Marcados por una fatalidad
Víznar se ha unido a la lista de localidades que no olvidarán cómo un día la calma quedó rota por la pérdida repentina y extraordinaria de un vecino · Pinos Puente, El Jau, Monachil o la capital ya vivieron la misma situación los dos últimos años
La historia de la joven Ana Huete, fallecida accidentalmente en el terremoto que esta semana ha sacudido el centro de Italia dejando casi 300 muertos, ha traído consigo una nueva fatalidad que ha marcado para siempre la localidad de Víznar, el pequeño pueblo del Área Metropolitana donde llegó a vivir y ahora residían sus padres.
El caso de Huete ha vuelto a traer consigo a la memoria casos similares. Circunstancias del destino que un buen día quisieron marcar para siempre a algunas poblaciones del 'Cinturón' o a la propia capital por una desgracia en la que un mínimo detalle hizo que ese punto nunca olvide lo ocurrido. A la historia de Ana se le unen en Granada otras cinco más que dejaron sin consuelo posible a sus familiares y allegados y, además, marcaron sus lugares de origen para siempre.
Carmina, de Pinos Puente a Canarias
La teniente Carmen Ortega encontró en Canarias una de sus pasiones sin imaginar que también sería el lugar donde de forma repentina y por un accidente perdería la vida en marzo de 2014. Su caso, junto al de otros tres compañeros que cayeron con el helicóptero al mar, no estuvo exento de polémica pues, la búsqueda de los restos del aparato, y con ella la de la tripulación; provocó incluso la recogida de firma para que se habilitasen más medios en las tareas de búsqueda. El último viaje de Carmina a su tierra natal no fue el esperado. Pinos Puente quedó consternado por la pérdida de una vecina querida, activa en la vida social y deportiva de un municipio que vivió esperanzado en que se produjeran buenas noticias que nunca llegaron.
Un rescate convertido en tragedia
“La sensación que me queda es que a tu compañero te lo quitan por la cara. Hubieran venido a rescatarlo el sábado o el martes, el resultado hubiera sido el mismo: un asesinato”. Estas palabras de Juan Bolívar, integrante de la expedición de espeleólogos que se encontraba en Marruecos en abril de 2015 no dejaron indiferente a quienes escuchaban su relato en el Colegio de Arquitectos de Granada. Su compañero y amigo José Antonio Martínez falleció pese a haber sido rescatado, cinco días después por algo que los integrantes de la expedición calificaron de asesinato por parte de las autoridades marroquíes consentido, dijeron, por el Gobierno español. “Me siento impotente porque no he podido hacer más de lo que he hecho por ellos, me gustaría habérmelos traído vivos y aunque a Gustavo sabemos que se lo ha llevado la montaña, ha muerto en lo que le gustaba; José Antonio no tenía por qué haber muerto allí, a José Antonio lo han matado”, afirmó José Morillas el día del sepelio y despedida del policía granadino.
Dos granadinos en París
Los atentados del pasado mes de noviembre en París en la sala Bataclán también dejaron huella en la provincia granadina después de que hasta dos granadinos, uno de nacimiento y otro con familiares en el Jau (Santa Fe). Por un lado, Juan Alberto González, madrileño de residencia y había nacido en Granada, y se convirtió en una de las primeras víctimas españolas en los ataques terroristas cuando se encontraba en el interior de la sala de fiestas junto a su esposa. “La familia está rota y dolida. No nos creemos que hace cuatro meses estuviésemos en su boda y ahora nos llegue esta noticia. Tanto los padres como su mujer y hermana están en París, esperando noticias y novedades”, afirmó su primo ante los medios.
La otra historia que para siempre quedará vinculada a los ataques en la capital gala será la de Manuel Pérez, un hombre de doble nacionalidad franco hispana, de padres emigrantes residentes en El Jau, pedanía de la localidad de Santa Fe, que fue confirmado por las autoridades como la tercera víctima mortales en los atentados en París. Nacido en Francia dejó a dos hijas de siete y diez años. Estaba separado, aunque había rehecho su vida con una mujer, también víctima de las explosiones en la sala Bataclan. El municipio metropolitano quedó consternado por lo ocurrido.
Un madrileño en Monachil
Nacido en Madrid, Jorge García Tudela decidió trasladarse a Granada para desarrollar su carrera profesional en la Brigada de la Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía. Concretamente se instaló en Monachil, el pueblo metropolitano que no olvidará cómo un buen día de diciembre le arrebataron a su vecino después de los atentados en la Embajada de España en Kabul. Hasta allí, el agente se había trasladado solo tres meses antes para proteger al cuerpo diplomático español. Su intención era volver a comienzos de año, pero la explosión del coche bomba instalado por los talibanes no se lo permitió.
Un terremoto 'percibido' en Víznar
Ha sido la última historia que ha llenado de dolor y conmoción otra localidad metropolitana, Víznar. Se trata del municipio más pequeño de la comarca y cuya tranquilidad y calma ha visto rota por un terremoto que también ha sido 'percibido' por sus habitantes, a raíz de que una de sus vecinas, Ana Huete, perdiera la vida en Italia. Hasta allí había viajado para pasar unos días junto a su pareja y en ese mismo punto su destino estaba marcado. La repatriación de los restos mortales ha llegado con polémica, dado que el Gobierno español no se hará cargo de ello y tendrá que ser la familia a título privado la que lo haga. Víznar se ha convertido durante unos días en un pueblo marcado por el luto, cuyo silencio se ha podido oír a raíz de este tráfico suceso que, como todos los demás, dejó marcados a sus vecinos y calles por una fatalidad.