jueves 28 marzo
EL REPORTAJE aG  |   |

Entregadas a una lucha 'en cuerpo y alma'

Alrededor de 500 granadinas son diagnosticadas con cáncer de mama al año · En el 90% de los casos, la enfermedad se supera con éxito

El pañuelo o el lazo rosa simbolizan la lucha contra esta enfermedad. Foto: Álex Cámara

El pañuelo o el lazo rosa simbolizan la lucha contra esta enfermedad. Foto: Álex Cámara

Bastó un solo segundo para que las prisas se desvanecieran, el reloj se detuviera justo en esa hora, la rutina se esfumara y el miedo comenzara a golpear insistentemente a la puerta. La incertidumbre se apoderaba de su universo y la única palabra que resonaba en su cabeza perseguía un final con luz. Aquel día, el que ya nunca olvidará, empezaba una lucha por y contra su propio cuerpo. Una pelea constante en la que se veía inmersa sin aparente razón. Un pulso, teñido de rosa, que sabía estaba obligada a ganar porque “el enemigo” no la iba a derrotar. El cáncer había irrumpido en su vida y su vida, sin miramientos, había decidido plantarle cara. Después de la negación, la incredulidad y, por momentos, también la tristeza, apareció la aceptación, la normalización y las ganas, siempre infinitas, de llegar a la meta. Ella, una mujer valiente, fuerte y enérgica, convertida en heroína para los que la vieron y temblaron algunos de sus instantes de flaqueza, recuerda a 500 días de aquel temor inicial, que el cáncer de mama “se combate, se pelea y se vence”.

A sus 55 años, María, es más que un número con el que alimentar estadísticas. Es la viva imagen de la superación, de la lucha constante, una de las miles de caras que sacaron fuerzas de donde no las había para salir adelante. Una de las que seguro encontrará motivos más que suficientes para celebrar este domingo, el Día Internacional contra el Cáncer de Mama.

En Granada, se diagnostican unos 500 casos anuales del que se ha convertido en el cáncer más frecuente entre las mujeres, según los datos con los que cuenta la junta provincial de la AECC (Asociación Española Contra el Cáncer) en la capital. Su coordinador, Antonio Gómez, asegura que, en proporción, Granada está en cifras similares a la media nacional. “Afortunadamente, el cáncer de mama es uno con los que se está consiguiendo mejores resultados de curación, aunque hay una circunstancia y es que la incidencia de estos cánceres está aumentando en los últimos años pero, a la vez, el porcentaje de superación también. Este tumor es una proliferación celular descontrolada que se da en la glándula mamaria y la causa fundamental es la afectación que los propios estrógenos de la mujer ejercen sobre esas células de la glándula mamaria. Cuanto mayor sea el tiempo que una mujer es fértil, mayor el riesgo de padecerlo. Esto es, mujeres que hayan tenido muy tempranamente la primera regla y que, a la vez, puedan tener muy tardíamente la última, supone un factor de riesgo. Cabe destacar que, a mayor número de embarazos, menor será la incidencia de este cáncer, así como cuanto a menor edad se tenga el primero. Otro de esos factores, al margen del número de embarazos y la edad a la que se produzcan estos, es el hecho de que se dé o no lactancia. La obesidad también es un factor de riesgo, sobre todo, en edades postmenopáusicas, a partir de los 70 años. No obstante, hay que dejar muy claro que siempre hablamos en términos de probabilidad”, reconoce Gómez.

