jueves 25 abril
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Embrujo en la noche de Falla

El Palacio de Deportes se llena para asistir a la apertura de la temporada de la orquesta granadina, en una noche mágica protagonizada por Marina Heredia y Fabián Carbone

Marina Heredia protagonizó uno de los momentos más esperados de la noche. Foto: Álex Cámara

Hay noches en Granada en las que las nubes no dejan ver la luna, en las que todo se oscurece o se queda más que con lo artificial que ofrece el alumbrado público. Sin poder observar el único satélite natural de la tierra y la iluminación que ofrece sobre el globo terráqueo.

Acostumbrados a poder disfrutar de ella en otras noches que llevan irremediablemente a los últimos coletazos del verano, este viernes fue el techo del Palacio de Deportes el que impidió viajar hasta lo más alto para dejarse llevar a los sones de la Orquesta Ciudad de Granada y su concierto inaugural de temporada.

Sin embargo, el viaje pudo hacerse con el mismo recorrido mental, pues con la dirección de Ricardo Casero los músicos de la orquesta granadina llenaron de magia una noche de embrujo, en la que el bandeonista Fabián Carbone y la cantaora Marina Heredia embelesaron a los más de 7.000 asistentes a un espacio acostumbrado a las canastas, los goles de fútbol sala y el padel pero también a grandes noches de la cultura granadina.

La de este 14 de septiembre será recordada por muchos como aquella en la que Falla les invitó a hacer un recorrido tan mágico como idílico, pero el gaditano 'entró en escena' en la recta final de una velada que sin embargo comenzó con goyescas de Granados para ir abriendo boca de un público ansioso por disfrutar de la voz de Marina Heredia.

El Palacio de Deportes de Granada casi se llenó para la cita musical. Foto: Álex Cámara

Antes que ella llegó el turno del bandoneón de Fabián Carbone, que con el tacto sutil de sus dedos trazó una sinfonía espléndida con el concierto 'Aconcagua' de Piazzolla. La sección de metal de la OCG pasó para interpretar 'Danzas del ballet Estancia' de Ginastera en el escenario, un 'cuadrilátero' situado a ras de suelo que además fomentaba la proximidad entre músicos y su público, el que nunca les falla en noches como esta.

Y antes de llegar a uno de los momentos esperados, la orquesta en solitario, sin batuta ni director, marcó el ritmo con las 'Bachianas brasileiras' de Villa-Lobos.

En una de las bocanas de acceso a la 'cancha' aguardaba vestida de un rojo sangre de toro Marina Heredia, quien eligió además un mantón blanco. El rojo y el blanco. Qué paradoja en un sitio tan deportivo para un día tan cultural.

La cantaora granadina puso en lo más alto de Granada una peculiar interpretación de 'El amor brujo' de Manuel de Falla, la obra trazada en 1925 a la que precedió 'El sombrero de tres picos'. Ahí los asistentes se habían entregado por completo a la OCG, a la voz de Marina y a la batuta de Ricardo Casero, quien tuvo palabras en la despedida para la ciudad y a la que dedicó la interpretación de 'Granada' para dejarla embrujada una noche más.

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