viernes 29 marzo
Opinión  |   |

Ante los ataques todos a la huelga

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Hoy 26 de octubre se está llevando a cabo una huelga educativa para defender la tan mermada educación pública. Desde luego se trata de una huelga más que justificada, donde deberían participar tanto estudiantes, como profesores, como toda la comunidad educativa en general, porque son los propios cimientos de la educación pública, gratuita y universal los que están en juego. A raíz de esta “crisis”, todos los sectores han sido fuertemente golpeados y desde luego la educación no ha quedado al margen.

La Lomce tiene ya el sello de caducidad, pero ahí no acaba el problema de los estudiantes ni de los jóvenes en general, debemos ampliar el debate y entender que lo que está ocurriendo en este sector forma parte de un puzle complejo. Se ha hablado y escrito mucho sobre todos los males que se derivaban de la Lomce, pero no podemos permitir que el mismo espíritu se cuele en otra Ley educativa por la puerta de atrás. En definitiva, estamos inmersos en un cambio de modelo cuya piedra angular es apuntalar la situación de subalternidad de las clases trabajadoras, generalizando y perpetuando la precariedad laboral y la desigualdad, por tanto la educación y la situación de los jóvenes es un elemento vital, en liza de cara al futuro.

Entorno a la educación siempre se señala que hay que garantizar la igualdad de oportunidades. Sin embargo este concepto tan utilizado por todos los partidos políticos y sectores, nunca ha existido plenamente. Por apuntar un dato, en el último Informe Pisa se señala que los estudiantes que provienen de familias con renta baja tienen una probabilidad tres veces mayor de quedar rezagados que el resto. Los últimos cambios van en la misma línea, por eso no sólo hay que combatir la LOMCE, con el PLAN BOLONIA, ya se pasó a una educación superior más “profesionalizante”, que suponía entre otros aspectos nocivos, la realización de un Máster tras cuatro años de Grado.

En Plan Bolonia supuso la entrada triunfal de la ideología neoliberal en nuestras Universidades. Si la matrícula de un Grado en España es cara, el precio se dispara si hablamos de un Máster, por tanto esta decisión política es una traba más para que los hijos de familias humildes no puedan acceder a estudios superiores. Según un informe realizado por CCOO presentado en marzo de este año, la matrícula de un Grado en España es 20 veces más cara que en Alemania y si hablamos de Máster es 40 veces más, con una media que supera los 2.000 euros.

Si hablamos de la situación particular de Andalucía no es demasiado alentadora. Para el curso 2014/2015 se contaban entre 800 a 1.100 docentes menos que afectando sobre todo al personal de apoyo. En 2014 Andalucía junto con Cataluña, fueron las Comunidades Autónomas que más recortaron en Educación. Ayudas para estudiantes como las Becas Segunda Oportunidad o las Becas Adriano se han recortado en los últimos años hasta en 10 millones de € lo que supone un recorte del 74%.

La situación tan paupérrima que viven los jóvenes en la actualidad, donde se bloquea el acceso a la educación superior a los hijos de trabajadores, de precarización laboral y de falta de derechos, no es una situación coyuntural. Es decir, no se trata de hacer un esfuerzo presente para un futuro mejor, se trata de una situación generada por políticas concretas que tiene vocación de permanencia.

Dicho de otro modo, la “crisis” ya ha pasado, ahora nos encontramos ante un nuevo escenario donde después de muchos intentos y “ajustes” se está blindado el modelo neoliberal en todas las esferas. La condición periférica del sur de Europa, desindustrializada y sin una apuesta en Investigación y Desarrollo, sitúa a los jóvenes más formados en una condición de “outsider”, en un sistema “productivo” basado en los servicios de sol y playa que demanda camareros y cocineros precarios que generen grandes plusvalías.

La política no se puede observar desde elementos aislados del conjunto, sino que cada parte es una tesela de un gran mosaico. Es decir, la precarización laboral sobre todo en la juventud, aunque no exclusivamente, forma parte de un proyecto político para la periferia. Un escenario de regresión de todos los derechos conquistados con sudor y sangre, un nuevo escenario, por tanto, de generalización de la precarización laboral y de pérdida de derechos que condena nuestro presente, y que afecta a nuestro futuro.

Si hablamos del futuro, uno de los aspectos más perniciosos que va a provocar la situación presente será la pérdida de la generalización de las pensiones universales. Muchos de los jóvenes que hoy tienen 30 años y que no han cotizado a la Seguridad Social o sólo lo han hecho unos meses, muy difícilmente podrán cobrar la pensión de jubilación completa. Desempleo, ejército de reserva, caída de los salarios y el comienzo de la capitalización de las pensiones, todo forma parte de una misma cadena. Parece que no es casualidad que veamos ahora más que nunca anuncios sobre planes de pensiones privados. Dicho esto, tampoco parece casual que los mayores beneficios de la banca privada estadounidense no se basen en las hipotecas sino en la venta de paquetes de planes de pensiones. Y es que las políticas que arruinan la vida de muchas personas son las mismas políticas que generan ingresos millonarios en unos pocos.

A pesar del pesimismo de la razón, debemos quedarnos con el optimismo de la voluntad. Hay razones para luchar y hay razones para la esperanza. Una nueva Ley educativa no tiene que poner de acuerdo a todos los partidos, es un error pensar que una Ley con una amplia mayoría parlamentaria sería una buena Ley educativa, sino que se necesita un proyecto de futuro, que sea realmente participativo donde puedan incidir todos los sectores implicados y que tenga una visión de conjunto cuyo último objetivo sea romper la relación subalterna y de periferia.

Nadie nos va devolver lo que ya nos han robado y el futuro puede ser aún peor, pero el primer paso para cambiar la historia es la toma de conciencia. Debemos saber que ha provocado esta situación para cambiar el negro destino que han escrito por nosotros. Debemos luchar por una Educación pública, universal y de calidad, pero entendiendo que hay un puzle no sólo miremos la pieza que tenemos delante.

Toni Álvarez
Polítologo y Doctorando en Ciencias Sociales

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