viernes 29 marzo
SEMANA SANTA 2015 - LA CRÓNICA DEL MARTES SANTO  |   |

Rayos de felicidad en cada rincón

En una calurosa jornada, las hermandades reciben el apoyo de fieles en sus salidas, itinerarios y regresos antes de afrontar el ecuador de la Semana Santa

En una Semana Santa que está siendo espléndida casi de más con la climatología, empieza a resultar complicado distinguir entre días grandes y días no tan grandes en base a la presencia de los fieles y devotos en las calles.

Granada volvió a echarse a la calle para afrontar la tercera jornada de la pasión en un caluroso día que dejó rayos de felicidad en cada rincón cofrade granadino, en este caso distribuidos por la carretera de Armilla, San Juan de los Reyes, Santa Ana y Santo Domingo, en donde cada cual escogió otra peculiar forma de vivir un Martes Santo más para enmarcar.

El Zaidín dio Lanzada y Caridad para rato, todo el que duró su estación de penitencia hasta su llegada. Foto: Alejandro Romero

El Zaidín dio Lanzada y Caridad para rato, todo el que duró su estación de penitencia hasta su llegada. Foto: Alejandro Romero

La dosis de cada día

La dosis zaidinera de la tercera jornada llegó desde la Parroquia de Los Dolores, en cuyo lugar se da cita la raza pura costalera de un barrio que vive cada vez con más intensidad la Semana Santa de Granada, a cuyo centro se aproxima cada día que sus hermandades protagonizan estaciones de penitencia para impregnar de buen hacer con cariño y sentimiento.

Cuando una hermandad se entrega al servicio de los demás esto también se nota el día que efectúa su estación de penitencia, como así quedó constatado en cada uno de los rincones del mismo barrio a cuyas gentes ayuda cada vez que así se lo requieren. Además, fue acertada la organización del cortejo, en el que parecen percibirse con alegría las charlas formativas que la propia cofradía se empeña en dar a sus hermanos.

Visualmente fue la salida más incómoda de todo lo que llevamos de Semana Santa, pues los 30 grados que marcaban el mercurio en el momento en el que el Cristo de la Lanzada atravesaba la carpa hicieron la justicia que él no tuvo cuando fue mandado a crucificar.

El sol fue un buen testigo para la salida de la Esperanza. Foto: Alejandro Romero

El sol fue un buen testigo para la salida de la Esperanza. Foto: Alejandro Romero

Un verde imborrable

San Gil y Santa Ana tiene la oportunidad de dar cobijo cada Martes Santo a una de esas hermandades con más identidad que existe en la Semana Santa de Granada con el verde imborrable de la retina de cada cual que la presencia por primera vez.

La Esperanza de Granada y Jesús del Gran Poder protagonizaron una multitudinaria salida desde su templo, siempre con las dificultades que ello entraña, y con la emoción de quienes llevan un año esperando revivir esos momentos únicos con la Torre de la Vela como testigo de excepción.

La hermandad estrenó un guión de la Expectación para aumentar el patrimonio artístico y durante el recorrido pudieron oírse las dos nuevas marchas 'Hermanos de Esperanza' y 'Poder y Gloria' con las que se ha ganado en patrimonio musical para esta cofradía, que vio cómo la calle Elvira volvió a quedársele pequeña para ser arropada por su barrio.

La Carrera del Darro volvió a quedarse pequeña ante el paso de una hermandad, en este caso la del Vía Crucis. Foto: Antonio Ropero

La Carrera del Darro volvió a quedarse pequeña ante el paso de una hermandad, en este caso la del Vía Crucis. Foto: Antonio Ropero

Una decana imprescindible

Resulta casi imprescindible para entender la Semana Santa de Granada un Martes Santo con el Vía Crucis, la Hermandad Decana de la ciudad que sigue poco a poco dando pasos acertados hacia su crecimiento, respaldo y sobre todo seriedad desde que se pone el primer pie en San Juan de los Reyes.

De nuevo las imágenes fueron espléndidas en este punto clave para vivir una Semana Santa de ensueño. La Alhambra, que tiene la mejor de las entradas posibles, presenció el discurrir en la ida y en el regreso de una hermandad que con humildad se presentó bien formada y organizada.

A ello hay que añadir el acierto que suponen los nuevos faroles granadinos para escoltar al libro del Vía Crucis, los dos principales estrenos de la jornada y que dieron mayor presencia de la cofradía en la calle, que además empieza a ganarse el respeto de propios y extraños para entender lo que es una hermandad silente.

El paso de Jesús de la Humildad ofreció bellas estampas en su discurrir. Foto: Antonio Ropero

El paso de Jesús de la Humildad ofreció bellas estampas en su discurrir. Foto: Antonio Ropero

Cañilla por cada rincón

No por ser la última en ponerse en la calle fue la menos importante. La Hermandad de La Cañilla llevó hasta la Carrera Oficial sentimiento realejeño desde Santo Domingo con uno de los pasos de misterio que dan sentido a la Semana Santa de Granada.

Alberto Ortega volvió a dar demostración de cómo guiar a una cuadrilla, con momentos especiales como los vividos en la calle Pavaneras -donde no obstante estuvo detenida durante 15 minutos por una incidencia en la Esperanza- o en el Pasaje Diego de Siloé, en cuyo punto se dieron cita cientos de personas para ver ese enclave que da 'puerta' a las hermandades realejeñas o albaicineras, entre otras.

El caoba es un color que sienta magníficamente a la Semana Santa granadina, como así queda constatado cada vez que el paso de la Soledad de Nuestra Señora pone un pie en las calles de Granada. El regreso en Santo Domingo volvió a ser emotivo por Jesús y María, además de en la propia plaza, en donde se volvió a producir ese 'pellizco' en la recogía de esta hermandad.

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