jueves 25 abril
LA CRÓNICA  |   | Luis F. Ruiz

Órdago a la paciencia

El séptimo partido sin ganar de un Granada CF en transiciónin provoca el estallido de la afición rojiblanca, que termina sacando pañuelos y pidiendo dimisiones mirando al palco

Carcela, de rodillas tras recibir una falta en el centro del campo. Foto: Álex Cámara

Carcela, de rodillas tras recibir una falta en el centro del campo. Foto: Álex Cámara

FICHA DEL PARTIDO
Granada CF: Ochoa; Tito, Vezo, Gastón Silva, Gabriel Silva; Javi Márquez, Samper (Krhin, 54'), Alberto Bueno (Barral, 68'), Andreas; Carcela (Kravets, 79') y Ponce.
Leganés: Serantes, Mantovani, Gabriel (Insúa, 81') Szymanowski, Carl, Rico, Víctor Díaz, Luciano (Guerrero, 60'), Rubén Pérez, Omar Ramos (Roberto, 66') y Timor.
Árbitro: Jaime Latre (Aragonés). Amonestó a Ponce.
Gol: 0-1, Szymanowski (76').
Incidencias: Encuentro disputado en el Nuevo Estadio de Los Cármenes ante 15.505 espectadores. Al finalizar el encuentro numerosos aficionados despidieron al equipo con una pitada y pañolada.

El nuevo proyecto deportivo del Granada CF ya de por sí necesitaba paciencia por muchos factores analizados hasta la extenuación. Toda vez que el club ha decidido dar un giro al timón con la sustución de Paco Jémez en el banquillo, la entidad rojiblanca vive ahora momentos de transición, como así ha quedado demostrado en el séptimo partido sin ganar de los granadinistas después de aguantar 76 minutos sin encajar un gol que llegó, una vez más, por un fallo defensivo.

Este periodo de adaptación, de volver a empezar de cero, deja sin embargo un sinsabor en la ciudad granadina materializado en las protestas que han protagonizado centenares de seguidores granadinistas, cuando al finalizar el partido han sacado sus pañuelos y han comenzado a pedir dimisiones mientras se dirigían al palco que por tercera vez ocupaba Jiang Lizhang.

El caso es que el primer partido de Lluis Planagumà -probablemente el único- no supuso un antes y un después en el partido que desarrollaron los once elegidos ante el Leganés, entre los que se encontraban Gabriel Silva y Samper como novedades de una alineación casi idéntica a la presentada el lunes por Jémez en Vitoria. Por ello, el nuevo entrenador rojiblanco intentó sobre todo cumplir una máxima: firmeza atrás.

Pero el equipo se olvidó de generar ocasiones claras ante la portería defendida por Serantes, aunque Carcela dispuso a los cinco minutos de una llegada que de no ser por Mantovani, que la mandó a córner; habría terminado muy probablemente entre los tres palos del guardameta visitante.

El partido se fue adormeciendo poco a poco hasta el punto de llegar a entrar en una fase próxima a la 'rem' en la que todos los humanos entramos cuando dormimos. El Leganés solo llegó una vez con peligro a la portería de Ochoa. Lo intentó en la cabeza de su capitán, aunque el balón se marchó alto.

Más de lo mismo

La segunda parte tuvo prácticamente más de lo mismo en ambos equipos. El choque continuó en una tónica soporífera en la que los dos equipos se vieron atrapados. Sin ocasiones y sin ceder absolutamente nada en defensa, el gol debería llegar solamente por un error de alguno de los dos conjuntos.

Fue quizás una de las notas positivas del cambio de actitud por completo de un Granada CF todavía muy marcado por el estilo impuesto por Paco Jémez. Sin embargo, el miedo a cometer algún error dejó patente que lo primero para Planagumà y los elegidos era defender, después todo lo demás.

El riesgo tuvo su connotación negativa cuando a falta de 14 minutos llegó la ocasión y jugada que marcaría el finalmente el resultado. Entonces, Robert Ibáñez aprovechó un fallo de la defensa rojiblanca, en este caso protagonizado por Tito. El valenciano vio desmarcado a su compañero Szymanowski, quien tras una carrera encaró a Ochoa para batirlo por bajo.

El oficio de los madrileños hizo todo lo demás. De ahí al final poco o nada se jugó en un encuentro en el que los rojiblancos apenas despertaron de su letargo para intentar reaccionar y evitar así el séptimo partido sin perder.

Queda camino por recorrer para un Granada CF que sigue un poquito más tocado que hace una semana y al que solo la esperanza de un cambio de entrenador mantiene en pie. Solo queda que la dirección deportiva acierte para que la afición le perdone lo que por ahora parece que le condena: la confección de la plantilla.

Número Cuaderno Rojiblanco 01

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