Un lustro de maquinaria engrasada
Los granadinos votarán el 28 de abril y el 26 de mayo sus representantes nacionales y, los más importantes, los locales en un escenario marcado por la incertidumbre y la irrupción de nuevas fuerzas
Los granadinos, la igual que muchos españoles, ha vivido el último lustro con una constante maquinaria electoral engrasada. Los partidos no han dado apenas tregua a digerir unos resultados electorales para empezar a pensar en otros y justo cuando aún se mastican los datos de las últimas andaluzas ahora ya hay que pensar, de repente, en las Generales del 28 de abril y en las Municipales y Europeas del 26 de mayo.
Serán por tanto hasta nueve citas electorales -dos el mismo día- en sólo cinco años para la ciudadanía, que ha visto cómo ha ido evolucionando el panorama político en la provincia con la fusión de alternativas de izquierda, la aparición de otras que se dicen de centro y el estallido de la extrema derecha.
Desde que en 2014 se votasen las Elecciones Europeas en mayo, cita que se repite cada cinco años, han cambiado las cosas en el panorama político provincial, si bien el denominado 'bipartidismo' compuesto por PP y PSOE han vuelto al punto de partida, pero con la irrupción de nuevas fuerzas que han desbancado a otras que parecían estar bien asentadas en el arco político provincial.
Le ocurrió por ejemplo a IU, formación que ha pasado en estos cinco años de ocupar la tercera posición de fuerza política a renunciar a acudir en solitario con sus siglas e integrarse con Podemos para ser la cuarta fuerza en los últimos comicios andaluces.
UPyD ha desaparecido prácticamente de todas las quinielas, pese a que en 2014 ocupaba una digna cuarta plaza a la que ya amenazaba Podemos, mientras muy en el horizonte se vislumbraban los datos de Ciudadanos, el único partido que ha ido escalando desde las Municipales de 2015 hasta ser la tercera opción en la provincia.
VOX, por el contrario, tuvo algo de aliento en las Elecciones Europeas de mayo de 2014, hasta el punto de quedar a poco menos de 300 votos de Cs, la quinta fuerza, si bien luego volvió a un letargo del que ahora parece haber levantado por completo tras los resultados autonómicos, aproximándose a los 50.000 votos en Granada.
Con estos mimbres los granadinos deben acudir a las urnas primero en abril y después en mayo, dos citas que sin tener nada que ver en cuanto a lo que gestión ataña están marcados indudablemente por su proximidad y por la posible influencia que puedan tener unos (Generales) sobre otros (Municipales).
En las últimas locales PSOE y PP volvieron a mostrar fuerza en unos comicios en los que Podemos no concurrió bajo sus siglas y optó por hacerlo en la mayoría de casos por agrupaciones de electores que le permitieron entrar en muchos ayuntamientos del Área Metropolitana.
Es una incógnita por resolver ahora, en primer lugar, cómo se presentarán en muchas localidades y, en segundo, qué repercusión pueden tener en el arco político en el que se espera la irrupción de VOX y que Cs gane terreno al bipartidismo tradicional.
La incógnita por contra se mantiene para los comicios de abril, en donde PP y PSOE gozan de sus mejores momentos en esas elecciones, al menos en las dos últimas, obteniendo la mayor diferencia y mejores datos en votos de todos los procesos que se han venido celebrando en estos cinco años.
Las últimas elecciones Andaluzas han dejado sobre la mesa un escenario en el que el PP consiguió el porcentaje más bajo en votos de este último lustro -incluso de citas anteriores-; el PSOE perdió casi cuatro puntos, Cs experimentó un notable aumento de cinco puntos y Adelante Andalucía corroboró que presentarse en conjunto dejaba peores números que haciéndolo de forma conjunta.
Pero sin duda el nuevo cambio que se notará en la próxima cita electoral es cómo puede ser la irrupción de VOX en el arco político granadino, al contar con hasta el 11,37% de los votos en las pasadas Autonómicas, 11,17 puntos más que en la anterior cita electoral y casi once puntos al completo respecto a los últimos comicios celebrados en la comunidad.
Los cambios vertiginosos dejan a los partidos con toda la maquinaria electoral engrasada una vez más y lista con la intención de protagonizar el dominio hegemónico de un territorio, aparentemente en los datos, dividido en el punto de partida.
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