Un pregón cargado de catequesis e instrucción cofrade
José Cecilio Cabello protagoniza un anuncio que repasa la fe cristiana con recuerdos a todos los actores que participan en la Semana Santa
Aunque como en todos los pregones que se pronuncian en Semana Santa en Granada, sean el oficial o el de cualquier otra vinculación cofrade, la división de opiniones sea la nota predominante, casi como si de una tarde de toros se tratase; en lo que probablemente coincidan muchos los que asistieron este domingo al Teatro Isabel la Católica a presenciar el anuncio de los ocho días de la pasión es que las casi dos horas protagonizadas por José Cecilio Cabello estuvieron cargadas de catequesis e instrucción cofrade.
Con la sobriedad que lo caracteriza y la sencillez marca de la casa, el pregonero hizo un pronunciamiento cargado de repaso a todos los actores que participan en la Semana Santa granadina, intentando no dejarse a ninguno en el tintero, aunque como ardua tarea a buen seguro que no lo consiguió.
Cabello arrancó su anuncio después de haber sido presentado por otro pregonero, de hace unos años ya. El también concejal de Bienestar Social, Fernando Egea, fue el encargado de hacer los honores de dar venia a Cabello, que como no podía ser de otra manera estuvo arropado por tres de las hermandades que fueron, han sido y serán santo y seña de su devoción cristiana cada Semana Santa. Así, se hizo acompañar de un Cristo de los Favores, réplica del que existe en el Campo del Príncipe, de Manuel Ocón. Un candelabro pequeño de la Virgen de la Amargura. Y un llamaor del Despojado.
El pregonero arrancó su pronunciamiento recordando el 'adiós' del paso del Señor de la Resurrección y Santa María del Triunfo en su discurrir hacia el Zaidín como el colofón a la Semana Santa de 2015. Y después señaló: "Sí, fue ayer..., y ya aguardan impacientes las nuevas palmas y los ramos nuevos del inicio de su parsimoniosa danza en otra tarde de asombro soleado. Y los hebreíllos, con las carillas iluminadas por la inocencia y por los huecos de sus ojos, están a punto... ¡a punto de caramelo!".
En su introducción no faltaron los motivos cristianos de su pregón para posteriormente dar cabida al Año de la Misericordia, "la actitud divina que abraza, que acoge y que perdona". Después llegó el turno para dejar en el aire las dudas e interrogantes que le han venido a la mente desde el día en que fue designado pregonero oficial: "¿Qué he hecho? ¿Qué digo? ¿Qué se espera de mi? ¿No debería haber sido otra persona, con muchos más méritos, mejores cualidades y mayor capacidad de la que yo tengo la que debiera ocupar esa tribuna de la palabra?".
En las hermandades y cofradías ha habido y hay "situaciones difíciles y casos de irregularidades que nadie puede justificar (...) Cosas propias de nuestra débil limitada condición humana, del humano error y sus, a veces, torpes afanes protagonísticos. Nada, sin embargo, que no se pueda corregir y solventar con el evangélico espíritu de la humildad y diálogo que debe orientarnos, para no poner en riesgo aquello que decimos querer tanto; la Cofradía", dijo.
"Buscar a la divinidad en espacios, tiempos, rituales y ceremonias separadas de la vida, es contradictorio con una religión que cree en la filiación divina del crucificado, que pagó con su vida la lucha por realizar el reino de Dios en la sociedad", apuntó el pregonero en su apartado dedicado a la regiligiosidad popular, en el que aseguró que "el pueblo se identifica con las imágenes, porque reflejan las penas y los sufrimientos de todos los hombres, que encuentran una respuesta en el dolor del Nazareno y la Madre dolorosa". Cabello invitó a replantearse la forma de ser cofrades, de sentirse y actuar "cofrademente", porque "es mucho más que disfrutar de un ámbito de camaradería, que con ser algo bueno no es suficiente, y es más un modo de defender la tradición y el patrimonio cultural de un pueblo".
En primera parte, a Cabello no le faltaron alusiones a sus comienzos en su localidad natal, Colomera, el por qué de la Semana Santa o un recordatorio a sus predecesores. En este sentido profundizó en los pregones de la semana de pasión granadina, cuyo pregón "absolutamente único en insuperable" es el que vive el Campo del Príncipe cada Viernes Santo a las Tres de la Tarde. "Las hermandades se hacen cofradías cuando se echan a la calle acompañando a las sagradas imágenes de sus titulares en la pública estación de penitencia", sentenció antes de introducir otro bloque relativo a la imaginería cofrade.
Después llegó el turno para las advocaciones de Cristo de cada una de las 32 hermandades y corporaciones nazarenas de la Semana Santa de Granada, en las que fue entremezclando poemas y versos con su visión particular de cómo vive Granada esos días únicos para cada cofrade.
De cada una de ellas fue mezclando los símbolos esenciales de la pasión granadina con el de los distintos capítulos del evangelio, desde el Domingo de Ramos al Domingo de Resurección, casi por orden cronológico y pasando por cada uno de los pasos que representan la pasión por las calles de Granada.
Cuando pudiera parecer que concluía su pronunciamiento, Cabello dedicó un poema íntegro a María para dar cabida a cada una de las titulares de la Semana Santa de Granada. Por último se refirió a los costaleros y a los capataces para acabar con una llamada especial: "¿Estáis puestos? Esta levantá del grande y prodigioso paso de nuestra Semana Santa va por 'toa Graná'. ¡Toos por igual! ¡Con el alma y el corazón valientes! ¡Nos vamos de frente y que sea lo que Dios quiera! ¡A esta es!".