viernes 29 marzo
ASÍ ES MI ALCALDE - CHURRIANA DE LA VEGA  |   |

“Mi etapa como alcalde llega a su fin. No me presentaré a las Municipales”

El alcalde que más tiempo lleva al frente de una Alcaldía en la provincia de Granada, el de Churriana de la Vega, Vicente Valero (PP), asegura que es consciente de que “nadie es imprescindible y que hay que dejar paso a las nuevas generaciones”

El alcalde de Churriana de la Vega, Vicente Valero (PP), en la Plaza del Ayuntamiento. Foto: Álex Cámara

El alcalde de Churriana de la Vega, Vicente Valero (PP), en la Plaza del Ayuntamiento. Foto: Álex Cámara

Las primeras luces del día entran por un vistoso ventanal acompañadas de una suave brisa mañanera. Un mapa del municipio del siglo XIX centra la atención de un espacio no demasiado grande y escrupulosamente ordenado. En su interior, las idas y venidas, las llamadas al teléfono y los toques en la puerta, no cesan. Cual consultorio médico, unos entran y otros salen con el “tratamiento” en la mano. Su propietario, el hombre que lleva 27 años al frente de Churriana de la Vega. Vicente Valero (PP), médico de profesión, es el regidor municipal que más tiempo ostenta al frente de una Alcaldía en la provincia de Granada. Este churrianero de 54 años, también parlamentario andaluz, se considera un alcalde diferente y tiene muy claro que esa etapa “llega a su fin”.

Pregunta.- En los 27 años que lleva al frente de la Alcaldía de Churriana de la Vega, ¿ha tenido que poner muchos “tratamientos”?

Respuesta.- (Sonrisa) La verdad es que no. La actitud con cada uno de los interlocutores que se presenten en el camino es muy importante y, en ese sentido, no ha habido problemas. En Churriana hay un grupo político sólido, unido y cohesionado y no ha habido grandes dificultades porque se ha hecho partícipe a los demás antes de tomar una decisión, se ha debatido y no ha habido miedos. Nada de cisma. La organización del partido, en ese sentido, ha sido modélica. Aquí el trabajo que uno realiza no tiene color político, ni de izquierdas, ni de derechas. El que tú tengas que dar solución a las necesidades humanas o de gestión social no está vinculado con ideologías de derechas o de izquierdas porque todos los alcaldes queremos lo mismo, lo que sea lo mejor para el ciudadano. En cuanto a la oposición, es la que te hace fuerte. Un fuego cruzado en los distintos municipios, pero nada más allá del juego político.

P.- ¿Qué lleva a ese joven médico a dar el salto a la política?

R.- En realidad, no son profesiones tan diferentes, puesto que estás curando la salud social de mucha gente con la política. Estas puertas abiertas, esta cercanía y esta terapia social han dado lugar a la mejora de la calidad de vida de un entorno muy descuidado, donde no había equipamiento alguno, solo una Vespa que estaba averiada y una bicicleta. Hemos conseguido un pueblo referente por sus equipamientos y calidad de vida. Creo que fue el impulso de la juventud lo que me hizo dar el salto, dado que la juventud está llena de temeridad. Hay que tener sentido de valentía para afrontar este trabajo porque estamos muy al descubierto y somos muy vulnerables, somos el punto de mira en todos los sentidos. Quizás ahora no lo haría. El otro elemento importante que me hizo dar ese salto fue mi vocación para ayudar a los demás, siempre me han apasionado las relaciones humanas. No obstante, de haber sabido su dureza y la cantidad de renuncias que tienes que hacer, me lo hubiese pensado. Eres un ciudadano de segunda si quieres mantenerte en el tiempo y, aún si quieres mantenerte, no estás libre.

