sábado 20 abril
La Capital  |   | L. Martí

"Hemos vuelto a las cuevas y sólo tememos a la Policía"

Cinco días después de que los agentes policiales les expulsaran, los moradores han reabierto las grutas y vuelven a dormir en ellas

Cinco días después del desalojo, de las cargas policiales y de que les echaran de las cuevas del Cerro de San Miguel, los moradores han vuelto, y no tienen miedo. El Ayuntamiento de Granada, a partir del informe de técnicos municipales, solicitó la expulsión de las personas que estaban durmiendo allí alegando peligro de ruina. Los habitantes lo niegan, dicen que la roca es dura y que no se derrumbará: “No tenemos ningún miedo a que se derrumbe, hemos dormido aquí. Sólo nos asusta que vuelva la Policía”, denuncia Pibe, sentado en una silla de plástico con la Alhambra enfrente.

Las grutas que las maquinas excavadoras sellaron han sido reabiertas. “Tan sencillo y tan difícil como volver a empezar”, comenta Jacques Coeur, seudónimo que se ha inventado sobre la marcha un joven francés que lleva viviendo seis años en San Miguel. Coeur explica que sólo se puede analizar la expulsión de los ocupas de estos terrenos desde la óptica “de la especulación inmobiliaria” y la rentabilidad. Ellos, continúa, no hacen daño a nadie en sus cuevas pero tampoco aportan, “cuando si este suelo lo urbanizan podrían sacar mucho dinero”.

"Hemos vuelto y sólo tememos a la Policía"

El centro cultural de los senegaleses. Foto: Álex Cámara

Complicado contabilizar cuántos son los moradores de las cuevas. Van y vienen, algunos días más y otros menos. Un grupo de senegaleses, hasta 25, que usaban una de las grutas selladas para realizar reuniones “de tipo cultural” se han visto obligados a cambiar su sede un par de casas más abajo. Lo que no han podido salvar es una pequeña huerta que había junto al centro cultural.

El grupo de comuneros insiste en que los inmuebles no presentan ninguna peligrosidad de desprendimiento. Pibe, uno de ellos, asegura que ni echando entre ocho y 10 toneladas de peso sobre las cuevas con las excavadoras han conseguido echarlas abajo. Desde el pasado viernes, las cuevas vuelven a tener moradores, según adelantó el diario digital GranadaiMedia.

Desalojo

Coeur da su versión de lo acontecido el pasado jueves, cuando agentes de la policía procedieron al desalojo de los moradores. “Entraron por la fuerza y nos dijeron que teníamos diez minutos para sacar las cosas. Nos dio tiempo, tampoco tenemos tanto. Luego, pasados esos diez minutos, nos obligaron a bajar por la ladera mientras las máquinas echaban tierra sobre las casas que habitamos”. Añade que, a su juicio, las administraciones les están “negando el derecho a la vida, a un hogar, sea del tipo que sea. Nos echan y ya está”.

Este joven trabaja por temporadas de carpintero y albañil para una inmobiliaria en la rehabilitación de edificios. El resto del tiempo, decide vivir de lo que produce la huerta que tiene a unos metros de su cueva. Tabaco, verduras, hortalizas. Se puede subsistir con muy poco. “Por ejemplo, el otro día compré un saco de harina de 25 kilos por 12 pavos (euros). No necesito más. Este es el estilo de vida que he elegido”, sentencia.

 

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