Los secretos mejor guardados del pozo medianero
Este fue el elemento fundamental de la casa de Frasquita Alba a través del que Federico García Lorca escuchó lo que luego plasmó en el último drama antes de ser asesinado y que nunca pudo ver representado
Cuando Federico García Lorca trazó de su puño y letra la Casa de Bernarda Alba no supo que este sería su último drama. El último relato antes de ser asesinado en algún lugar entre Alfacar y Víznar y que nunca podría ver representado sobre un escenario.
Cuenta la leyenda que la obra maestra del universal poeta pudo ser el detonante que le costara la vida. Otros creen que hay otros motivos detrás de su muerte. Sea como fuera, las historias de la familia Alba, una de las más pudientes de la Vega granadina, quedaron plasmadas en la obra de Lorca, algo que no gustó en absoluto a sus protagonistas.
Tal fue el malestar que han sido necesarios hasta ocho años de negociaciones entre el Ayuntamiento de Valderrubio e instituciones y la familia Alba para que cedieran a la venta de la casa ubicada en la calle Real del municipio y que este 18 de diciembre pudiera abrir sus puertas como museo y lugar del estudio de las poblaciones rurales de hace un siglo.
Pero para llegar a este momento, en que visitantes y lugareños pueden adentrarse en las profundidades de la casa de Frasquita hay que remontarse al momento en que Federico García Lorca se marchaba a casa de su tía Matilde.
Entonces en el patio había un pozo medianero que compartía la familia de su tía con los Alba y a través de él fue donde pudo escuchar lo que posteriormente plasmó en su obra más popular y conocida, aunque nunca vio representada.
Fue a través de este donde se inspiró para la creación de este trabajo, en una casa que él relató a la perfección en la obra, con tres habitaciones contiguas y un patio interior, nada habituales en Valderrubio, pero que al poder entrar el Ayuntamiento una vez ya tenía en propiedad la casa pudo comprobar que era cierto.
Este fue uno de los hallazgos que más sorprendió, pues hasta entonces el inmueble había permanecido cerrado a cal y canto. Ahora mantiene la esencia, la distribución que tenía entonces, con una cocina, el patio, la cuadra que también relata Federico García Lorca.
Y en esas paredes se reflejó el trabajo que más veces ha sido traducido a otros idiomas. Exposiciones permanentes y temporales dan vida a este espacio desde este martes en Valderrubio, con la intención de hacerlo un enclave único, que permite no sólo un viaje en el tiempo, sino reencontarse con la Bernarda Alba mil veces imaginada en el patio de butacas de un teatro.
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