sábado 20 abril
Área Metropolitana  |   | Texto: Noelia S. Lorca | Foto: Álex Cámara

Una quema a fuego lento y sin 'penas'

Santa Fe vivió en la noche de este miércoles su tradicional quema de 'El Penas', una celebración que tiene su origen en la ciudad homónima de Nuevo México

Delante de ellos esa iglesia, a veces ignorada con el vendaval de la rutina, parecía envuelta en llamas. El rojo de las figuradas lenguas de fuego se mezclaba con los amarillos y cobrizos. De repente, y con el estallido del cañón de música, la nave se erigía lista para zarpar. En esta ocasión, los vigías solo encontraban ese rumbo perdido bajo el negro manto de las noches de agosto a través del tronío de las estrellas. De repente, cual inicio de una aventura de esas en las que se cruzaban océanos a bordo de una carabela, el pulso se detuvo, las luces llenaron el espacio y las llamas acabaron con las penas.

Santa Fe vivió en la noche de este miércoles su tradicional quema de 'El Penas'. Una celebración que sirve para dar el pistoletazo de salida a las fiestas del municipio y que congrega, cada año, a miles de santaferinos en la Plaza de España -se festeja desde 1985, pero es el segundo año consecutivo que se ubica en este lugar-. En un marco incomparable y ante la atenta mirada de propios y extraños, 'El Penas' sirvió, una vez más, para decir adiós a esas malas experiencias y recuerdos y dar la bienvenida a otros mejores con los que afrontar el nuevo que comienza.

Hacia las 21.30 horas, y con la falla ya colocada en medio de la plaza, los vecinos esperaban ansiosos el inicio del festejo. El calor invitaba a salir a una calle que poco tardó en llenarse. Desde un bar, semisubidos a una farola, a hombros de otro o en el balcón de unos amigos. Daba igual, lo importante era tener los menos obstáculos delante para poder apreciar con nitidez todos los detalles.

Hora y media más tarde, ya con la plaza y los alrededores llenos, en el balcón del Ayuntamiento se daban los últimos retoques a toda la estructura para que nada pudiera fallar. Tras las palabras del alcalde de Santa Fe, José María Aponte, que invitaba a todos sus conciudadanos a lograr, junto con Palos de la Frontera y Baiona La Real, la declaración de ciudades Patrimonio Inmaterial de la Humanidad por su vinculación colombina, se encendió la mecha que acabaría prendiendo esa imitación de una carabela.

Un auténtico espectáculo de luz, sonido y fuegos artificiales que no dejó indiferente a nadie y que todos quisieron inmortalizar pantallas arriba. Los móviles se convirtieron en los aliados perfectos para guardar en el recuerdo un momento como el de anoche.

De este modo, los santaferinos han comenzado unas fiestas que, aunque austeras, empiezan cargadas de buenos augurios con una tradición única en toda la provincia de Granada.

 

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