viernes 26 abril
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Por el alma más terrenal de Federico García Lorca

El espectáculo 'Tierra-Lorca' repasa el cancionero popular del poeta granadino con una obra compensada que traslada a la Vega de los años 20

La lluvia sí permitió el espectáculo en el segundo día. Foto: Álex Cámara

La lluvia sí permitió el espectáculo en el segundo día. Foto: Álex Cámara

Hubo que esperar un día más de lo que se había programado inicialmente, pero la prórroga mereció la penal. El Ballet Flamenco de Andalucía invita en su espectáculo 'Tierra-Lorca' a adentrarse en el alma del poeta universal granadino y hacer un viaje a la Vega de Granada de los años 20 que inspiró a Federico para sus creaciones más populares en los que no faltan tampoco zorongos, farrucas o romances.

El espectáculo emplea una escena en la que unos paneles sobre el fondo sirven como reposo de las imágenes que rememoran a Federico García Lorca, que además se emplean como 'biombos' para componer una escena que va variando de principio a fin y en el que los montajes audiovisuales también juegan un papel esencial.

Así comienza todo, con un montaje en el que Lorca pasa de ser uno de sus dibujos a integrarse en un mosaico que la música en tensión va introduciendo a los asistentes en un ambiente que va derivando a la primera aparición de toda la compañía, quien intercala su presentación en una introducción al zorongo hasta una transición al zorongo gitano, en el que el piano de Pablo Suárez impregna de recogimiento la noche con la voz de Mayte Martín mientras Ana Morales pone el baile sobre el tablao, que con una bata de cola bien manejada crea una fusión única sobre el escenario.

De ahí la escena se introduce en uno de los temas más populares de Lorca. 'Anda Jaleo' llena el escenario de bailaores junto a Ana Morales, quienes para entonces ya se dejan llevar por los sones que imponen las voces de Antonio Campos y Antonio Núñez 'El Pulga'. Entonces, cuando los acompañantes de ella sobre el escenario abandonan, Morales queda sola ante las guitarras de Jesús Torres y Juan Antonio Suárez 'Cano'.

La compensación en la obra es una de las notas predominantes, en las que cada artista tiene su momento para lucirse, bien con los temas de Lorca o bien con los de Encarnación López 'La Argentinita', a la que el Ballet Flamenco de Andalucía también rinde un reconocido homenaje. En la escena todo está especialmente medido, hasta cuándo la música en directo no debe restar protagonismo a los artistas que bailan, como sucede durante 'Trino y Púa'.

'Los cuatro muleros' de Lorca se lleva al espectáculo con una transición que va del piano a las guitarras flamencas y en el que un mantón de manila sirve como alianza entre la mujer y 'el de la mula torda', con pasión y sensualidad en cada paso que se ofrece sobre el escenario.

Farrucas, el 'Romance de los Peregrinitos' o 'Tangos de la Tierra' invitan a avanzar en la obra con bailes en solitario, como el protagonizado por David Coria o el que realizan en grupo Laura Santamaría, Alejandra Gudi, Florencia O'Ryan, Paula Comitre y Carmen Yanes en diagonal.

Si hay un momento intenso sobre todos cuantos pueden verse sobre el escenario es el solo que se marca Hugo Sellés, que convierte el taconeo en interminable después del 'Café de Chinitas' y en el que el silencio solo está roto por sus pies después de otro intenso mano a mano de Eduardo Leal y Hugo López.

La obra entra en su fase definitiva con cuatro escenas en las que se mezclan 'Las Morillas de Jaén', de nuevo con el piano como protagonista; 'Bambera' y 'Sones de Asturias' antes de concluir con unos 'Fandangos de Graná' con los que toda la compañía pone colofón de lujo para aproximarse al Lorca más terrenal, a él y al alma que dejó en plena Vega de Granada, la misma que tanto le inspiró en cada obra.

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