El personal del Centro Psicopedagógico Reina Sofía mejora su cualificación para el trato con los usuarios
l objetivo principal del curso es que sepan prevenir y cómo actuar ante las conductas de agresividad que pudieran presentar estos pacientes
Responsables del servicio de Prevención y Salud Laboral y del Centro Psicopedagógico Reina Sofía de la Diputación de Granada han impartido esta semana un curso al personal de atención directa a residentes de este centro que atiende a 114 personas con discapacidad intelectual. El objetivo principal del curso es que sepan prevenir y cómo actuar ante las conductas de agresividad que pudieran presentar estos pacientes.
Según ha explicado la diputada delegada de Centros Sociales y Nuevas Tecnologías, Rosa Fuentes, “el personal de atención directa mejora con este tipo de cursos su cualificación con técnicas que les ayudan a actuar ante situaciones que, si no se abordan correctamente, generan estrés e incluso lesiones que pueden ser causa de incapacidad por accidente laboral”.
El curso, que finaliza este miércoles en el centro psicopedagógico Reina Sofía, ubicado en el complejo de los centros sociales de la Diputación en Armilla, ha constado de diez horas de duración con parte teórica y práctica. Es impartido en el aula de formación del centro por especialistas en Salud Mental y responsables del Reina Sofía experimentados en el trabajo con usuarios con discapacidad intelectual.
De este modo, se dota a los trabajadores de los conocimientos y habilidades necesarios para el desempeño de su trabajo de forma adecuada y segura “lo que repercutirá en una mejor atención a los residentes y una mayor seguridad en el trabajo”, ha añadido la diputada Rosa Fuentes.
Los trabajadores han podido profundizar en los aspectos comunicacionales y preventivos de la agresividad, o en las habilidades de interacción en el equipo de atención directa en el manejo de situaciones difíciles con los residentes con discapacidad intelectual.
Los talleres prácticos, impartidos hoy, les ayudan también a evaluar identificando los riesgos de violencia o agitación que se pueden producir en cada contexto, o los posibles escenarios clínicos. También en el manejo del paciente teniendo en cuenta aspectos como la actitud terapéutica, la contención verbal o psíquica, o el tratamiento psicofarmacológico.