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Programas de concienciación
La AECC tiene diferentes programas de apoyo a los enfermos y familiares de cáncer de mama. El primero al que acceden es el llamado 'De primer impacto'. “Qué duda cabe que un diagnóstico de cáncer tiene un impacto inicial de angustia, miedo y percepción de muerte. De ahí, este programa en el que se abordan las angustias. Un voluntariado hospitalario les hace saber que no están solas. A partir de aquí, existe un programa estrictamente de apoyo psicológico para aquellas personas que, más allá del impacto normal y natural, la preocupación influye sobre alguna de sus áreas de funcionamiento de vida. Otro de los programas es el denominado 'Mucho por vivir', donde más allá del enfoque psicológico y emocional, son las mujeres las que cuentan sus experiencias y se ayudan en base a ellas”, precisa el coordinador en Granada de AECC. De este modo, y con motivo del Día Internacional contra el Cáncer de Mama, además de la jornada celebrada este jueves en el Hospital Ruiz de Alda, este viernes la AECC tendrá un stand en la Fuente de las Batallas para recordar la conveniencia de hacerse las mamografías cuando se reciba la citación del programa de diagnóstico precoz y la autoexploración en mujeres de 25 años unos días después de la menstruación, puesto que no es aconsejable que esa primera exploración se haga a los 50 años “porque, a esa edad, lo más normal es que se encuentre con nódulos, probablemente benignos pero alarmantes si no se han visto antes”.

Pero si hay un agente que determina el riesgo de que una mujer pueda padecer cáncer de mama a lo largo de su vida es el aspecto hereditario -cuando una mujer hereda directamente desde su concepción un oncogen que va a determinar este aspecto-. “En condiciones normales, el pico de riesgo va a aumentar a partir de los 50 años. Sin embargo, cuando existe ese factor, una de las características es que va a haber mucha más probabilidad -seguimos hablando de probabilidad no de seguridad- y a una edad mucho más temprana. En estas mujeres, es muy conveniente que no esperen a los 50 años para hacerse un seguimiento de mamas; deben ser mujeres muy acostumbradas, desde los 25 años, a hacerse autoexploración mamaria; y, si en su familia existen dos o más casos de mujeres con cáncer de mama de primer o segundo grado de consanguinidad, es muy recomendable que esta persona se dirija a una consulta de consejo genético, prestación que se da en los hospitales, y que allí determinen si tiene o no el oncogen para que el protocolo comience antes”, señala el coordinador provincial de AECC al tiempo que asegura que las cuestiones ambientales “también influyen en el cáncer de mama”. “Los hábitos de vida que protegen frente al cáncer de mama son la dieta mediterránea que reduce hasta un 30% el riesgo de cáncer, según los últimos estudios; y la actividad física, no solo de aquella mujer sana que podría tener la enfermedad, en cuyo caso se reduce a un 40%, sino en la mujer que ha sufrido un cáncer, en cuyo caso las recidivas -reaparición del cáncer- aparece un 35% menos”, continúa.

Pese a las cifras, en los últimos años, los datos de supervivencia han incrementado considerablemente. “Esto se fundamenta en los diagnósticos precoces, a través de los programas de mamografías (mujeres entre 45 y 50 años), donde la curación asciende a un 90%. A ello hay que añadir los nuevos tratamientos, unidos a la cirugía, quimioterapia y radioterapia convencionales. Estamos hablando de los tratamientos hormonales -un porcentaje alto de estos cánceres son muy hormonodependientes- y la inmunoterapia, que busca estimular las propias defensas del organismo frente a las células cancerígenas”, recalca Gómez.

Una lucha diaria que requiere del “apoyo incondicional” de la familia. “Es fundamental que la mujer cuente con el aliento de su familia, aunque complicado ya que muchas veces el impacto del diagnóstico es lo mismo tanto en la persona afectada como en la familia, incluso mayor en sus allegados. Por eso, los familiares de un enfermo de cáncer deben tener capacidad de apoyo, ayuda y ánimo para lo que es imprescindible la comunicación abierta. Es normal que se sientan emociones negativas, que se sienta miedo, sensación de pérdida y rabia, pero debe expresarse y comunicarse”, aconseja el especialista.

A nivel nacional, la incidencia anual del cáncer de mama es de 22.000 casos, el 28,5% de todos los tumores femeninos, tal y como especifica la AECC. Aproximadamente, una de cada ocho mujeres presentará esta enfermedad a lo largo de su edad adulta.

Cuando llegue ese día cualquiera en el que el tiempo decida pararse en seco y el devenir, el porvenir, el futuro o la vida misma pongan a otras mujeres en esa situación a la que ya se enfrentaron las primeras, deberán saber que nada termina en una palabra, por dura que parezca, sino que empieza con la esperanza de ver y saber que hasta el camino más escarpado tiene un final.

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