miércoles 24 abril
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Un sentimiento, una tradición y una misma familia

Devoción, pasión y tradición son las características de la familia Sabater · Cofrades desde la cuna, participan activamente en la Semana Santa granadina

Un sentimiento, una tradición y una misma familia

izq a derecha, Víctor Sabater Martín, Víctor Manuel Sabater Peiró, José Miguel Sabater Martín, Pablo Vargas Sabater y Víctor Sabater Sánchez.

Costaleros, camareras, penitentes, capataces o monaguillos son algunas de las formas de vida que toman los miembros de esta familia durante la semana de pasión, muerte y resurrección de Cristo.

“Desde pequeña en mi casa se ha vivido intensamente la Semana Santa, mis padres y mis abuelos pertenecían a diferentes Hermandades, mis hermanos eran costaleros, mi madre era camarera y yo lo he sido y sigo siéndolo”, cuenta Cristina Sabater, cofrade de larga trayectoria.

Junto a su hermano Víctor Manuel, nacieron en el seno de una familia cofrade con raíces sevillanas. “Mis abuelos eran del barrio de la Macarena y devotos de esta Virgen” explica Víctor Manuel Sabater. “Mi madre era vestidora de la antigua Virgen del Vía Crucis, mi padre era apoderado de toreros y en nuestra familia siempre hemos seguido estas tradiciones”.

En esa hermandad, donde la madre de Víctor Manuel y Cristina empezó como vestidora, toda la familia ha seguido la tradición cofrade.

“Pertenecemos a la hermandad del Vía Crucis por tradición familiar. Además de ser la hermandad decana de Granada, la familia de mis abuelos vivía en el barrio de San Jerónimo cuando en aquellos entonces estaba la hermandad en la Catedral. También, un familiar por parte de mi madre –su primo hermano– era hermano mayor de esa hermandad”, recuerda Víctor Manuel como los motivos por los que la familia pertenece a Real Hermandad del Santo Vía-Crucis, Cofradía de Nazarenos de Nuestro Padre Jesús de la Amargura, María Santísima de las Lágrimas y Nuestra Señora de los Reyes.

“Soy capataz, he sido costalero, mi hermano también lo ha sido, mi hermana es camarera, nuestros hijos lo han vivido desde pequeños”, es la explicación de Víctor Manuel de porqué continua la tradición en la familia. No solo ellos procesionan el Martes Santo.

Los hijos de ambos hermanos también llevan en la sangre la devoción por esta Hermandad, así como por muchas más hermandades de Granada.

Cristina destaca que la única forma que existe para que esta tradición prevalezca es la de inculcar a los pequeños de la casa el respeto por esta fecha, hacerles vivir desde dentro cómo vive un costalero. “Desde siempre se nos ha inculcado el respeto por esta fecha, así lo he hecho con mis hijos y mis sobrinos. A mi primer sobrino lo llevaba en brazos detrás del paso de su padre”.

Víctor Sabater Sánchez, Pablo Vargas Sabater (hijo de Cristina), Víctor y José Miguel Sabater Martín (hijos de Víctor Manuel) componen la tercera generación de la familia Sabater que pertenecen al Vía Crucis.

“Desde que era pequeño salía con la cuadrilla como aguador. Mi padre y sus amigos eran los costaleros con los que salía en las procesiones y siempre me gustó. Ahora mismo llevo unos cuatro años saliendo debajo del Palio de los Reyes”, comenta el mayor de los primos, Víctor Sabater Sánchez. “Siempre fui buscando la figura del costalero, veía a mi padre salir y soñaba ser costalero. Cuando cumplí los 15 años empecé a salir como costalero de la Virgen de la Misericordia y después me metí bajo el palio del Vía Crucis”, añade.

Víctor y José Miguel, los pequeños de la familia tienen 13 y 11 años, llevan dos años participando en las salidas del Vía Crucis como monaguillos y sueñan, al igual que lo hacía su primo Víctor, con ser costaleros. “En mi casa hemos vivido siempre la Semana Santa. Mi padre (Víctor Manuel) siempre ha sido cofrade y el resto de mi familia igual”.

“Siempre se ha salido a la calle a ver los pasos de las cofradías o a vivir las cofradías desde dentro”. Pablo, el hijo de Cristina, también se mueve dentro de este mundo incluso más que sus primos. “La Semana Santa en mi casa es una locura. Estamos todo el día fuera, cada uno en una cofradía diferente. Llegamos a casa para cambiarnos, comemos un poco y volvemos a salir. Eso sí, en mi casa no es Semana Santa del todo sin la leche frita de mi madre”, explica.

Cristina Sabater Peiró, en sus inicios como camarera

Cristina Sabater Peiró, en sus inicios como camarera

Semana Santa dulce

Los dulces de esta fecha son también un punto en común que tiene esta familia. Víctor Manuel recuerda que la tradición de los roscos y los pestiños típicos ya venía de sus abuelos, “nunca faltan en casa”. Cada uno de ellos señala que en casa en esta fecha no pueden faltar los dulces, esos dulces que se toman al llegar a casa después de un largo día para reponer fuerzas para el día siguiente.

En la sangre de esta familia no se encuentra solo la tradición de pertenecer al Vía Crucis. “El Domingo de Ramos nos vestimos de traje y salimos todos a ver las capillas de las demás Hermandades” recuerda Pablo. “El Viernes Santo vamos al Campo del Príncipe para acompañar a la Virgen de la Soledad y durante el resto de la semana cada uno sabe cuáles son sus obligaciones… en verdad es la semana que menos paramos en casa”.

Y es que en esta familia no descansas desde que llega el Viernes de Dolores hasta que se encierra el último paso del Domingo de Resurrección.

En la casa de Cristina y Pablo, la ropa de toda la semana tiene que estar lista antes del Viernes de Dolores. “Dejo todo colocado para cada día. La ropa de trabajo, los costales, las medallas y todo lo que necesitamos se queda listo sólo para llegar a casa, cambiarse y salir de nuevo” comenta Cristina recordando el caos de semana que tienen por delante.

El Vía Crucis no es la única Hermandad a la que pertenecen los miembros de esta familia. Cristina recuerda que la primera vez que ella salió con una Hermandad fue alumbrando a la Virgen de la Alhambra cuando tenía 12 años. Debajo del paso que tiempo atrás alumbraba su madre, Pablo es costalero ahora.

Los cuatro primos han pasado por la mayoría de las hermandades de Granada, casi pudiendo decir que actualmente hay un Sabater en cada una de las Hermandades de Semana Santa de Granada.

A estos jóvenes cofrades, no solo le han inculcado desde pequeños la pasión por la Semana Santa, sino también a recordar durante los días de penitencia a los familiares que ya no están con ellos. En cada una de las salidas, Pablo lleva un rosario que perteneció a su abuela y después a su madre; Víctor no se separa de una medalla de la Virgen de las Angustias regalo de su padre y el pequeño Víctor tiene una medalla antigua que pertenecía a su padre.

Diferentes son las sensaciones que viven cada uno de los miembros de la familia Sabater, pero todos llegan a la misma conclusión; “la Semana Santa de Granada es muy suya, por mucho que la queramos comparar. Tiene sus imágenes, sus calles, su color, pero sobre todo a su gente”, y su gente, como la familia Sabater que seguirán dentro del mundo cofrade mientras puedan, o como dice Víctor Manuel“hasta que me muera”.

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