Volver a empezar como hace ocho años
Cuando Pina cogió el Granada CF en Segunda B hubo que hacer 20 fichajes y solo mantuvo a dos futbolistas del año anterior
En el fútbol ha situaciones que son cíclicas y que, en ocasiones, parecen repetirse en determinados patrones y circunstancias. Así, habrá aficionados al Granada CF que recuerden que no hace mucho tiempo el club volvió a empezar de cero para un proyecto ambicioso que también tenía el ascenso como objetivo obligado.
Ocurrió en la campaña 2008/09, cuando Quique Pina en la presidencia, de la mano de Gino Pozzo como inversor, entraron en el club granadinista para recomponer un equipo que solo unos meses antes dejaba imágenes como sus jugadores de rodillas suplicando el cobro de sus nóminas.
Totalmente desahuciados, Juan Carlos Cordero en la dirección deportiva tuvo que hacer un arduo trabajo para recomponer un equipo en el que solo se quedaron dos hombres del año anterior y hubo que fichar a hasta 20 componentes más.
Entonces, los granadinos Javi García y Manuel Lucena fueron los únicos que se quedaron para afrontar el difícil reto de llevar al Granada CF a Segunda División A, aunque la meta no la iban a hacer solos, obviamente, sino con refuerzos llegados de diversos clubes y con la fórmula Udinese como estandarte.
Así, fichados por el club italiano para luego recalar en el Granada CF se produjeron las incorporaciones de Mainz, Iván Amaya, Tariq, Javi Casares, Dani Benítez, Rubén, Nyom, Felipe, Óscar Pérez e Ighalo.
La fórmula de la cesión -sin intermediario italiano de por medio- también funcionó para otros nombres como Raúl Fernández (Athletic) o Joselu (FC Barcelona).
Además, el Granada CF fichó a Martín Ortega (Atlético Ciudad), José Juan (Águilas), Granada (Puertollano), Torrecilla (Alicante), Cámara (Hércules), Berrocal (Real Madrid), Playa (Rayo Vallecano B) y Coke (Murcia B).
El equipo también tuvo entrenador nuevo. Miguel Ángel Álvarez Tomé fue el encargado de conducir la nave, aunque a ocho jornadas del final fue cesado en beneficio de Fabri, que fue el encargado de conducir al equipo a buen puerto. El empezar de cero no fue entonces ningún trance, sino todo lo contrario.