PERFIL | La superación como máxima en la vida
A sus 54 años, Vicente Valero se considera "un alcalde diferente", sobre todo, por la prolongación de su cargo en el tiempo. Con 27 entró a ese Ayuntamiento del que aún no se ha despedido y, en cuyo día a día, la superación tanto personal como profesional, se convierte en su máxima. "Son 27 años y eso ha marcado una personalidad. El ser así es lo que me ha hecho no solo poder resistir, sino convertir este trabajo de gran dificultad y cargado de grandes obstáculos en mi vida. Pero sé que el carácter hace tu destino y es la infancia la que marca el carácter, esas vivencias que experimentas de cero a diez años. A los nueve padecí la polio, de ahí que la discapacidad tenga una gran influencia en ese carácter. Ese plus de dificultad con la que contaba ya a los nueve meses, es lo que hace que con cada objetivo que me plantees tenga que hacer un doble esfuerzo para conseguirlo. Por eso nace mi necesidad de servir a los demás", cuenta Valero al tiempo que confiesa su virtud sociabilizadora. "Una virtud que comencé a desarrollar cuando a los diez años, en el pajar de mi casa, monté un club social con el que puse en marcha otras habilidades que no eran las físicas y que pasaba por la cercanía con los demás", añade."El ser alcalde -continúa seguro- es una vocación de gran entrega y responsabilidad que se lleva más dedicación, entrega y responsabilidad que el propio trabajo. Desde la política local, si ya la política es un trabajo que aporta mucho, se sirve a los demás y es enriquecedor. Pero dentro de política, entendiéndola como servicio a los demás, y no como un servicio a uno mismo ni al grupo que se quiera representar, es cierto que no hay verdaderos políticos porque el verdadero político realiza, gestiona, aporta, consigue y se entrega. Aquellos que tienen denostada la política son los que ni se entregan, ni se desviven ni tienen vocación de servicio a los demás".

P.- ¿Cómo ha cambiado este municipio en los casi 30 años que lleva a su frente?

R.- Mucho (contesta sin dilación). La basura se recogía con carro y burro. Los residuos domésticos se vertían en el centro del municipio. Había un vertedero justo al lado del instituto, donde se quemaba la basura todos los días, lo que no solo creaba olores, sino una gran contaminación. Recuerdo que esa fue la primera decisión que se tomó. No había biblioteca, los libros estaban tirados en un trastero; las calles sin asfaltar; el agua no llegaba a la primera planta; no había plazas ni parques; y los mayores se sentaban debajo de un árbol porque no tenían donde reunirse, fue cuando se hizo un hogar de mayores que se inauguró a los tres años de entrar. Además, nos dedicamos a desarrollar una política de proximidad, de recibir a los vecinos cuando lo necesitaban y para lo que necesitaban.

P.- Y en esas más de dos décadas como alcalde, ¿destacarían los momentos gratos o los que fueron menos?

R.- Son pocos los que se viven gratos (sonríe). El de ser alcalde es un trabajo de una estabilidad emocional importante. Cada día te despiertas sin saber con qué vas a desayunar. Sin embargo, esa gratitud la encuentras en los vecinos que son los que dan su confianza y el aliento que a veces se requiere. Quizá, una de las mayores satisfacciones la haya encontrado en todas esas veces que me presenté como candidato y mis conciudadanos me avalaron. El día que ganas las elecciones es un éxtasis que refuerza tu confianza. El cumplimiento de lo que has prometido es lo que te da credibilidad como alcalde, pero en lo que realmente creen los vecinos es en la expectativa de esperanza futura y luego tienes que cumplirla, es decir, el ser ambicioso en la consecución de logros y objetivos te hace tener la fuerza y el impulso necesarios para llegar y conseguirlo. A mí me trataron de loco cuando dije en los 90 de tener una piscina climatizada.

P.- Hace mucho hincapié en la superación profesional y personal, ¿ha encontrado algún obstáculo que le haya sido imposible salvar?

