miércoles 24 abril
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Altos vuelos

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Parece que alguien se ha dado cuenta de que tenemos olvidada una de las grandes herramientas de mejora de la economía granadina, nuestro aeropuerto Federico García Lorca.

En palabras de la propia directora  Marta Torres “el crecimiento del aeródromo no puede ser solo en cifra de pasajeros, sino también en conexiones, algo en lo que se tienen muchas esperanzas puestas en los dos próximos años”.

Estas manifestaciones las vertía cuando anunciaba que para este invierno se habían asegurado conexiones regulares a Barcelona, Madrid, Melilla y Palma de Mallorca y, en el extranjero, con Londres, dejando entrever además la posibilidad cercana de abrir nuevas rutas internacionales.

Señora Torres pues eso que usted propone es algo vital para la ciudad y seguramente toda la provincia.

Quién tuvo la oportunidad de disfrutar de la circunvalación de Granada el pasado viernes, recorriéndola de sur a norte, o de norte a sur, percibiría cierta condensación de vehículos recorriendo la misma en un ejercicio de romería prenavideña, que nos augura unos gratos y prolíficos atascos en las próximas semanas. Y es que al final, los clientes de cualquier centro comercial que se abra en la ciudad van a ser siempre los mismos, nosotros.

Granada es una ciudad, con su Área Metropolitana, con una economía endógena, y por lo tanto limitada, a no ser que se abran las puertas a clientes, turistas, visitantes e inversores externos.

Mientras esto no ocurra, podemos tratar de reubicar a los clientes en centros más, grandes más bonitos o más caros, pero al final siempre serán los mismos, quienes cojan su coche y salgan a comprar, en un modelo de consumo, importado de Norteamérica, por cierto.

A quién se le diga que la nuestra es la ciudad de la Alhambra, de Sierra Nevada, ciudad de la Poesía, y todo el embrujo que queramos. Pero que a la hora de la verdad, es una ciudad que vive de los 60.000 estudiantes de la UGR, con lo que ello implica de escasez de infraestructuras, inversiones y en cambio todo tipo de ofertas “low cost”, y de calidad también “low cost”.

Un paseo por cualquier calle céntrica de Málaga o Sevilla, podría ilustrar mejor estas ideas.

Granada necesita explotar sus recursos, y para ello hay que traer a quién se deja el dinero aquí. No puede valernos que un par de autobuses de viajeros lleguen cada mañana desde Málaga o Sevilla a ver la Alhambra y al caer la tarde se vuelvan por donde han venido. Es fundamental que Granada sea su destino y su lugar de estancia.

Y para ello el aeropuerto es trascendental.

Cuando Ryanair llegó a Granada y abrió el aeropuerto a rutas de varios destinos internacionales, la cosa funcionó. Hasta que las instituciones granadinas, allá por el año 2010, encabezadas por su Ayuntamiento, decidieron dejar de invertir en dichas rutas. Y desde ahí hasta hoy declive constante.

Apostar por la apertura de rutas internacionales en nuestro aeropuerto debe ser una de las prioridades de nuestras instituciones. Granada debe abrirse al mundo y explotar su potencial y no conformarse con ser una ciudad de segunda o tercera línea con un aeropuerto residual.

Gustavo García
Historiador y escritor

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