Las segundas partes sí son menos malas
El Granada CF ofreció una imagen muy discutible en el primer periodo en el Pizjuán, del que trató de recomponerse tras el descanso · El Las quejas sobre el VAR con la boca pequeña no tienen el mismo resultado que a otros
Se suele decir en el séptimo arte que las segundas partes de una película nunca suelen mejorar a la primera. No es lo que le pasó al Granada CF en el Pizjuán el sábado, donde la segunda fue menos mala que la primera.
El equipo rojiblanco salió sin salir al terreno de juego en los primeros 45 minutos, donde el Sevilla fue dominador de principio a fin y en el que con su superioridad en cuanto a calidad logró meterse el partido en la buchaca.
Solo después del gol, cuatro minutos, el equipo trató de reaccionar tímidamente, pero sin disparar a portería; algo que sí pasó en una segunda parte que sin ser buena fue menos mala que la primera, en un partido muy mejorable de los de Diego Martínez.
Delanteros, un problema que sigue
De este modo, el problema que persiste en este Granada CF es la delantera y la ausencia de gol claro en el equipo. La plantilla vive al límite en una parcela para la que hay dos hombres natos y esto no es nada nuevo.
Los goles en este equipo acostumbra a marcarlos cualquiera, pero preocupa la poca pegada que el plantel tiene sobre todo lejos del Nuevo Los Cármenes, donde a final de año Ipurúa, la semana pasada el Camp Nou y ahora el Sánchez Pizjuán apenas se disparó.
Se trabaja en la incorporación de un hombre ofensivo para Diego Martínez, pero en el mercado de invierno todo son melones sin abrir y puede salir redonda la jugada o, por el contrario, un pan como una...
Llorar por el VAR
Es justo reconocer el respeto que Diego Martínez muestra con un micrófono delante a los árbitros después de los partidos. A veces al rojiblanco se le ha escapado una tímida crítica a lo que ha ocurrido sobre el césped, fundamentalmente porque es un defensor del VAR y en él deposita gran parte de lo que sucede.
El caso es que cuando quien está sentado en Las Rozas no termina de ver claras según qué acciones, como la expulsión a Germán o el penalti de Domingos Duarte en San Mamés; el Granada CF puede salir o sale seriamente perjudicado.
Pero hay equipos que lloran y mucho por el videoarbitraje. Hace una semana Monchi, director deportivo del Sevilla, dijo que hubiera bajado a retirar al equipo del campo en caso de que le anulasen un gol a su plantel. Este domingo el papel de llanto le ha tocado al Betis, cuyo vicepresidente afirmó que quería bajar al vestuario para que el árbitro le dijera "a la cara" por qué no habían revisado un posible penalti a favor de los béticos.
Queda la duda por tanto si es mejor estarse callado y ser el bueno de la clase o por el contrario comportarse como el rebelde cuando el VAR no termina de aclarar según qué situaciones como la falta que recibió Puertas en el Pizjuán, que primero fue penalti y luego retractada no terminó con la roja de Diego Carlos.
De todo se aprende y del VAR también, aunque queda por descubrir entonces si se saca más rédito callado y sin rechistar o alzando un poco la voz de vez en cuando.
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