R.- Ha habido unos cuantos. Demandamos un Centro de Urgencias con el que estuvo dotado este pueblo desde 1972 hasta 2000, pues era cabeza de partido en el mapa sanitario de la provincia y se lo llevaron a Armilla. Otro obstáculo está siendo el Metro, no entendemos por qué no llega a Churriana de la Vega cuando en el proyecto inicial de transporte metropolitano se contempló que pasara por aquí. De hecho, se llevaron a cabo estudios y se hicieron las consultas pertinentes sobre puestas de terreno, pero de buenas a primeras se abandonó la idea a pesar de que contribuíamos a hacerlo sostenible porque el mal llamado Metro –es un tranvía que existía más amplio en los años 50- tiene un problema que es el mantenimiento. Solo puedes hacerlo sostenible teniendo un mayor mercado de clientes potenciales y, en lugar de eso, se cierra a Albolote, Maracena, Armilla y Artarfe, con lo cual esa potencialidad es mínima. El coste por vecino sale a seis o siete euros y las instituciones van a tener que intervenir para que sea un precio social. Algo que no pasaría, si el Metro llegase a Las Gabias, Santa Fe y Churriana. En materia educativa, nos falta un colegio que parece se va a resolver porque hemos cedido un solar de ocho mil metros ampliable a 12.000.

Vicente Valero, en uno de los momentos de la entrevista. Foto: Álex Cámara

Vicente Valero, en uno de los momentos de la entrevista. Foto: Álex Cámara

 

P.- ¿Qué acciones se han llevado a cabo en Churriana de la Vega para reducir su deuda viva?

R.- Es uno de los pueblos que menos deuda tiene y de los que más y mejor equipamientos posee, aspectos que se han conseguido a través de la optimización de recursos. Tenemos 80 empleados municipales, no como en otros Ayuntamientos que llegan a los 200. No por tener más, tienes mejores servicios. Hemos sabido sacar de los recursos improductivos -solares vacíos-, buenos servicios, caso de la piscina, que se hizo con la subasta de un solar y, en lugar de tener el dinero, se llevó a cabo esta instalación. Apenas se ha notado la crisis porque no hemos despedido a nadie ni cerrar o cesar un servicio. La deuda está en 4,5 millones de euros, lo que vale hacer uno de los edificios más pequeños. Estamos al día en nóminas, Seguridad Social y proveedores.

P.- ¿Cómo cree que será la Churriana de la Vega del futuro?

R.- Churriana es un pueblo dinámico, emprendedor y con mucho futuro. A su enclave natural, su situación geográfica le da muchas posibilidades. El mayor horizonte de oportunidades está en el equipamiento y la calidad de vida que hemos creado. Hemos velado por el deporte y se ha descentralizado porque cada barrio tiene una pista deportiva. Es el único pueblo que posee cuatro vías de entrada y salida al municipio. Además, se ha pasado de los cuatro mil a los 14.000 habitantes. En materia medioambiental, se ha crecido mucho, cada barrio tiene un parque. Hemos creado una nueva ciudad que está por construir a través del vial que inauguramos la pasada semana. La nueva circunvalación ha acercado más el pueblo a Granada siendo el pueblo mejor comunicado de la provincia, ya que en seis o siete minutos, no más, estamos justo en el centro de Granada con un vial moderno, amplio y seguro. En ese entorno hay diseñado un residencial con más de tres mil viviendas, siendo el único pueblo que está construyendo.

P.- Hablando de futuros, ¿va el futuro de Churriana ligado al de Vicente Valero?

R.- Estoy muy vinculado a lo que es el trabajo de la política, además soy feliz haciéndolo y estar dedicado a un espectro más amplio como es la provincia de Granada y el Parlamento andaluz es muy gratificante. Pero creo que he cubierto de forma óptima y adecuada una etapa importante de aportación a mi pueblo, soy consciente de que nadie es imprescindible, de que hay que dar paso a generaciones nuevas y que mi etapa como alcalde llega a su fin. No me presentaré a las Elecciones Municipales de mayo.

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