jueves 28 marzo
La Capital  |   | Europa Press

Reclaman soluciones ante la proliferación de botellones en plazas y miradores del Albaicín

El de Carvajales, con vistas a la Alhambra, es uno de los lugares al que han regresado los jóvenes para beber como ya ocurriera hace años

Restos de un botellón en el Mirador de Carvajales. Foto: @BajoAlbayzin

Restos de un botellón en el Mirador de Carvajales. Foto: @BajoAlbayzin

Los vecinos del barrio del Albaicín, declarado por la Unesco Patrimonio de la Humanidad, han alertado de la proliferación de botellones en plazas y miradores de este enclave patrimonial ante la llegada del buen tiempo y reclaman soluciones para evitar las consecuencias que se derivan de estas concentraciones de jóvenes.

El mirador de Carvajales, con vistas a la Alhambra, es uno de los lugares al que han regresado los jóvenes para beber como ya ocurriera hace años, antes de que se construyera el botellódromo; pero también en el Aljibe del Zenete, en la plaza del Álamo del Marqués o en el Huerto del Carlos.

La presidenta de la Asociación de Vecinos del Bajo Albaicín, Lola Boloix, ha explicado que, en general, los focos de botellón se localizan en pequeñas plazas y miradores; lugares "recogidos y con vistas" a los que se accede a pie y "por los que la Policía no suele pasar", lamenta.

Los vecinos relatan que, al margen de la suciedad que puedan generar estos botellones salpicados por el barrio, el principal problema es el ruido.

"La fisonomía del Albaicín no es compatible con el ruido porque el sonido se magnifica con el eco y las casas están prácticamente en la calle; muchas viviendas tradicionales no tienen aire acondicionado y los vecinos necesitan dormir con las ventanas abiertas", señala Boloix.

Los residentes del Albaicín lamentan que el botellón haya vuelto junto a sus hogares; y es que hace unos años este enclave a los pies de la Alhambra era incluso escenario de la Fiesta de la Primavera; al tiempo que lamentan que la Policía haga caso omiso a sus requerimientos cuando se produce algún problema de madrugada.

"Les llamamos y no vienen", censuran desde la asociación, que recuerda que el 80 por ciento del Albaicín es ya peatonal y por tanto requiere la presencia de agentes que patrullen a pie para poder acceder a todos los enclaves del barrio morisco.

Los vecinos reclaman en este sentido un trato "acorde con las necesidades del Albaicín", cuyas particularidades le hacen diferente al resto de la ciudad, recordando que es además un foco de turistas y un lugar patrimonial habitado que merece "desde ya" una planificación diferente.

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