viernes 19 abril
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Familiares de acusada de matar a su marido en Charches dicen que le amenazó con darle "dos tiros"

La segunda sesión del juicio con jurado, que se celebra desde este lunes, ha comenzado con la declaración de una de las dos hijas de la procesada, Loli, de 27 años, que el día del crimen, el 12 de mayo de 2013, fue a cenar con sus padres

Familiares de la mujer, de iniciales M.D.R.L., que está siendo juzgada en la Audiencia de Granada acusada de asesinar con una escopeta de caza a su marido en la localidad granadina de Charches, en El Valle del Zalabí, y ocultar el cadáver, han afirmado que cuando se enteró de que él le era infiel "cambió" y se "obsesionó" con él y llegó a amenazarle de muerte con pegarle "dos tiros" si se iba con otra mujer.

La segunda sesión del juicio con jurado, que se celebra desde este lunes, ha comenzado con la declaración de una de las dos hijas de la procesada, Loli, de 27 años, que el día del crimen, el 12 de mayo de 2013, fue a cenar con sus padres a la casa de su abuela y su hija, de cuatro años. Aquella noche no percibió nada raro, si bien la relación entre sus padres estaba siendo "bastante tensa" desde agosto de 2012, cuando la mujer se enteró de que su marido le era infiel.

Según Loli y su hermana Paqui, de 22 años, que también ha comparecido a continuación, el padre trataba "mal" a su madre, era "autoritario", "violento" y "siempre estaba de mal humor", y en ocasiones agredía físicamente a su esposa, como también lo hizo con ellas cuando eran pequeñas, según han afirmado. Sin embargo, aunque Loli recomendó a su madre en varias ocasiones que se separase, nunca le dijeron que lo denunciara por malos tratos: "Somos de pueblo y siempre hemos pensado que el hombre era el que mandaba en la casa", ha indicado la hija mayor del matrimonio, que cree que su madre era una "víctima".

Las dos hijas se enteraron de que su padre tenía una relación extramatrimonial con una prostituta porque él mismo se lo confesó, después de que le encontraran mensajes en su teléfono móvil de contenido amoroso y una pulsera y documentación de la mujer con la que mantenía una relación.

En ese momento, la madre, que era una mujer "muy trabajadora", un "terremoto" y muy "cariñosa", dejó su empleo en el campo y ya sólo se "obsesionó" con su marido, al que tenía "agobiado" y seguía constantemente, incluso cuando iba al cuarto de baño.

La noche de la muerte de su padre, Loli, que dormía con su marido y su hija en una zona anexa la vivienda de sus padres, no escuchó nada. Su esposo, que estaba enfermo y que sobre las 2,30 horas se encontraba en la cocina, sí le dijo a la mañana siguiente que había escuchado a esa hora dos disparos. Por eso, Loli le preguntó a su madre que si esa noche había estado "de cacería", a lo que ella le contestó que sí, que habían disparado "a un ciervo o a un perro".

Al principio, y tras la desaparición de su padre, las hijas pensaron que se había ido "con otra mujer", por el "agobio" que él tenía además entonces con su esposa, si bien finalmente decidieron presentar denuncia ante la Guardia Civil junto con su abuela, la madre de la víctima.

Ellas no pensaron "jamás" que su madre pudiera haber matado a su padre, pero ella empezó a incurrir en contradicciones en cuanto a la ropa que llevaba su marido cuando se marchó e incluso le llegó a preguntar a una de sus hijas, a la menor, que si se le retiraba la batería a un teléfono móvil sería posible localizarlo. La madre participó sin embargo en su búsqueda y estaba "nerviosa" aunque "en su mundo".

Las hijas no creen que planificara el crimen

De todas formas, las dos hijas han señalado que ven incapaz a su madre de haber "planificado" la muerte de su padre, con el que estaba "ciega" y al que "quería mucho". "Se le fue la cabeza, no nos hacía ni caso, ahora está mejor, está tranquila. Mi madre sólo obedecía, no era de pensar, no sabía vivir sin él", ha indicado Loli, que sin embargo ha apuntado que la mujer llegó a amenazar de muerte a su marido, con "pegarle dos tiros".

La amenaza también la ha confirmado el yerno del matrimonio y marido de Loli, que ha añadido que ella le dijo que "antes que verlo con otra mujer le pegaría dos tiros".

Esa amenaza la otra hija, que se marchó de casa unos meses al enterarse de la infidelidad de su padre, afirma que no la escuchó nunca, y ha indicado que lo que sí oyó fue a el fallecido diciendo que iba a matar a su esposa y que después se suicidaría.

También ha declarado la madre de la víctima, que ejerce la acusación particular, que ha negado que marido y mujer se llevaran mal, afirmando que el matrimonio "discutía como todos los matrimonios". De hecho, ha señalado que era ella la que tenía "malos modales" con su marido, por lo que su suegra le decía que "a los hombres hay que tratarlos con más delicadeza".

Ella ha indicado que no sabe de la infidelidad de su hijo más que por sus nietas y que le llegó a preguntar a él por ello, a lo que él le contestó que si estaba con otra mujer, su madre sería la primera en saberlo.

Ha sostenido que los dos "tenían genio", pero ha señalado que su hijo no era una "persona agresiva" aunque tuviera "carácter fuerte", si bien ha admitido que él era muy perfeccionista, y que "le daba coraje cuando no se hacían las cosas como él quería".

"Discutían los dos, y ella siempre tenía que quedar por encima, elevaba la voz, y le abofeteó delante de mi marido en la Navidad de 2009. Si ella hubiera sido víctima de malos tratos, yo la habría defendido", ha mantenido la mujer, quien ha asegurado que la inculpada "agobiaba y machacaba" a su esposo.

La Fiscalía pide para la procesada una pena de 18 años y nueve meses de prisión, por un delito de asesinato y otro de tenencia ilícita de armas, con la circunstancia agravante de parentesco y la atenuante de confesión, además del pago de una indemnización a la madre del fallecido de 60.000 euros.

La acusación particular, que ejerce la familia del fallecido, eleva su petición a los 21 años de prisión, 20 años por un delito de asesinato y un año más por tenencia ilícita de armas; mientras que la defensa sostiene que actuó por "obcecación" y solicita que sea condenada a cuatro años por un delito de asesinato, aunque teniendo en cuenta que concurren en este caso, además de la agravante de parentesco, las atenuantes de confesión, anomalía o alteración psíquica y obcecación, y al pago de una indemnización de 30.000 euros.

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