Santa Fe 'sumerge' sus penas
La localidad metropolitana abre cinco días de diversión con un espectacular juego de luces, sonido y fuegos artificiales que abarrotaron la Plaza de España
El compromiso de los seres humanos en la lucha contra la contaminación de mares y océanos ha de estar latente en el día a día. No arrojar los restos que quedan tras un día de playa, ser cuidadosos con las aguas donde millones de especies y fauna que habitan en ella. Santa Fe ha querido concienciar sobre ello con un espectacular inicio de sus fiestas.
Como manda la tradición desde hace 34 años, la Plaza de España se ha vuelto a quedar pequeña para presenciar un inicio de fiestas que es único en todo el Área Metropolitana y la provincia, en el que las luces, los fuegos artificiales y la música toman el protagonismo ante la imponente fachada de la Iglesia de la Encarnación.
El hilo conductor de la quema de El Penas de este año invitaba a sumergirse de lleno en los problemas de las especies más débiles en muchos casos, que se encuentran con los residuos que los propios humanos les van lanzando sin tener en cuenta el riesgo que entraña para su supervivencia.
Durante casi 20 minutos los asistentes pudieron presenciar un espectáculo protagonizado con música de Mark Petrie y Joseph Trapanese, en la que la fachada de la Iglesia se transformó en el fondo del océano antes de mirar al cielo y ver que desde abajo la luz siempre está presente.
La fachada poco a poco fue contextualizando a los asistentes con un maping de colores y textualizaciones con proyecciones de distintos tipos, todos con una música que hacía sumergirse de lleno en los mares.
A ello añadir el espectacular juego pirotécnico, que en alguna ocasión dieron más de un sobresalto a más de uno, pero formando parte del encanto de una noche única para Santa Fe.
Todo para culminar con la quema de una falla en la que se reproducía el lema '#consumoresponsable' y 'marsinplastico', en la que además los santaferinos depositaron sus penas para que ardieran por completo.
Santa Fe ya vive con intensidad sus Fiestas de San Agustín, cinco días en los que está prohibido amargarse por los problemas y en los que la programación variada invita a la diversión, pues las penas ya están sumergidas.
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