"El secreto de un buen pregón radica en una pieza literaria que salga del corazón"
El periodista granadino Ramón Burgos anunciará este domingo la Semana Santa de Granada, designación que "no esperaba"
La amplia familia de la Semana Santa de Granada tiene a veces caprichosas coincidencias. Cinco años después desde que su esposa anunciara la pasión granadina, este domingo le toca el turno a Ramón Burgos, un periodista que vive y siente por el mundo cofrade y recientemente premiado con la Medalla de Oro de Granada otorgado por el Ayuntamiento. Aunque apenas ha podido desvelar cómo será su pregón, Burgos afronta así la intevención más importante para los cofrades de Granada a los cinco días de iniciar la Cuaresma.
Pregunta.- ¿Qué supone ser pregonero de la Semana Santa de Granada?
Respuesta.- Desde la tranquilidad de que, aunque es un honor deseado, no lo esperaba. El día de la llamada del presidente de la Federación, Jesús Muros, me dejó casi sin palabras. Y me sentí felizmente abrumado por la respuesta de mi entorno personal y del mundo cofrade. Ya en ese momento, por la ilusión que te transmiten, te das cuenta de que ser pregonero es algo muy especial.
P.- ¿Qué le atrajo de la pasión granadina?
R.- En el colegio escolapio donde quedé prendado de aquella Virgen del Mayor Dolor de cara pequeña y de la impresionante imagen del Cristo de la Expiración. Luego, tras la vuelta a Granada, muchos años después, volví a unirme a esta cofradía y más tarde a otras hermandades como Tres Caídas y Sentencia fundamentalmente.
Lo que ocurre es que por mi trabajo he tenido la oportunidad de conocer y convivir con la mayoría; aunque ese mismo trabajo me impidiera dedicar tiempo a su vivir interno; de ahí que, salvo la etapa en los Escolapios, no me involucrara en juntas de Gobierno y que tampoco haya podido realizar estaciones de penitencia en las filas, salvo algunas ocasiones como mi etapa de fiscal del paso de las Maravillas.
P.- ¿En qué radica el secreto para hacer un buen pregón?
R.- En una pieza literaria que salga del corazón. Son sentimientos, vivencias, deseos…, es mi forma de ver la Semana Santa que, en definitiva, es lo que creo, esperan los cofrades.
P.- Tiene cerca a una pregonera, ¿le ha dado algún consejo? ¿cuál?
R.- Desde luego. Es algo natural al compartir profesión, llevar tantos años juntos y sentir la Semana Santa como algo nuestro. Sobre todo –y cada vez la entiendo más– me pidió que dejara que los sentimientos me guiaran y que no me perdiera ningún instante de lo que iba a vivir, de lo que estoy viviendo, porque es algo irrepetible.
P.- Dentro de lo que se pueda contar, ¿qué estructura tiene su pregón?
R.- Una doble: la pensada para ser dicha en el escenario y la escrita, con notas al pie, para ser leída con más detenimiento.
P.- En el pregón oficial las críticas suelen llegar a oídos más rápido que los elogios, ¿cómo se prepara un pregonero para ello?
R.- Intento visualizarme en el atril del teatro y que consigo que llegue todo el mensaje que quiero transmitir. No soy persona de mostrar mis nervios, pero a estas alturas, cumplida la parte de creación, vives esos momentos delicados en los que estás deseando que, por fin, llegue el esperado día. Lo que venga después, servirá para la meditación propia.
P.- ¿Cómo le gustaría que definiera la historia el pregón que pronunció Ramón Burgos?
R.- Como una aportación al desarrollo de Granada y su Semana Santa, puesto que mantengo que una y otra tienen un único sentido.