Escribá sorprende en su primer once en el Granada CF, que vuelve a pagarla a balón parado
El técnico hizo cambios en el centro de la defensa y del campo · La marca del primer gol del Burgos volvió a dejar patente que hay trabajo por trabajo
El primer once de Fran Escribá sorprendió a propios y a extraños en la combinación en varias parcelas del campo del Granada CF, en un partido en el que el balón parado volvió a ser la factura que tuvo que pagar el equipo para recibir al menos uno de los dos goles del Burgos.
El técnico valenciano del Granada CF comenzó inicialmente apostando por Diego Mariño, que debutó como guardameta granadinista en un partido en el que estuvo acertado en varias acciones en las que participó y además contribuyó de forma activa a la construcción del primer gol rojiblanco.
El gallego estuvo acertado en la salida bajo palos en jugadas como saques de esquina o centros al área, hasta el punto de que en uno de ellos cogió la pelota que luego dio en largo para que Uzuni la recibiera en las proximidades del rival antes de dársela a Tsitaishvilli en busca del 0-1.
Mariño también hizo lo que podía hacer en el 2-2, cuando entonces salió con los puños para repeler el centro desde el lateral, si bien en el suelo lo tuvo complicado para repeler el disparo desde la frontal de Borja.
Primera suplencia de Migue Rubio
Migue Rubio vivió en el centro de la defensa su primera suplencia. Escribá pasó de un sistema de tres centrales a uno de dos, en el que su apuesta fue por Ignasi Miquel y Loïc Williams, lo que dejó al madrileño sin minutos por primera vez esta temporada.
Respecto al centro del campo, la apuesta fue por Hongla y Villar, que completó su primer partido al completo como titular esta temporada como jugador del Granada CF. Esto fue en detrimento de Sergio Ruiz, que ni saltó al campo en una semana que ha estado entre algodones, y Manu Trigueros, que anotó el 1-2 después de entrar al campo cuatro minutos antes.
El centrocampista jugó de enganche respecto a Uzuni, puesto que desde el inicio había ocupado Reinier, bastante perdido durante todo el choque sin opciones ni combinación posible para el juego constructivo del equipo.
El balón parado, otra vez
El balón parado volvió a ser el principal problema en defensa del Granada CF, que encajó el empate a uno del Burgos mediante esta fórmula y dejando retratado, en esta ocasión, a Ricard Sánchez.
El centro lateral desde la derecha hizo que el lateral derecho no defendiera la marca de Córdoba, quien remató en el palo derecho de Mariño para buscar la prolongación hasta Lisandro López, al que debía cubrir en el segundo palo Ignasi Miquel.
En cuanto al segundo gol del Burgos, después del despeje de Mariño, era Tsitaishvilli el encargado de cubrir la posición de Borja, que disparó a placer desde la frontal para establecer el 2-2.
Tal y como había anticipado Fran Escribá, al Granada CF aún le queda para estar en el nivel que se espera del equipo, aunque el punto no es mal comienzo para la era del entrenador.
El 2º gol es impàrable, ni el portero lo para. De la manera que le dio el jugador del burgos, ó va a la calle pasando por el 2º anfiteatro, o como por desgracia paso lo metio.