjo el año pasado. Granada abrió su Domingo de Ramos con un comienzo radiante, en el que los rayos de sol iluminaron el discurrir de día y la luna alumbró de noche. Y sobre todo con un comienzo esperado de lo que debe ser un bonito idilio con Granada: el del palio del Dulce Nombre.
Fin a dos décadas de espera
Dicen que lo bueno siempre tiene que hacerse esperar, que la paciencia suele ser buena consejera cuando se ansía algo con muchas ganas. Se lo pueden preguntar a los hermanos de la Borriquilla, que después de dos décadas pudieron volver a salir a sus pasos desde San Andrés.
Con la espina ya quitada después del mal sabor del año pasado, la calle Elvira se quedó mucho más pequeña de lo que ya es para ese golpeo en la puerta de San Andrés con el que los corazones comenzaron a latir más rápido para el comienzo de todo.
Y así, guiados de forma espléndida por Alberto Ortega, los costaleros fueron ganando calle desde el primer momento de la salida, mucho más dificultosa en el misterio que en el palio, con la emoción a flor de piel y para volver a un reencuentro que es de justicia que se haya dado ya en la Semana Santa de Granada.
Realejo en estado puro
Si José Manuel Rodríguez Quesada llegó casi sin voz a la 'catedral' del Realejo, sobre la media noche, no fue porque él lo buscara así, sino porque sus llamadas se oyen en todo el barrio, en cada rincón de principio a fin para que uno de los pasos más espectaculares de la pasión granadina llegue al centro.
El Realejo tiene cada Domingo de Ramos una cota de protagonismo que este año se vio mucho más acentuada al recuperar la hermandad el acompañamiento musical el de su homóloga del Miércoles Santo, la Banda de las Tres Caídas.
Con ello solo quedaba dejarse llevar y disfrutar desde esa 'puerta' imaginaria que separa la Gran Vía y el centro con el acceso al Realejo, donde Santo Domingo vivió iluminado momentos emotivos protagonizados por La Victoria
75 años no son nada...
...Si se viven con salud. Y en la Carrera del Darro saben de qué se habla cuando se vive una pasión con las ganas de quien se sabe triunfador nada más ponerse en la calle.
Le ocurre a la Hermandad de Las Maravillas, que en su aniversario tuvo también momentos para todo y el disfruto, con especial hincapié en su salida y una Carrera del Darro en donde el hueco más insospechado sirvió para acoger a quien quiso ver a la hermandad de cerca.
Después las saetas retumbaron a los pies de la Alhambra en el regreso que hace de este primer día de la pasión una jornada única en la que gustaría, sin poder hasta ahora conseguirlo, tener el don de la ubicuidad.
El gran estreno
Siguiendo con el relato del tiempo, en el barrio Fígares llevaban tres décadas esperando este Domingo de Ramos casi como agua de mayo. No es para menos, el imponente paso de misterio de Jesús Despojado ya llenaba las calles, pero con su palio ahora directamente las conquista.
El barrio entero se echó a la calle para esperar el gran estreno de la Semana Santa de Granada, un palio 'labrado' de principio a fin por sus hermanos, quienes con su tesón y esfuerzo han hecho realidad el sueño de poder ver a Nuestra Señora del Dulce Nombre en las calles de Granada.
Con la obra de González Jurado Granada culmina así la llegada de un palio en el que la sencillez prima para dar paso a la belleza y en el que no hubo cámara que no quisiera captar el discurrir del palio guiado por Dionisio Martínez.
Cautivo de principio a fin
Con la misma paciencia con la que se está labrando el nuevo paso de misterio de Jesús Cautivo, la hermandad se puso en la calle desde el Sagrario en otro de esos momentos únicos del Domingo de Ramos, que además contó con el nuevo recorrido para la hermandad.
La cofradía volvió a llegar desde San Jerónimo hasta el corazón de su barrio, mientras las campanas de La Encarnación replicaban al paso del paso de Cristo y del palio, que sufrió un pequeño imprevisto al desprenderse el penúltimo varal del costado derecho.
La Plaza de Alonso Cano se volvió a quedar pequeña para presenciar otro regreso que dejó Cautivo hasta el final, en unas calles que respiran Semana Santa en el primer día y lo harán hasta dentro de ocho. El inicio no ha podido ser mejor.