miércoles 24 abril
SALUD  |   | Redacción aG

Superman y Dragonfly, dos de las siete nuevas drogas que hay en Granada según un estudio

Alertan también de la composición de las sustancias sintéticas que "la mayoría de las veces la gente consume sin saber qué contiene"

Imagen que tiene uno de los nuevos modelos de droga que existe en Granada. Foto: Policía de Escocia

Imagen que tiene uno de los nuevos modelos de droga que existe en Granada. Foto: Policía de Escocia

Un estudio realizado a pie de campo ha desvelado la existencia de siete nuevas drogas en Granada, según ha revelado el responsable de la clínica Tibbon de la capital, Ramón Bravo, quien ha alertado sobre el efecto de la composición de las sustancias sintéticas que "la mayoría de las veces la gente consume sin saber qué contiene".

Tal y como ha explicado Bravo a esta agencia, en 2014 un grupo de furgonetas se repartieron por todo el territorio español y, en Granada, paró en el municipio de Las Gabias, donde se ofreció a la gente que se acercaran para analizar el contenido de las drogas que tenían en su poder o que habían consumido, y fue tras estas pruebas cuando se detectó la existencia de las nuevas sustancia psicotrópicas.

El principal problema de estas drogas, ha comentado el responsable de Tibbon, es que sus consumidores "no saben lo que están tomando" y ha hecho referencia a nombres como "Superman o Dragonfly", así como al precio: "Mientras un gramo de cocaína oscila entre los 60 o 80 euros, estas pastillas o polvos cuestan cinco euros", una cantidad al alcance de la mayoría que, además, suele mezclarse con alcohol.

El consumo del cannabis, "cada vez más extendido y normalizado en la sociedad", es otro de los "grandes problemas" en relación al consumo de drogas, ya que, aunque se viene "fumando" desde hace décadas, en los últimos tiempos "se está alterando su composición de manera que la adicción aumenta hasta un 40 por ciento".

Las consecuencias del aumento y normalización de la ingesta de sustancias estupefacientes "se verá dentro de 15 años", ha argumentado Ramón Bravo asegurando que el "silencio clínico --tiempo en que el cuerpo no revela los efectos-- es largo", y mencionando que el porcentaje de sufrir enfermedades mentales a causa de este consumo aumenta, del cinco por ciento de predisposición genética hasta el 70 por ciento".

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