"La Semana Santa universaliza los sentimientos, da igual el color del que vistas la túnica"
Álvaro Barea se encargará de pregonar la Semana Santa de Granada este domingo, en cuya declamación espera llegar a los presentes con sus vivencias cofrades desde que era un niño
Este domingo cuando den las doce del mediodía habrá terminado la espera para Álvaro Barea. El encargado de abrir la llave hacia la Pasión que debe llegar en solo cinco domingos. Este cofrade desde que era un niño reconoce que se ha reencontrado con esos sentimientos ahora, cuando le ha tocado escribir el que quizás sea el texto más importante para alguien acostumbrado a ponerse en un atril. Y en esas espera no defraudar e incluso bromea con la duración a la que tantas veces le han referido quienes se han acercado a él estos días.
Pregunta.- ¿Por qué cree que ha sido designado pregonero?
Respuesta.- No lo puedo contestar, eso más bien depende de la Federación de Hermandades y Cofradías. Lo que sí puedo decir es que para mí es un orgullo enorme y una satisfacción grandísima. Porque soy cofrade de a pie desde muy pequeño. Estoy involucrado en las hermandades desde pequeño y he trabajado por las hermandades desde pequeño. Aportando humildemente lo que han necesitado de mí. Desde grupos jóvenes, publicaciones de boletines, a participar en juntas de gobierno. Lo típico de un cofrade de a pie. No sé por qué yo, pero sí sé que estoy muy agradecido.
P.- A sus 44 años será un pregonero que no está en la edad habitual de quienes lo pronuncian, normalmente más mayores, ¿da esto más responsabilidad?
R.- Es la misma tengas la edad que tengas, lo que sí da la edad son más vivencias o menos. La responsabilidad de pregonar la Semana Santa de Granada, con la historia y el poso que tiene es la misma, tengas la edad que tengas. Ha habido pregoneros incluso más jóvenes que yo, como David Rodríguez o Antonio Olivares, que si no lo dio con mi misma edad sí muy parecido.
P.- ¿Qué supone pregonar la Semana Santa?
R.- Supone una vuelta a la infancia. He tenido la ocasión de, en la soledad de las noches, que es cuando lo he escrito; buscar cosas de aquella Semana Santa de los años 80 en la que fui intensamente feliz y en la que se ven las cosas de una forma totalmente diferente. Entonces, a la hora de sentarme y ponerme a escribir me he reencontrado con el niño que llevaba dentro. Es curioso pero ha sido así.
P.- ¿Habrá en su pregón alguna vivencia o recuerdo que supiera que introduciría sí o sí el día que le anunciaron como pregonero?
R.- Claro que lo hay. Esencialmente sabía que había un par de vivencias en las hermandades ‘mías’ que tenían que salir forzosamente. Son parte mía de entender la Semana Santa y entonces sabían que iban a estar en el pregón. Iba a haber algo exclusiva del Cristo de la Misericordia porque es algo de toda mi familia y era normal que hubiera algo y también que lo hubiera de la Santa Cena, Esperanza o San Agustín por las vivencias tienen que estar ahí presentes.
P.- ¿Cómo se hace un pregón pensando en el resto de hermandades a las que no tiene usted vinculación, sin querer ‘a ningún hijo más que a otro’?
R.- (Sonríe) La pregunta es bonita. No es complicado, porque lo bueno que tiene la Semana Santa es que universaliza los sentimientos, da igual un poco el color del que vistas la túnica, la parroquia en la que te formes o dónde procedas. Son sentimientos y sensaciones universales las que tenemos todos. Soy cofrade desde muy pequeño y tengo conocidos, amigos y vivencias prácticamente en todas las hermandades, entonces no me sale complicado ni es difícil hablar con cariño de hermandades a las que no pertenezco. Es algo bastante natural.
P.- ¿Cuáles son los consejos o peticiones que más le han repetido en estas semanas?
R.- Me han dicho cosas que tengo que evitar. La gente me ha dicho que está preocupada con el tiempo de los pregones. El día que almorcé con los pregoneros fue muy enriquecedor y esclarecedor de forma total. Me contaron desde la propia experiencia, lo que habían sufrido en las tablas del Isabel la Católica. Cosas que probablemente vayan a pasar este domingo. Voy en sobreaviso sobre algunas circunstancias, como el adecentamiento del teatro, la Banda Municipal, el protocolo. Sobre eso voy un poco avisado. Lo que he recibido han sido más bien avisos, de “ojo con esto” o “ojo con lo otro”, fue muy divertido.
P.- En cualquier caso, el pregón es solo suyo.
R.- Sí claro, al final es el pregón de uno. Las experiencias de los demás viene muy bien para saber qué le ha sucedido a ellos. De la mayoría que le han dicho muchas ya las tenía contemplada, pues tuve la suerte de presentar a Luis Recuerda como pregonero y ya estaba al tanto de algunas de las cosas organizativas. Sí que me han servido los avisos que me han ido dando, aunque luego mi pregón es mi pregón y el texto poco o nada tiene que ver con las recomendaciones del acto en sí que me han dado.
P.- De lo poco que se pueda adelantar de su pregón, ¿cómo es la estructura?
R.- Es una visión de la Semana Santa a través de la vida. Es un pregón clásico, no lleva interrupciones musicales, no lleva actuaciones ni nada. Lleva un título que es ‘In icto oculi’ que usaba Valdés Leal en sus conocidas pinturas sevillanas sobre la brevedad de la vida y el pregón es eso, el transcurso de la Semana Santa desde que eres niño hasta que dejas de estar. Va modulado en fragmentos breves, no son muy largos. Como tiene mucha carga vivencial espero que a la gente le llegue al corazón. A ver si lo consigo.
P.- Cuando la gente salga del Teatro, ¿qué le gustaría que dijeran de usted y su pregón?
R.- Me gustaría que se sintieran identificados con mis palabras. Si ellos reciben lo que voy a declamar en el Isabel la Católica con cariño, espero que se sientan muy identificados con esas palabras. Creo que tiene bastante sensibilidad cofrade, lleva una carga de fe. Es nuestra Iglesia a través de las cofradías. Si les llega al corazón y lo reciben con el alma abierta espero que simplemente lo recuerden con cariño y ya está.
Popular ahora
