martes 16 abril
Opinión  |   |

8 de marzo

El movimiento feminista tiene vida propia y su fuerza no está ligada a las discrepancias políticas. Su naturaleza supera ese debate y sigue firme en la reivindicación de la igualad y el respeto entre géneros. Los poderes institucionales y los partidos políticos, cada uno en lo que le toca, deben tomar expresa nota sobre el fondo de la cuestión y que no solo basta con palabras.

Me defino como feminista y como tal debo decir que me causó estupor la ausencia del debate parlamentario sobre la reforma de la Ley Solo Sí es Sí de las personas vinculadas a Izquierda Unida y de la propia Sra. vicepresidenta del Gobierno, Yolanda Díaz, que ni siquiera acompañó a su compañera de gobierno, la Sra. ministra de Igualdad, Irene Montero. Esto, sin duda, es un regalo más que gratuito que ha hecho el partido socialista a la derecha con la que ha aunado esfuerzos para debilitar la posición de Podemos, provocar una quiebra en el movimiento feminista, con efecto rebote en la continuidad del gobierno de coalición y así, llegado el momento y si los astros se alinean, justificar una ruptura con la vista puesta en las próximas elecciones generales.

El resultado de esa estrategia ha sido desastroso para sus impulsores, la radiografía que ha emergido es la imagen del nefasto bipartidismo y una flagrante contradicción, esta es, el partido socialista impugnando su propia Ley, cuando la Fiscalía General del Estado ha reforzado la batalla jurídica contra las reducciones de penas a los agresores sexuales. O cuando, Tribunales Superiores de Justicia como el de Andalucía, Castilla León o el de la Rioja vienen dictando resoluciones revocatorias de los Autos judiciales de las Audiencias Provinciales que rebajaban la pena en esa sutil interpretación de la aplicación al reo de la ley más beneficiosa, que nadie pone en duda y el que suscribe, por supuesto, que tampoco. Que no haya disposición transitoria en la citada Ley no impide su aplicación si la pena impuesta está dentro de la horquilla prevista legalmente.

Pero, volviendo al quid de la cuestión. La división provocada por el PSOE respecto de Podemos, como se ha visto, no ha influido en que cientos de miles de mujeres y hombres se manifiesten por la igualdad entre géneros. Todo el escenario electoral que hemos observado en el Congreso de los Diputados no ha afectado a la revolución feminista que camina firme, más bien y tristemente, lo que ha conseguido es dañar la calidad de nuestra democracia y ha sido el mejor presente para la campaña de los grupos de presión mediática lanzada por la derecha y la extrema derecha contra Irene Montero y a la que ha contribuido la puesta de perfil de Yolanda Díaz y Alberto Garzón, muy metido ahora en eso que ha llamado “disputar el liderazgo a Podemos”.

La supuesta victoria de ese gremio de veteranas feministas del PSOE o en la órbita de este, de haberse producido por la aprobación de la auto contrarreforma de la Ley, es pírrica y solo es encuadrable en la deslealtad a los propios principios y por supuesto al feminismo que tiene como máxima en correlación con el 8 de marzo, que es un día feminista, casi al ciento por ciento y que coge de la mano a las mujeres cisgénero, bisexuales, transexuales, las mujeres pobres y con bajos salarios, las mujeres que hacen los cuidados, a las mujeres migrantes para caminar juntas hacia la igualdad de géneros.

España, con el gobierno de coalición, se ha situado como un referente feminista en el mundo, ahí están las leyes del aborto, de la protección a las víctimas de la violencia de género, la Ley Trans, la Ley sobre la Garantía Integral de la libertad sexual, el salario mínimo vital, la subida del salario mínimo y por supuesto, la ley de Protección a la Infancia. Esta es la fuerza del movimiento feminista, el gran adversario de la derecha y la extrema derecha. Es el dique de defensa de la mejor democracia y de palanca real de cambio a mejor.

El movimiento feminista debe seguir firme en sus posiciones y este miércoles habló y advirtió, especialmente al Partido Socialista, que los acuerdos son para cumplirlos, que no se puede dar un paso atrás y que el temblequeo de piernas que le ha dado solo puede contribuir a que la derecha con la extrema derecha gane las próximas elecciones generales, aún los grandes logros y avances legislativos conseguidos por el gobierno progresista de coalición.

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Columnista
Salvador Soler

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