Gente que viene y va en la fase 2 de Granada
Granada ha estrenado este lunes día, semana, mes y nivel de desescalada · Lo hace con cautela y con la confianza de que el salto a la tercera se pueda dar sin prisa pero sin pausa · Las calles concurridas, señal de que la ciudad sigue latiendo
Si hace un mes había que buscar la existencia de vida humana en Granada hasta debajo de las piedras, ahora casi hay que andarse con ojo para mantener los dos metros de seguridad. Es lo que tiene la inevitable evolución de la desescalada en sitios como en la capital, donde la gente viene y va, con una historia debajo del brazo, eso sí, con la mascarilla como mejor 'escudo' contra el 'bicho'.
Y es que aunque parezca que no, el coronavirus sigue presente sin verlo en cada rincón. El mismo que logró enclaustrar a una ciudad que duerme a duras penas cuando llegan las altas temperaturas. El que consiguió dejar vacías las terrazas y el interior de los bares o sin tránsito vías como Reyes Católicos, Recogidas, las Batallas o los miradores del Albaicín.
Pero la vida es otra desde que Granada ha ido evolucionando hacia la 'nueva normalidad'. El aparente miedo se ha ido transformando en respeto hacia la enfermedad, aunque haya casos y circunstancias en las que pareciera que la vida ha derrotado a la pandemia y esto no es del todo así. Por desgracia, el virus sigue amenazando.
La fase 2 ha entrado en Granada con la misma timidez que lo hizo la uno, poco a poco aplicando las nuevas medidas como la posible apertura de los centros comerciales, que se van adaptando a unas circunstancias que les obliga a que los clientes puedan caminar pero no permanecer en las zonas comunes.
También los comercios pueden abrir con cierta normalidad, aunque en el centro no todos eligen por ahora alzar la persiana. Los más reticentes siguen buscando la fórmula que más les convenga en esta nueva situación. En otros se guardan las distancias. Las cintas amarillas y negras y los botes de geles hidroalcohólicos son la muestra clara de que algo ha cambiado para siempre, o al menos por una larga temporada.
"¿Me puede reservar una mesa por favor?", pregunta una clienta en Plaza Nueva al camarero de un restaurante. "Coja usted la que quiera en cuanto quede vacía y yo la haya limpiado", le responde. Y es que la higiene se hace patente también en los negocios de hostelería, donde por vez primera después de dos meses y medio se han podido servir desayunos dentro de los locales, hasta hace un día solo se podía en terrazas.
Pero la clara demostración de que todo no es igual que el último día de la fase 1 es que ya no hay horarios. Y las calles lo han notado. Solo hay que respetar el de mayores de 70 y dependientes, algo difícil de apreciar de 10 a 12 si en ese momento el tránsito de personas es el mismo o más que antes o después.
Otras actividades permitidas
Hay quien también ha aprovechado este primer día del segundo nivel para bajar a la playa, retomar sus estudios en la academia o poder visitar la iglesia, que ya permite hasta la mitad del aforo.
Las despedidas de los seres queridos ya no serán tan solitarias y quien lo desee podrá darse el sí quiero con hasta 100 invitados en espacios abiertos. Una boda de andar por casa, es la que deja ahora mismo el coronavirus, aunque pocos novios tengan ganas de jurarse o prometerse amor eterno en estas circunstancias. La amplia mayoría prefiere esperar.
Granada ha estrenado este lunes día, semana, mes y fase. Lo hace con cautela y con la confianza de que el salto a la tercera se pueda dar sin esperar más que otras provincias que la rodean. La gente viene y va. Y la ciudad sigue latiendo. No queda otra.
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