Una conjura que también da puntos
El buen ambiente en el vestuario del Granada CF contrasta con las malas vibraciones que se percibían entre jugadores la pasada campaña
La plantilla del Granada CF, cuerpo técnico incluido, participó en una cena de equipo hace dos días. Foto: @ChicoFlores12
Para que las cosas salgan bien en una plantilla que aspira a lograr cotas tan altas como el ascenso directo a Primera División solo un año después de haber ascendido nada puede dejarse a la casualidad.
Así, a los aspectos que tienen que ver con lo que sucede en el terreno de juego también hay que cuidar y sembrar en el ambiente que se genera en el exterior. Porque ello también da puntos.
Para muestra, el botón de la temporada pasada. En la última jornada Memo Ochoa sacó a relucir la falta de profesionalidad de algunos compañeros durante la temporada, de cómo otros se habían borrado en momentos débiles. Algo que este mismo año ha corroborado Adrián Ramos, uno de los pocos que queda del nefasto año del descenso.
Dicho de otro modo. El mal rollo existente en el vestuario la pasada campaña fue, en mayor o menor medida, un aliciente más para que las cosas no salieran como debían en los momentos clave.
Borrón y año nuevo
Nada que ver con el ambiente que se respira en el vestuario del Granada CF esta temporada, en la que hay dos elementos fundamentales que contribuyen a que el buen rollo entre futbolistas también se traslade al terreno de juego.
La ambición y el compañerismo son dos de los ingredientes esenciales en todos los integrantes de una plantilla en la que se entremezclan jugadores jóvenes con veteranos, en los que hay pequeños grupos dentro de un gran grupo y en el que se hace vida dentro y fuera del trabajo suyo.
Así, es habitual poder observar en las redes sociales de los futbolistas cómo comparten vida social por la ciudad o cómo bromean dentro del vestuario, lo que en dinámicas positivas como la que tiene actualmente el equipo también ayuda a conseguir que casi todo salga bien.
El pasado miércoles la plantilla y el cuerpo técnico compartió cena en un restaurante de la ciudad, una de las varias quedadas que ya han protagonizado los componentes del primer equipo del Granada CF y una conjura para seguir alimentando un elemento tan esencial como meter la pelota en el fondo de la red.
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