Millán, sensibilidad en el Festival de la Guitarra
Fuera de programa regaló la zamba argentina Alfonsina y el mar, en una acertada adaptación para guitarra
Una de las actuaciones más memorables del Festival de la Guitarra de Granada ha sido la de Mabel Millán, que quiso comenzar su concierto en el teatro del Centro Federico García Lorca hablando. Lo hizo para evocar la figura del Maestro Rodrigo, compositor al que está dedicado el Festival de este año, y para agradecer el cariño con el que el público granadino la había acogido. La cordobesa lleva varios días residiendo en Granada, donde registra la grabación de su próximo disco.
Comunión con el público
Millán es una artista que se ha caracerizado por disponer de una personalidad propia y además atractiva para el público. Estas dos circunstancias se dan en la ganadora del Grammy. Sus interpretaciones han destacado por casi alcanzar la perfección, con una gran sutileza y expresividad.
Millán ya estuvo en el Festival de la Guitarra el año pasado y este, repite por motivos propios, algo que de lo que solo puede presumir también Pepe Romero, quien diluido entre el público, seguía con especial interés su actuación y daba la sensación de que la avalaba con sus gestos.
Romanticismo y expresividad
La primera parte de su actuación estuvo marcada por un repertorio romántico y nacionalista, con Malat y Turina en representación española, y con el vienés Johann Kaspar Mertz.
Tras el descanso llegó el tiempo para el virtuosismo. Primero con la Sonata Giocosa de Joaquín Rodrigo, cuyo rostro, proyectado sobre el fondo del escenario, fue el encargado de recibir a los asistentes al concierto.
Continuó con el Capricho diabólico de Tedesco y llegó a su culmen con el Carnaval de Venecia de Tárrega. Fuera de programa regaló la zamba argentina Alfonsina y el mar, en una acertada adaptación para guitarra.