Una gama de Lunes para cada cofrade
El segundo día de la pasión da cobijo a todos los apasionados de la Semana Santa, con contrastes del Zaidín al Realejo a San Antón o la Magdalena
Si hay un día en el que la gama de posibilidades para elegir entre las estaciones de penitencia de las distintas hermandades es más amplia ese es el Lunes Santo, en el que los cofrades tienen la posibilidad de escoger entre recogimiento o recogías de barrio, entre la soledad de pasos de vírgenes o cristos o decantarse por el enclave que más le apetezca de la ciudad.
Los cuatro puntos cardinales cofrades de Granada estuvieron representados en otra jornada espléndida, en la que aunque con menos afluencia que el día anterior sí se dejó notar la presencia de cofrades, fieles y devotos en las calles, principalmente en los regresos, donde los amantes de estos días echaron el resto, cada uno en su lugar preferido.
La Hermandad del Trabajo volvió a levantar la expectación de un barrio entero. Foto: Antonio Romero
Nacidas para la costalería
Hay quien nace para ser médico, los hay que nacen para ser cantante y las hay que nacen para ser costaleras del Cristo del Trabajo. Qué honor. Las chicas guiadas por Crstian Causolas llevaron el Zaidín en estado puro durante toda su estación de penitencia, pero en particular en la Carrera Oficial, donde presumieron de barrio y de clase costalera.
No quedaron atrás tampoco los chicos, con el paso de la Virgen de la Luz, bella estampa aún quedándose sin corona por unos minutos por un pequeño 'traspié'. La presencia de la Banda de Fuente Vaqueros tras el paso de palio dio mucha más entrega y dedicación al discurrir de esta hermandad en la calle, repartiendo corazones zaidineros en cada rincón del centro de la ciudad.
Los pétalos cayeron a modo de lluvia y eso que hacía buen tiempo. Foto: Alejandro Romero
Sabor a más
A sus 75 años desde la fundación de la Hermandad, los Lunes Santo no serían lo mismo sin la imagen de Los Dolores en la calle, sin ella ni sin ese salmón innato vinculado de por vida a la Carrera del Darro, de nuevo un enclave único para vivir el segundo día de la pasión.
Aunque en junio volverá a pasear por las calles de Granada, la historia de este día ya está escrita en esta hermandad albaicinera, en donde la Alhambra y Los Dolores se dieron la mano eternamente para fundirse en una obra de arte de singulares características y para regocijo de todo cofrade.
El barrio de la Magdalena se llenó de Rescate en la tarde del Lunes Santo. Foto: Antonio Ropero
Un Señor
Hay en la tarde de cada Lunes Santo una combinación perfecta. Una fusión de sentimientos, de paisajes y de enclaves que solo se produce una vez cada Semana Santa. Se trata de la que protagonizan en la tarde del segundo día el Señor de Granada y el barrio de la Magdalena.
El Rescate no entendería su estación de penitencia de no ser por su barrio, ni su barrio tendría ningún sentido si no fuera por el firme cuidado con el que el Señor lo guarda cuando está a las puertas de celebrar los tres siglos desde que se tallara la imagen por parte de Diego de Mora. El regreso se hizo especialmente emotivo en cada rincón y en la plaza de la Magdalena, la gran 'privilegiada' de darle la bienvenida y el adiós más esperado cada vez que los costaleros de José Luis Pérez lo ponen en la calle.
La Virgen de la Amargura lució una corona de pitiminí por su coronación canónica. Foto: Antonio Ropero
Realejo monumental
Pocas veces podrán los cofrades de Granada y visitantes de Granada ver sin corona de oro a la Virgen de la Amargura. Pero para qué, si la titular de la Hermandad del Huerto no necesita más reconocimiento de que es Reina antes, ahora y siempre. La cita de este Lunes Santo pasará a la historia como la última antes de que se produzca la coronación canónica con un palio que está a la altura de su presencia, con unos bordados en oro sobre terciopelo azul que hacían 'innecesarios' los ciriales del palio.
A ello hay que añadir sendas bullas de regreso hasta la calle de las Comendadoras de Santiago, donde el Realejo se hizo monumental para recibir al Señor de la Oración y a la Virgen de la Amargura y en donde las emociones estuvieron a flor de piel, aguantando hasta bien entrada la madrugada granadina, que casi llega al 30 de mayo por las chicotás de ambos pasos. A buen seguro a más de uno no le habría importado.
San Agustín impuso el silencio en cada rincón por el que pasó. Foto: Alejandro Romero
El silencio habla
El último cortejo del día llegó desde la calle San Antón, con la presencia imponente del primer crucificado de la Semana Santa de Granada. El Cristo de San Agustín fue imponiendo el silencio en las calles de Granada, solo roto por la música de capilla que le acompañaba o el rastreo de las zapatillas de los costaleros sobre el suelo.
A él le seguía la imagen de la Consolación, una estampa única de la Semana Santa de Granada, acompañada por una coral que invitaba a sumergirse en el dolor de una madre que está próxima a perder a su hijo cruficiado.
Quizás la Semana Santa de Granada aún necesite retoques y cosas que mejorar para alcanzar el diez pleno, pero nadie podrá negar que el Lunes Santo es tan singular como único en toda Andalucía y más allá de Despeñaperros si se visita la capital de la Alhambra, con un abanico de posibilidades para todos los corazones y sentir cofrades.
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