miércoles 24 abril
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Un estreno mundial, un debut, arabescos y Paris

Con este espectáculo se inicia una serie de encargos anuales a prestigiosos compositores internacionales

La Orquesta Ciudad de Granada, dirigida por Pablo Heras-Casado, con la participación del pianista suizo Francesco Piemontesi ofrecen un programa de gran evocación. El clasicismo vienés, ecos jazzísticos con aromas hispanos (y algo mozartianos), aires de las danzas francesas del XVIII y una apuesta por la creación actual dan contenido al concierto de este viernes.

Con el estreno mundial en el Festival de Granada se inicia una serie de encargos anuales a prestigiosos compositores internacionales. La composición del algecireño José María Sánchez-Verdú abre el concierto de la noche del 6 de julio, que será emitido en directo desde el Palacio de Carlos V por RNE-Radio Clásica y por la Unión Europea de Radiodifusión (UER).

La gran experiencia, formación y capacidad de afrontar propuestas sonoras para tan diferentes espacios, ponen de manifiesto la disposición de Sánchez-Verdú para resolver cualquier tipo de problema acústico y de abrirse a nuevas ideas, algo que se comprobará con la audición de su nueva obra, titulada Memoria del rojo. Se trata de una visión actual del alhambrismo sinfónico, un partitura refinada con una clara relación, casi física, pictórica y conceptual, con la Alhambra, con referencias a la cultura árabe, tan apreciada por el músico.

El prestigioso pianista suizo Francesco Piemontesi, que debuta en el Festival de Granada, interpreta el fantástico Concierto en sol de Ravel, en el que se aprecia, en uno de sus movimientos, un lirismo y ternura poética, de un sabor y de un aroma tales que evocan una tranquila noche en la Alhambra, con el rumor de las fuentes al fondo.

Ese movimiento está constituido con pentagramas directamente emanados de Mozart. Le tombeau de Couperin de Ravel, es un especial homenaje al compositor que abrió la senda de la música moderna francesa, a toda la música francesa y, a ese espíritu que la anima desde hace siglos. Ravel compartía con su admirado predecesor Couperin la pasión por la gracia y la lucidez, aspectos claves en la tradición de la música gala. También Mozart sintió la atracción por la cultura francesa.

Viajó a la capital del Sena en 1778 en compañía de su madre Anna Maria y se había introducido rápidamente en la rica vida musical creando diversas partituras de mérito, en las que se reflejan elementos de esa procedencia. De esa manera, nació su hermosa y popular sinfonía nº 31, conocida como “Paris”, gran obra que cierra el concierto que dirige Heras-Casado al frente de la Orquesta Ciudad de Granada.

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