La Fiscalía eleva a asesinato y 21 años y la defensa pide la absolución en el caso del homicidio de Pinos Puente
El letrado del acusado considera que existen dos eximentes y cuatro atenuantes, si bien en caso de que no se tengan en cuenta las primeras accede a dos años y medio de cárcel para su cliente
La Fiscalía de Granada ha elevado a asesinato y una petición de 21 años de cárcel su escrito de conclusiones definitivas en el caso del hombre que mató presuntamente a otro con un destornillador en Pinos Puente, en el que la defensa ha solicitado la libre absolución.
El Ministerio Público inició el juicio con una petición de 9 años de cárcel por la presunta comisión de un delito al único procesado en la causa, un hombre de 31 años que ha defendido en el juicio que se ha celebrado estos días que actuó en defensa propia cuando estaba sufriendo una agresión sexual en la vivienda del ahora fallecido.
Mientras, la defensa del acusado ha pedido la absolución basándose en las dos eximentes de legítima defensa y miedo insuperable y las cuatro atenuantes de eximentes incompletas de legítima defensa o miedo insuperable; estar bajo los efectos de las drogas, confesión de los hechos a las autoridades y el arrebato.
En caso de que no se estimen las eximentes y sí las atenuantes, la defensa pide dos años y medio de cárcel para el hombre, en una vista en la que está previsto que este jueves el jurado reciba el objeto del veredicto para determinar el grado de culpabilidad o no del acusado.
Cabe recordar que los hechos se produjeron a finales de diciembre de 2016 en la localidad metropolitana de Pinos Puente, donde el hombre se desplazó junto al ahora fallecido a la vivienda situada en la calle San Cristóbal.
Allí dentro, según reconoció él mismo, consumieron droga y posteriormente asegura que se quedó dormido. Se despertó, afirmó en su declaración, al percibir "dolor" mientras supuestamente estaba siendo agredido sexualmente.
Fue en ese momento en que cogió un destornillador que había encima de una mesa y lo usó para intentar quitarse de encima al fallecido, al que finalmente terminó por clavar el arma blanca que le causó la muerte días más tarde.
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