sábado 20 abril
Opinión  |   |

A cualquiera de nosotras

En una escena de la película “La lista de Schindler”, Helen Hirsch, la esclava judía del comandante SS del campo de concentración de Plaszow, Amon Göth, le confiesa a Oskar Schindler que no hay una pauta de comportamiento que se pueda seguir para salvar la vida. El comandante se despierta, sale al balcón con su rifle y mata arbitrariamente a quien se cruce en la mirilla. Da igual que esa persona haya cumplido con todas las obligaciones impuestas por la esclavitud nazi, incluso que lo haya hecho excepcionalmente bien. En el campo de concentración la muerte no tiene reglas que te instruyan como evitarla.

Vine a vivir a Granada con 18 años cuando empecé la carrera. Entonces compartí piso con amigas durante varios años de salidas y entradas, clases, encuentros, marchas, gimnasios, conciertos, bibliotecas... En estos últimos días no paro de pensar que en cualquier momento pude ser una víctima más de Las Manadas. Yo y ellas, ellas y cualquiera de nosotras. Porque da igual el perfil, no importa tu origen rural o urbano, no importa si cursaste estudios universitarios o no, si ideológicamente eras más progresista o menos, si volvías pronto a casa o tarde o incluso si no salías, si tenías como costumbre la utilización de taxis o no, si hacías deporte o tu pasión estaba en los conciertos, si te gustaba la cerveza o los refrescos de cola, si salías con la gente de clase o lo hacías sola, si tenías pareja o no, si ibas o venías…da igual, a cualquiera de nosotras nos podía haber pasado, a cualquiera de nosotras nos puede pasar. Solo hay que ser mujer.

Como decía Helen Hirsch, no hay un patrón que puedas seguir que te salve necesariamente de ser violada, porque la violación es una estructura de nuestra sociedad. Por eso, hablamos de cultura de la violación cuando la judicatura no sabe explicarnos y explicarse que es una violación; cuando se nos culpa porque nuestra ropa es la que provoca, porque no insistimos lo suficientemente en el “no quiero” o porque habíamos bebido demasiado; o peor aún cuando a consecuencia de todo ello los únicos mensajes para evitar las violaciones se dirigen a nosotras y no a ellos que son los que nos violan.

Y así es como lamentablemente, en distintos contextos y entornos, la chica víctima de La Manada es la culpable de lo que le hicieron; y lo es porque sigue existiendo un conjunto de creencias y pensamientos que hacen de la violencia sexual hacia las chicas sea algo completamente normalizado y hasta excusado.

Y es que no solo somos vistas por el patriarcado como las que nos cruzamos por la mirilla del rifle de sus ojos, sino que para individuos como los de La Manada y en especial para El Prenda somos como pollos asados en un expositor tal y como hemos conocido una vez hechas públicas las conversaciones de su grupo de Whatsapp. Maldita la comparación, pero a su vez y desgraciadamente muy esclarecedora de la cosificación que sufrimos las mujeres por si aún hay quien no se había dado cuenta.

Y mientras tanto cada día, conocemos nuevos casos de violaciones. Ahora las conocemos porque las contamos, porque estamos hartas y cansadas de que se sigan manteniendo esas estructuras que nos perpetúan en la desigualdad y en lo que es peor, en el miedo. Es el mismo miedo que nos hace tener que salir corriendo o cambiarte de acera en determinadas ocasiones.

Un consuelo: si ahora lo contamos es porque tenemos más conciencia de que aquello que nos pasó no fue culpa nuestra.

Olga Manzano
Parlamentaria andaluza del PSOE por la provincia de Granada

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